Señor Mostaza: Sonrisa de ganador

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«En realidad siempre pienso que el mejor disco es el inmediatamente anterior. Cuando sacamos ‘Somos poco prácticos’ pensaba que no era mejor que ‘Mundo Interior’… y ahora pienso que es lo mejor que hicimos»

Que Señor Mostaza publique su tercer largo, «Podemos sonreír», tendría que ser noticia destacada por todos los medios, jaleada por los aficionados al mejor y más inteligente pop. Pero nada, seremos unos cuantos los que nos alegraremos de la buena nueva y disfrutaremos como posesos ante esta primorosa nueva entrega. Los demás, pues ellos se lo pierden.


Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.


Las melodías diáfanas trazadas con escuadra y cartabón, las armonías vocales primorosas de poso sixtie, la agudeza de unas letras tocadas por el punzón de la ironía… todo eso y mucho más se encuentra en “Podemos sonreír” (Hall of Fame), el excelente tercer largo de los valencianos Señor Mostaza. Buena oportunidad para conversar con Luis Prado, factótum de la banda, quien compagina sus labores creativas al frente del cuarteto (que completan Paco Tamarit a la guitarra, Alejandro “Boli” Climent al bajo y Edu Omedo a la batería) con su incansable trabajo como teclista de apoyo de M Clan, Fito & Fitipaldis o, recientemente, la gira de despedida de Miguel Ríos. De nuevo el omnipresente Carlos Raya a los mandos de producción: ¿Significa eso que la ausencia de novedades equivale en su caso a buenas noticias, aquello de «no news, good news»?: “Supongo que sí… a mi juicio, lo importante es que las canciones sean buenas y no ser repetitivo, y por los comentarios que voy oyendo, parece que son ‘good news’” La renuencia a cambiar sus claves se concreta en un sonido inmediatamente reconocible (de esos que uno puede localizar en pocos segundos en una escucha casual y fugaz en su tienda de discos habitual, como le ocurrió al firmante), un productor de cabecera, una formación estable y la fidelidad al sello utielano Hall of Fame, en el que se sienten igual de cómodos que siempre: “Sinceramente, no barajamos cambiar de sello. Normalmente, el propio Luis González, responsable de Hall of Fame, nos ayuda a buscar algo con un poco más de medios, pero con ‘Mundo interior’ ya resultó bastante exasperante, por decir algo…”

Tratando de delimitar diferencias con sus precedentes, quizá haya que recurrir al socorrido argumento cualitativo, el mismo que serviría para afirmar, sin temor a equivocarse, que “Podemos sonreír” es lo mejor que han hecho nunca. Pero en el caso de Prado no es exactamente así. Él no quiere formar parte del nutrido club de compositores que sistemáticamente piensan que su último trabajo es el mejor: “No, en realidad yo siempre pienso que el mejor es el inmediatamente anterior. Cuando sacamos ‘Somos poco prácticos’ pensaba que no era mejor que ‘Mundo Interior’… y ahora pienso que es lo mejor que hicimos.” Seguramente la preponderancia del teclado en sus canciones tenga mucho que ver en esas trazas tan reconocibles, aunque en contrapartida implique que a veces se carguen demasiado las tintas en una serie de influencias a la hora de buscar paralelismos (Ben Folds, Leon Russell, Randy Newman), y que a veces se obvien otras: “Estoy de acuerdo. Empecé a oír un montón de cosas de Randy Newman (que me encanta) porque lo nombraban siempre en nuestras críticas. Yo he hecho algunas canciones con la guitarra, y luego las toco al piano… pero bueno, que el piano está ahí llevando la pauta, eso es obvio, forma parte de nosotros.”

Lo que sí que se aprecia desde la primera escucha, por el contrario, es un salto importante en el extremo cuidado de las armonías vocales, en el que han rizado el rizo: “Sí, tuvimos un día y medio entero a Paco Tamarit plantado delante del micro haciendo mil coros diferentes… creo que unas cuantas canciones lo pedían.”

Canciones, canciones y más canciones. El mundo de Señor Mostaza está pleno de estupendas canciones, y en cada una de ellas podrían encontrarse muchas referencias a nuestra cultura popular, guiños jocosos a personajes (de muy diversa catadura moral) del entorno que nos rodea o alusiones a determinados momentos que van conformando la educación sonora e incluso sentimental de una generación que se acerca a los 40 con un descreimiento para el que es preciso contar con buenas dosis de sentido del humor. Nos quedamos al menos con un par de muestras: en primer lugar, con los recuerdos infantiles borrosos de unos tiempos en los que Eurovisión, con algo parecido al crédito, no era el decadente desfile de freaks en que lleva años convertido: se llama ‘Eurovisión 70’s/Podemos sonreír’, y Luis Prado lo explica así: “Más que crédito, un poco más de glamour sí que tenía. Los músicos tocando en directo… aunque todo es relativo, claro, uno de mis primeros recuerdos musicales impactantes era Micky cantando ‘Enséñame a cantar’, que supongo que ahora me horrorizaría. Para mí, cuando era un crío, era un primer acercamiento a la música, y lo mismo soñabas con ser como Arconada que ganar Eurovisión. En algún momento de su vida, supongo que todo el mundo sueña con una gran ovación y globos de colores y eso… aunque reconozco que después, al terminar unas cuantas canciones, pensaba: ‘Ésta ganaría Eurovisión con un jurado que hubiera comido setas alucinógenas.» La otra es ‘Epílogo’, un cierre nostálgico cuya solemnidad –que contrasta con la proverbial chanza del grupo– destila cierto vértigo por lo mucho vivido desde aquellos tiempos en los que algunas viejas cintas TDK, acumulando polvo en algún estante, eran como salvoconductos con los que penetrar en fascinantes mundos paralelos: “Bueno, el paso del tiempo casi siempre deja un poso triste… es que no paro de mirar las cintas de vídeo, las casetes que tengo por casa, y sé que no las voy a volver a oír, y que tampoco las voy a tirar…”

Una última curiosidad: ¿cómo digiere Luis Prado el bascular entre auditorios masivos junto a las vacas sagradas arriba mentadas y las reducidas salas en las que actúan Señor Mostaza? ¿Es algo plenamente asumido? ¿No comporta un cierto riesgo de esquizofrenia?: “Un poco. Yo ya me llevé mi shock cuando al poco de disolver The Flauters, mi anterior grupo, a los dos días estaba tocando para M Clan y yo no tenía que cargar y montar el piano… y eso que estaban en su época más dura. Pero lo cierto es que al final, solo ves las primeras filas. Pero es que para mí cambia mucho estar al frente de todo, con tus canciones, que de teclista acompañando a otros, que también mola, ¿eh? Pero es diferente…”

Desde aquí puedes acceder a la web de Señor Mostaza.

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