Cinco discos para descubrir a Southside Johnny

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Como adelanto a su primera visita a España, Eduardo Izquierdo profundiza en la carrera de Southside Johnny, músico legendario muy vinculado a Springsteen y figura esencial del sonido de la costa de Jersey.

 

Selección y texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

El padrino de Nueva Jersey, uno de los tipos más admirados por Bruce Springsteen —entre muchos otros—, llega a nuestro país en el mes de octubre en dos fechas que deben marcarse en rojo en el calendario de cualquier amante del rock norteamericano. El 11 de octubre actuará dentro del Calella Rock Fest y al día siguiente en la sala BBK de Bilbao. Una auténtica leyenda, amigo personal del Boss y figura esencial para entender la formación de la E Street Band, Southside Johnny llega a nuestro país por primera vez, y eso que su carrera se inició en el lejanísimo 1975. Un mito viviente, más desconocido en España de lo que debiera, teniendo en cuenta que, sin él, Bruce Springsteen probablemente no sería el que conocemos. Eso lo convierte en una figura ideal para protagonizar este repaso por sus cinco discos esenciales.

 

1. I don’t want to go home (1976)

No son pocos los que aseguran que este es el disco que puso los cimientos del sonido conocido como Jersey shore. O, lo que es lo mismo, el sonido que acabaría definiendo a Bruce Springsteen y, por ende, a todos los grupos nacidos en Nueva Jersey y dedicados en cuerpo y alma al rock and roll. Cuando vio la luz Bruce ya había publicado tres discos, pero la influencia de este sonido en su carrera es indiscutible. Producido por Steve van Zandt, que además toca la guitarra en él, este álbum incluye en sus créditos a otro E Street Band como Clarence Clemons, y también a Ronnie Spector o Lee Dorsey entre muchos otros. Un trabajo básico en la historia del rock que contiene piezas tan destacables como su titular, “Fanny Mae” o “The fever”, firmada por el mismísimo Bruce.

2. This time it’s for real (1977)

Segundo disco en estudio —en medio se publica un directo— y nuevo acierto de nuestro hombre. Deja la composición de los temas en manos de Steve Van Zandt, que firma hasta cinco canciones en solitario a las que añade tres más con Springsteen, y Southside Johnny se dedica a pulir un sonido elegante basado en el rock and roll más primigenio, el doo-wop y la música soul. Algo que atraerá a músicos tan dispares como Bon Jovi o Willy DeVille. Y ya que hemos citado al doo-wop, ojo a la lista de grupos que ponen sus voces al servicio de Johnny. The Drifters lo hacen en “Little girl so fine”, The Coasters en “Check Mr. Popeye” y The Saints en “First night”.

3. Hearts of Stone (1978)

Rolling Stone definió este tercer disco de Southside Johnny and The Asbury Jukes como «el mejor disco de Bruce Springsteen que nunca grabó Bruce Springsteen». Quizá no hay más que añadir. Y eso que Bruce solo aporta un par de composiciones y una tercera firmada a medias con Van Zandt y Johnny. Un disco que, eso sí, supuso el fin de una etapa para los Jukes, sobre todo por la salida de la banda tras su edición de alguien tan esencial como Steve Van Zandt, centrado de lleno en su trabajo con Springsteen, y al que sustituiría Billy Rush.

4. Reach up & touch the sky: live (1981)

El directo es una de las grandes fortalezas de Southside Johnny y su banda. Y eso se refleja en este disco, a pesar de ser editado para cumplir el contrato que el grupo tenía con Mercury cuando ya se había separado. El álbum, que es doble, muestra a una banda dinámica, fuerte, intensa. Un grupo que igual afronta un tema de su propio repertorio que versiones del “Stagger Lee” de Lloyd Cole o del “Take it easy” popularizado por los Eagles, para llevarlos a su propio terreno de forma magistral. A destacar la parte del concierto que el grupo dedica a Sam Cooke, primero con un medley que incluye “Only sixteen”, “A wonderful world”, “You send me” y “A change is gonna come”, y luego interpretando íntegras “Having a party” y “Bring it on home”. Soberbios.

5. Better days (1991)

Tras su disolución en 1980, Southside Johnny no tardará mucho en rearmar a los Dukes, aunque como en tantos casos, los ochenta serán una etapa de demasiados altibajos para ellos. Sin llegar a hacer discos horribles, sus lanzamientos no están a la altura de, especialmente, su trío inicial. Pero en los noventa Steve Van Zandt vuelve a encargarse de ocho de las once canciones de su nuevo disco, Bruce cede su voz en ese homenaje a sus comienzos que es “It’s been a long time” y hasta Bon Jovi rinde homenaje a su ídolo en “I’ve been working too hard». Juntos se marcan un álbum que, sin llegar a la matrícula de honor, muestra a un artista todavía válido y con mucho que decir.

 

Anterior entrega: Cinco discos para descubrir a David Bowie.

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