La nostalgia reactiva a los viejos grupos

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Nombres como los de los Who, Police o Led Zeppelin son sólo la punta de un iceberg –bastante gélido sí resulta todo esto– nostálgico que salpica al rock actual. Prácticamente todos aquellos grupos que algún día tuvieron sus cinco minutos de gloria están dispuestos a conectar de nuevo sus amplificadores y saltar a la carretera para revivir tiempos pasados, quizá mejores, cuando eran jóvenes. O, sin más justificación, aspiran a sacarse unos euros a costa de una nostalgia que motiva a un público adulto, que generalmente no asiste a conciertos, a salir de casa por una noche –»ahora que los niños ya son mayores y hacen su vida»– para recordar canciones que, hace décadas, en su mocedad, adquirían en vinilos negros. En algunas ocasiones, es una oportunidad para ver a esa banda que, por las razones que fuera (vivir en España en los 60 y 70 es una de ellas), nunca se pudo disfrutar en vivo.

En España, el fenómeno lo conocemos de cerca: el pasado año regresaron hasta formaciones cuya vuelta sólo se puede considerar como completamente extravagante. Pero si uno ojea la programación de conciertos para los próximos meses en Inglaterra se lleva sorpresas como que los Moody Blues tienen programada una intensísima gira para el otoño. Si la curiosidad va más lejos, se comprueba en Internet que al grupo prototípico del rock sinfónico –al que se suponía muerto y enterrado. Pero no, periódicamente ha regresado– le esperan entre marzo y abril 32 conciertos por los Estados Unidos.

También de las cenizas de los años 60 surgen los Zombies (con dos de sus componentes originales, Colin Blunstone y Rod Argent), dispuestos a compartir cartel con los Yardbirds (aquí sólo queda la marca, ni dios de los miembros primeros) en unas sesiones dobles que los tendrán rodando durante los meses de mayo y junio.

En la frontera de los años 60 con los 70 nacieron los interesantes Wishbone Ash, herederos del blues-rock progresivo facturado por Cream. Una banda que, con cambios a lo largo del tiempo, no ha dejado de tocar con más o menos frecuencia –el circuito de la nostalgia en Gran Bretaña y el norte de Europa ha sido la base alimenticia para muchos grupos durante lustros– mientras que los discos casi se limitaban exclusivamente a recoger tomas en directo. Aunque hoy su nombre no diga nada, en 1972 Wishbone Ash vivió su momento de éxito con el disco Argus. Y parece que se han acordado de aquello, porque a interpretar Argus en directo es a lo que se van a dedicar esta primavera. El disco era bueno, sí, pero tampoco es que fuera el blanco de los Beatles como para dedicarle, 35 años después, shows monográficos…

Hasta Eric Burdon recuperó hace un par de temporadas la marca Animals y en abril se juntará, para una única cita, con War, en un Royal Albert Hall que de otro modo él solo no sería capaz de llenar.

Pero no todo son grupos de los 60 y los primeros 70, los hoy viejos punks también están dispuestos a hacerse con su trozo del pastel –si los Pistols volvieron hace unos años a por lo suyo (¡la pasta!), todo es posible– y durante mayo el festival itinerante Academy in the UK (Vive le punk 2008) reunirá en el mismo escenario a The Damned, Buzzcocks, The Rezillos, The Beat, UK Subs y a algunos otros ilustres punkarras de segunda fila.

Mientras el público esté dispuesto a retratarse en taquilla para entrar durante una noche en el túnel del tiempo, la nostalgia cotizará al alza. Y para los que se suben al escenario echando mano de un nombre más o menos lustroso, este es un buen plan de pensiones. Que la jubilación, a ciertas edades, está a la vuelta de la esquina.

JUAN PUCHADES.

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