Vetusta Morla: «Quien vaya al cine a ver La hija saldrá fuerte»

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«Tuvimos la sensación de tener que encontrar algo que estaba por descubrir, y eso fue precisamente lo que nos ilusionó»

 

Dos meses antes de que publiquen su nuevo disco, Vetusta Morla presentan su primera banda sonora: la música de La hija, la nueva película de Manuel Martín Cuenca. Sara Morales charla con ellos y aprovecha para adelantar algún detalle de su futuro trabajo, Cable a tierra.

 

Texto y fotos: SARA MORALES.

 

Divertidos, carismáticos, ocurrentes y satisfechos. Así se mostraban este lunes los miembros de Vetusta Morla ante los medios en la presentación de su último hito alcanzado: la creación de la banda sonora de una película. La hija, del director Manuel Martín Cuenca, ha sido agraciada con la música del sexteto madrileño que, nada acomodaticio y siempre tahúr del reto, da así el salto al séptimo arte. Una aventura arriesgada e inédita para ellos, pero con final feliz y a la altura de lo que emerge, desde hace años, de estos seis cocos creativos que tantas mieles vienen regalando a la escena nacional.

Desde la sala iSens de los cines de Príncipe Pío de Madrid, la mañana comenzó con la proyección en exclusiva del videoclip de «Reina de las trincheras», canción principal de la banda sonora. Una pieza conmovedora que sonó para la ocasión en audio espacial, técnica innovadora para la nueva generación de sonido que ofrece una calidad inigualable y una sensación multidimensional en la experiencia de la escucha.

Acompañados de Martín Cuenca, en un encuentro distendido y conducido por el periodista Carlos del Amor, nos acercamos a conocer cómo ha sido poner música a una historia que danza entre el thriller, el suspense y el humanismo. La hija, ovacionada ya en el Festival Internacional de Cine de Toronto y en el de San Sebastián, llegará a las salas el próximo 26 de noviembre; casualmente, el mismo día que Vetusta Morla lanzará al mundo su séptimo álbum de estudio, Cable a tierra. Hasta ese momento, prometen sorpresas en forma de single, como ya nos adelantan Guille, Álvaro y David en esta charla que pudimos tener con ellos entre las butacas del cine.

 

Vosotros, paladines de la música en nuestro país, con una carrera imponente y avalada por todos y cada uno de vuestros pasos, ¿cómo os enfrentasteis al reto de crear una banda sonora?
Álvaro:
Desde el primer momento lo tomamos con mucha ilusión, pero también con una gran responsabilidad de estar a la altura de este proyecto. Un proyecto de gran envergadura, muy apetecible y, en mi caso personal, también con la sensación de que ya era hora, de que había llegado el momento y estábamos preparados para ello.

 

A lo largo de vuestra carrera habéis ido dando pistas de vuestro gusto por el cine. ¿Han estado el thriller y el suspense siempre entre vuestros géneros predilectos?
Guille:
Creo que es algo que va más allá de los géneros. Para nosotros como grupo siempre manda la canción, y si necesita una pizca de suspense se la damos, si necesita menos dramatismo se lo damos, y si no, es que no lo pide. Nos han hecho varias propuestas para hacer bandas sonoras, pero cuando leímos el guion de La hija lo tuvimos claro. Es verdad que aunque de primeras puede parecer un thriller, no lo es. En ningún momento nos hemos sentido con la necesidad de hacer la música para un thriller, sino todo lo contrario; tuvimos la sensación de tener que encontrar algo que estaba por descubrir, y eso fue precisamente lo que nos ilusionó, ver qué pasaba si aportábamos música a la historia. Yo le decía a Manuel Martín Cuenca que perfectamente podía ser Perros de paja, de Peckinpah, si se hubiera rodado de otra manera. Pero Manuel es una persona tremendamente humanista y tiene la capacidad de dejar que sean los personajes los que le vayan llevando al tipo de película que terminará haciendo.

 

Dejándolos vivir y creando su propia historia, ¿no?
Guille:
Claro. Además, a nosotros mismos nos pasó eso porque, aunque crear una banda sonora es un trabajo de encargo, en ningún momento se nos dio la pauta de que tuviera que parecerse a algo. Nos dejó tirar millas y ya veríamos a dónde nos llevaba todo esto.

 

¿Conocíais el trabajo de Martín Cuenca?
David:
Sí, habíamos visto alguna de sus películas. Guille ya le conocía a nivel personal, desde hace años, por haber colaborado con él en un documental.

