Punto de Partida: Ignacio Julià y los Sex Pistols

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«Es un disco especial para mí porque fue el que me compré justo cuando empezaba a publicar textos en revistas como Star o Vibraciones»

 

Escritor y padre del periodismo musical contemporáneo, dentro y fuera de nuestras fronteras, Ignacio Julià se pasea hoy por «Punto de Partida» para hablarnos de uno de los discos que le cambiaron la vida. Fundador en 1985 de la legendaria revista Ruta 66, al frente de la misma durante décadas y hoy, su jefe de edición, Julià ha escogido el debut (y único disco) de los Sex Pistols como una de esas obras que le acompañaron en sus primeros pasos profesionales y le impulsaron definitivamente a querer dedicarse a la música en cuerpo y alma. En ello sigue, siempre en pie de guerra a grito de rock and roll; de hecho, hace unas semanas lanzaba al mundo su nuevo libro, Linger on: The Velvet Underground, publicado en inglés por el sello de Thurston Moore, Ecstatic Peace Library, y editado por Eva Prinz.

 

Sex Pistols
Never mind the bollocks, here’s the Sex Pistols
VIRGIN RECORDS / WARNER, 1977

 

Texto: IGNACIO JULIÀ/ EFE EME.

 

Comienza Julià recordando cómo y cuándo se hizo con la ópera prima de los Sex Pistols, ese álbum que dinamitó los parámetros de la escena musical internacional hace cuarenta y cinco años, y removió el entendimiento sociocultural con una manera de trabajar el sonido y una actitud sediciosas y combativas. «Lo compré en 1977, claro. En la mejor tienda de discos que había entonces en la calle Tallers, en Barcelona, Discos Castelló. En vinilo, editado aquí por Ariola. Debió costarme unas quinientas pesetas. ¿Tres euros y pico…?». Parece mentira.

«Tras la separación de los Beatles, en los setenta, padecí las plagas de los cantautores, el rock duro y el sinfónico/progresivo, que tanto molaban a mis compañeros de clase. La eclosión del punk me salvó la vida en ese aspecto. Rock abrasivo, enojado, adolescente, sexy… Todo lo que necesitaba con 21 años», continúa explicando.

Confiesa que este no fue su primer disco, más bien todo lo contrario, pero sí está entre esas adquisiciones decisivas que te cambian la idea de todo: «El primer elepé que tuve fue A hard day’s night, de los Beatles. Mi álbum de referencia vital y profesional es The Velvet Underground & Nico. Y en los setenta mi educación la impartieron Ziggy Stardust, de Bowie, y Born to run, de Springsteen. Hay una línea directa que va de Ziggy a Rotten, ¿no? Never Mind the Bollocks es un disco especial para mí porque fue el que me compré justo cuando empezaba a publicar textos en revistas como Star o Vibraciones. Siempre digo que fue el último que compré, aunque obviamente no sea cierto, porque pronto las discográficas empezaron a mandarme álbumes promocionales».

Como Never mind the bollocks se trata del único disco que publicaron los Sex Pistols, es imposible realizar una comparativa con otros trabajos suyos; sin embargo, Ignacio Julià sí dedica unas palabras al papel de la banda británica en aquel tiempo, en aquel mundo: «¡Es el único elepé de los Pistols! El resto son colecciones de sobrantes y recopilaciones varias. Sex Pistols fueron un golpe del destino, inesperados y efímeros, como debe ser el mejor rock. Un arte que debería autoinflamarse al empezar a tomarse en serio. Además, ejemplifican otro rasgo paradójico del rock, la condición artificial de lo que pasa por auténtico: los inventó Malcolm McLaren, eso sí, con una óptima materia prima».

Quizá, a día de hoy, no se trate de uno de esos discos que siga haciendo girar a todas horas; pero es que, como él mismo explica, no hace falta: «Es de esos discos que ya quedan integrados en tu ser, con versos que saltan a la mente de vez en cuando, riffs que siguen retumbando en las tripas. Además, sigue sonando por todas partes… ¡Hasta en el Disney Channel!».

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