La tierra de las mil danzas. Los grandes del soul, de Luis Lapuente

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LIBROS

«Si alguna vez han sentido la necesidad de escuchar la canción de un artista de raza negra, este libro les va a ser imprescindible»

 

Luis Lapuente
La tierra de las mil danzas. Los grandes del soul
EFE EME, 2020

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Como complemento de su recorrido por la historia del soulEl muelle de la bahía y de la música disco, Luis Lapuente edita este La tierra de las mil danzas, que enfila idénticos horizontes, pero focalizando desde otra posición: aquí la perspectiva es el artista. Así que escoge ciento uno —el mismo autor se da cuenta de que es un número simbólico y no una serie cerrada, podían ser mil uno— y establece biografías, valora y recomienda canciones y álbumes. Por supuesto, aparecen encajados en bloques definidos por décadas, con todo lo laxo que puede ser eso para artistas que empezaron en los 60 y aún siguen ahí.

Hay, desde luego, material que complementa esta —al fin y al cabo— enciclopedia. Una introducción que aporta el contexto social, una cronología que sitúa la evolución del género —cuesta llamarlo así por el batiburrillo de influencias y estéticas— y un apéndice final en el que desglosa una lista de canciones, las que el autor considera significativas o magnéticas.

Atendamos al concepto: canciones. Porque por mucho que el marco estructural se centre en biografías, las aportadas son consecuencia de canciones mágicas, vibrantes, llenas de sensaciones, capaces de lograr que nuestras neuronas espejo lleven hormigueo al corazón. Así que uno ha de leer el libro con un bolígrafo y un cuaderno al lado para ir apuntando nombres y obras, para buscarlos después en las plataformas, para apretar play y envolverse en sentimientos. Tanto más en este tipo de textos que despliegan melodías que ya son parte de la memoria popular, pero también esos artistas a los que el tiempo ha desvanecido, o que incluso nunca han tenido repercusión. ¿Han escuchado ustedes a Swamp Dogg o Howard Tate? Pues esta obra les avisa de que merecen la pena y les indica por dónde empezar su descubrimiento.

Evidentemente, el grueso de las fichas va para los años 50 y 60, casi un ochenta por ciento de las entradas, y se aprovecha en ellas para completar decorados, no solo atendiendo al artista, sino también al mundo de la radio, por ejemplo, a la historia de los sellos y a diversas curiosidades como que un Marvin Gaye jovencísimo tocase la batería en el “Please Mr. Postman” de The Marvelettes. Precisamente a él va dedicado el texto más extenso, en el que se desgrana también la historia de la Tamla Motown, no en vano era de la familia.

En definitiva, una obra multifuncional que sirve para todos los públicos. Para el erudito —que tendrá sus datos aquí bien ordenados—, para el degustador o para el simple aficionado. Si alguna vez han sentido la, aunque sea leve, necesidad de escuchar la canción de un artista de raza negra, este libro les va a ser imprescindible.

Anterior crítica de libros: Guía del Madrid de La Movida, de Jesús Ordovás y Patricia Godes.

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