 

Pero no fue su nombre como director lo que os hizo decidiros…
Álvaro:
Nosotros nos guiamos mucho por lo personal, por la sensación que nos transmiten las personas, en este caso Manuel. Cuando leímos el guion nos sentamos con él y el productor, y vimos que la manera en que nos proponía trabajar iba a ser muy estimulante. Nos ha convertido en parte del equipo de la película, ha contado con nosotros para todo, incluso para tomar decisiones de guion. Hemos estado en el rodaje, en posproducción, hemos trabajado codo con codo con los equipos de allí… Esto ha sido un regalo para nosotros.

 

Aunque los videoclips son en sí mismos pequeñas historias, pequeñas películas, poner música a un largometraje son palabras mayores. ¿Cómo habéis afrontado el proceso creativo en sí mismo? ¿Cómo se le pone sonido a una imagen predeterminada que no habéis creado vosotros?
David:
Estas son justo las preguntas que nos hacíamos antes de ponernos a trabajar. Pero desde que empezamos a hablar con Manuel hemos ido muy de de su mano, ha habido mucho intercambio de ideas, un seguimiento, hemos compartido muchas cosas con él y con el equipo, y eso ha facilitado todo el proceso. Pero sí, claro, los primeros interrogantes que hay que despejar son esos: qué tipo de música se quiere, qué tipo de sonidos, de dónde van a proceder estos, qué carácter tienen que tener, dónde va a estar la música, en qué escena concreta… Todo esto se fue haciendo poco a poco a base de ir trabajando y hablando.

 

«Nos ha convertido en parte del equipo de la película, ha contado con nosotros para todo, incluso para tomar decisiones de guion»

 

Imagino que para llegar a todo ello habréis visto la película un montón de veces.
Guille:
Pues terminada, terminada, ni siquiera una, porque el último montaje que vimos fue en San Sebastián, y no pudimos terminar de verlo porque cinco minutos antes de que acabe la película ya te sacan. Ese montaje había sido posterior al último trabajo de la música, pues este lo hicimos sobre un montaje previo.
Álvaro: Nos quedamos sin ver el último minuto o así, pero antes, para trabajar sobre la película, la habremos visto unas ocho o nueve veces. Nosotros hemos trabajado por secuencias y yo, por ejemplo, hay secuencias que me he puesto miles de veces.

 

Debe ser un proceso complicado, porque en muchas ocasiones la música debe enfatizar una escena, en otras solo acompañarla, y otras veces, como comentaba Guille en el coloquio, consiste en crear otra dimensión aparte a través de ella.
David:
Creo que hay diferentes maneras de enfocarlo. Hay películas en las que con la música sí se busca destacar o resaltar un momento, es como echarle más azúcar a algo que ya es dulce. Otras veces se busca todo lo contrario… Nosotros lo que hemos hecho ha sido jugar un poco a la contra para hacer contrastes, para dejar espacio a muchos diálogos que funcionaban muy bien solos…
Guille: En nuestro caso había como un ejercicio de huir del género, no queríamos caer en ningún momento en la premisa del thriller, porque al final La hija es una historia de amor. Manuel lo definió muy bien en San Sebastián: el trasfondo de la película es que alguien vive una injusticia que le ha caído por naturaleza e intenta arreglar esa injusticia cometiendo otra injusticia aún mayor. Es el deseo de una persona de ser madre y el amor de su pareja que hace lo que sea posible para que pueda serlo. Estoy convencido de que en algún lugar de esos personajes todo lo que hacen lo hacen por amor, pero poco a poco se va convirtiendo en algo terrible. Y en todo momento, como espectador, ves eso. De hecho, hay momentos que no sabes dónde colocarte moralmente, porque en el fondo no deja de ser atroz lo que están haciendo.
Álvaro: Todos, en la peli, tienen algún punto de razón.

 

Manuel, como director y sabiendo lo que buscaba, ¿os ha seguido muy de cerca u os ha dejado hacer y habéis sido muy libres a la hora de crear la música?
David:
Yo no he sentido ningún tipo de presión ni por parte de mis compañeros ni por parte de Manuel. Sí es verdad que había que marcar unos tiempos de trabajo, pero nosotros siempre hemos sido muy trabajadores y muy serios con eso, así que no nos ha costado, es nuestra manera natural de funcionar. Lo que sí ha habido ha sido mucha ilusión y ganas de hablar las cosas, de comentarlas… Además, ha ido todo muy bien de tiempos, si se ha ido retrasando algo ha sido por la propia situación con la pandemia, pero eso nos ha dado más margen de creación.

 

En vuestra relación con el cine, ¿habéis tocado techo ya con esto?
Guille:
Más bien hemos comido techo [risas].
David: Nos queda mucho, muchísimo.

