La otra vida: la confusión de Anni B Sweet

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«Me siento muy confundida, el futuro lo veo muy borroso y el presente, que es lo más real, no es un lugar muy agradable en el que estar ahora mismo»

Nominada a los Video Music Awards de Berlín y a los Premios MIN, y recién llegada de su gira europea, Anni B Sweet ha cancelado su gira por España y México y se refugia estos días, sobre todo, en la música y la ciencia. Por Arancha Moreno.

 

Texto: ARANCHA MORENO.

 

Tenía el mundo por recorrer, o como dice en su último y jugoso álbum, el Universo por estrenar (Subterfuge, 2019). Pero Anni B. Sweet, que acababa de llegar de tocar por Europa con un público «creciente y fantástico», no ha podido seguir con su gira española ni con la mexicana. Ha cancelado sus conciertos con la esperanza de poder retomarlos algún día, aunque por ahora el paisaje musical es una absoluta nebulosa. «Me siento muy confundida, de pronto el futuro lo veo muy borroso y el presente, que es lo más real, no es un lugar muy agradable en el que estar ahora mismo. No solo porque no pueda hacer lo que más me gusta, que es de lo que vivo, sino por los pensamientos que me rondan de forma intermitente pero constante sobre todas las familias que deben estar pasándolo tan mal y viviendo una pesadilla. Es una sensación de impotencia, duda, tristeza y, a la vez, una calma extraña que aún no sé describir bien. Supongo que es pronto para hablar de sentimientos claros», dice.

Anni vive en Granada, con su pareja y con su perro. La casa no se le cae encima; está acostumbrada a pasar largas temporadas preparando canciones y grabando maquetas, y cuando tiene tiempo siempre acude a la lectura, a la escritura o a la música, entre otras cosas, pero el telón de fondo sí le preocupa. «El problema es la razón por la que todos estamos en casa, eso lo complica todo porque la situación mental no es muy luminosa y no ayuda mucho», admite. «También tengo mis momentos, pero intento no pelearme con la situación. No vale de nada, creo».

Estas semanas de parón impuesto están sirviéndole a Anni para pensar. «Me estoy dando cuenta de la velocidad en la que he vivido estos años y luchando con ese modo automático en el que es tan fácil caer», afirma. La inconsciencia del comienzo le hizo sobrellevar mejor las primeras semanas; las últimas las ha llevado peor. «Supongo que es un proceso que necesita su tiempo. La situación no me inspira nada de momento, solo siento preocupación, esto no quiere decir que haya días que lo lleve de una forma mas tranquila y ello me permita evadirme de todo». Cuando lo consigue es, sobre todo, a la nueva temporada del programa de ciencia Cosmos: «Me está dando la vida, me encanta. Es una forma preciosa de reconciliarse con todo lo que nos rodea, tanto lo visible como lo invisible». También le ayudan las lecturas, entre ellas La Gaya Ciencia de Nietzsche, «un clásico que no había leído nunca y que me ayuda a profundizar en ese espacio interior que tenía un poco olvidado por falta de tiempo». En cuanto a la música, su fórmula favorita estos días es bien ecléctica: «Estoy escuchando mucho Chavela Vargas, toda su discografía. Siento cómo se me abren los pulmones cuando la escucho y todo fluye un poquito mejor, ¡si la mezclas con un poco de Pink Floyd dicen que cura las penas!».

 

«De nada sirve replantearse algo sin saber qué va a pasar con certeza, lo que sí intento es concienciar de lo importante que es nuestro sector»

 

El papel que estamos jugando cada uno en este escenario mundial es difícil de analizar en unas pocas palabras, y Anni aún no tiene clara su reflexión al respecto. Le parece pronto para llegar a alguna conclusión. «Desde luego siento que hay muchas personas muy buenas ayudando y luchando para que esto acabe pronto y con los mínimos daños posibles, y esto me hace sentir bien. De ahí podríamos profundizar en todo lo que está ocurriendo a raíz de esto, y daría para mucho». En lo que concierne al gremio musical, brota de nuevo su confusión. «Si esto no va a arrancar de nuevo hasta dentro de bastante tiempo, ahora mismo no soy capaz de hacerme a la idea. Vivo de la música y sin conciertos no tendría ingresos, eso es una gran preocupación para mí y para muchos que viven de este sector; sin embargo, la preocupación se expande mucho más allá», advierte. Mientras las aguas estén turbias y no pueda ver el fondo del río, prefiere mantener la calma. «No quiero ponerme aún en una situación que no es clara, ni para bien ni para mal. Prefiero observar cómo evoluciona todo e ir dejándome llevar hasta donde pueda. De nada sirve replantearse algo sin saber qué va a pasar con certeza, lo que sí intento es concienciar de lo importante que es nuestro sector y la de personas y familias que viven de él. No hablo solo de artistas, sino de todas las personas involucradas en un evento, en un disco, en un festival, en una promoción, etc. Hay que buscar una solución para que la caída no sea muy dura».

En esta tesitura tan complicada e incierta para todos, los músicos y todos los que conforman esta industria viven con una incógnita gigantesca sobre sus cabezas, sin saber cuándo podrán volver a ejercer su oficio, un trabajo que implica una exposición pública y una aglomeración de gente, algo que nadie garantiza cuándo se resolverá. Por eso la malagueña prefiere no hacer planes profesionales: «No, es extraño, pero no me ha dado tiempo a pensar en eso, se me pasa por la cabeza el tema pero no la solución, me agobio y trato de pensar en otra cosa. Es complicado trazar planes ahora mismo cuando nadie sabe cómo va a acabar esto y cuándo». Y se aferra a la esperanza: «Lo más sencillo y el primer sentimiento que me viene es el de que esto acabará de la mejor manera posible y lo más pronto que se pueda». Cuando eso ocurra se reunirá con su familia, y volverá a tocar y a ir a los bares, pero no borrará los recuerdos: «Querría no olvidar lo pasado, seguro que nos sirve de algo y aprendemos algo de todo esto».

Anterior entrega de La otra vida: la noria emocional de Marazu.

 

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