 

¿Una banda sonora puramente instrumental?
David: De todo, tú piensa todo lo que se puede hacer.

 

También podéis probar suerte como actores…
Guille:
[Risas] Podemos hacer una película en un momentito, sí.

 

¿A qué película de todos los tiempos os hubiera gustado ponerle música?
Guille:
A Viaje a la luna, de Méliès.
David:
En el primer concierto que hicimos, en la Casa de la Juventud de Tres Cantos, llevamos proyecciones; y eran de La momia. Aquello también podía verse como si le estuviéramos poniendo banda sonora… [risas]. Pero sí, así fue nuestro primer bolo como Vetusta Morla, sí.
Álvaro: Se me ocurren pelis de cine antiguo, tipo Charles Chaplin.

 

¿Y cuál es la banda sonora que más os ha conmocionado? De esa que os compraríais el disco solo para escuchar la música de la película.
Álvaro:
No tengo tantos conocimientos como algunos de mis compañeros, pero sí tengo un recuerdo muy bueno de la película Pozos de ambición. En esa banda sonora, de Jonny Greenwood, se juega mucho al contraste entre una música muy moderna y un ambiente de finales del siglo diecinueve, en el lejano Oeste, cuando comenzó la industria del petróleo. Hay momentos en esa película que la música entra de tal manera que te quedas… Con ese poder de sorprender, de aportar…
Guille: Hay banda sonoras que lo realzan todo, que son maravillosas, como La misión de Ennio Morricone. Escuchas eso y te haces cristiano si hace falta, es una barbaridad. Morricone era compañero de pupitre de Sergio Leone, se conocían desde pequeños y siempre le hizo las bandas sonoras. Pero lo curioso de esto es que Morricone solía ir una película por delante, él componía incluso antes de que Sergio Leone tuviera la película; de hecho, Leone en ocasiones elegía los planos o el tipo de rodaje en función de la música que ya le había pasado Morricone.

 

«No queríamos caer en ningún momento en la premisa del thriller, porque al final La hija es una historia de amor»

 

Maravilloso.
Guille:
Lo de Morricone es impresionante, componía música para películas que aún no estaban hechas.

 

¿Creéis que los discos de bandas sonoras tienen buena aceptación entre el público? Precisamente por lo que comentaba uno de los espectadores durante el coloquio, que pueden resultar discos repetitivos, reiterativos e incluso monótonos.
Guille:
Yo escucho discos de bandas sonoras. Últimamente lo he hecho como consulta, al estar inmerso en este proyecto, pero sí me gusta recurrir a ellos para ver cómo se han trabajado desde el punto de vista profesional. Es un género muy interesante.

 

La música es el complemento perfecto para enfatizar un estado de ánimo o incluso para provocarlo. ¿Cuál nos va a quedar después de ver La hija y escucharos?
Álvaro:
De fuerza. Quien vaya al cine a verla saldrá fuerte. El final de la película y cómo entra la música en los créditos hace que uno se quede con esa sensación. Durante el viaje te acompañan sonidos, te acompaña la naturaleza, te acompañan melodías, ritmos… Todo lo que tiene que ver con lo electrónico y lo orgánico a la vez. Y eso se va sintiendo de una forma inconsciente, que es en cierto modo lo que hemos pretendido. Pero cuando uno se vaya del cine después de ver La hija le va a quedar el regusto de ese final poderoso. A mí, personalmente, me afectan mucho determinadas películas, me influyen en el estado de ánimo.

 

Sí, hay veces que hasta te dura unos días ese bajón o ese subidón, ¿verdad?
Álvaro:
Sí, sí, totalmente.

 

Ya para terminar, y hablando en términos cinematográficos, ¿podéis hacerme un poco de spoiler de vuestro próximo disco, Cable a tierra?
Guille:
El jueves tienes el primer spoiler, «La virgen de la humanidad», el siguiente single. Sin tener que ver con una banda sonora, tiene que ver con todo lo que estamos hablando de atrapar lo esencial, de aprovechar los recursos más locales que tenemos más a mano. Y más ahora, en este tiempo que nos ha tocado donde no hemos podido viajar y apenas movernos.

 

¿Y cuáles son esos recursos?
Guille:
Para empezar, muchas cosas que tienen que ver con el folclore, con lo que nos rodea y estaba ahí desde el principio, pero nunca habíamos prestado especial atención, aunque sí que lo hemos integrado muchas veces en nuestra música. David, además, como batería y percusionista, tiene muchísima sensibilidad para captar todo eso e incorporarlo de un modo delicado y natural.
Álvaro: Es un discazo. Está feo que lo digamos nosotros, pero de verdad que lo es.

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