Rulo: tres acordes y la verdad, de África Egido

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LIBROS

«El contenido es tan sincero y tan emocional que engancha»

 

ÁFRICA EGIDO
Rulo: tres acordes y la verdad
LUNA NUEVA ESTUDIO EDITORIAL, 2020

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

Los libros de conversaciones necesitan tres elementos para funcionar. El primero, que el entrevistado tenga cosas que decir. El segundo, que el entrevistador sepa preguntar. El tercero, que el entrevistado sea sincero. En Rulo: tres acordes y la verdad se dan los tres. Rulo es un músico con más de veinte años de carrera, la periodista África Egido la conoce bien y sabe por dónde conducir la conversación, y el entrevistado no se corta lo más mínimo en responder a las cuestiones que se le formulan. Además, se aprecia una buena relación entre entrevistadora y entrevistado que ayuda a que haya confianza y todo fluya.

A lo largo de sus páginas, se repasa absolutamente toda la trayectoria de Rulo, tanto con La Fuga como en solitario respaldado por La Contrabanda. Fijaos si el volumen será interesante que devoré a colmillo batiente la parte dedicada a sus primeros años como profesional, cuando La Fuga nunca me han llamado la atención. O sea, estuve ensimismado con la parte dedicada a su exbanda cuando su música nunca me ha interesado. ¿Por qué? Porque el contenido es tan sincero y tan emocional que engancha. Luego, cuando entré en la parte dedicada a sus andanzas en solitario, que es la que siempre me ha interesado más, me encontré con que mi dedicación era la misma. Es decir, altísima. En este libro no hay páginas de más ni espacio para el aburrimiento, porque Rulo habla desde el corazón y África sabe tirar del hilo. Sin bajones.

No se trata de desmenuzarlo aquí, porque dentro hay varias sorpresas, pero cómo no destacar las peleas de Rulo con su propio pudor para al final acabar hablando de cualquier tema a pecho descubierto (como sus compras de guitarras) y la crudeza con la que opina sobre el fin de La Fuga, los cambios en la producción de sus discos, el cambio de roles en su propio grupo (y lo difíciles que son de comunicar) y su visión de las relaciones sentimentales, del pueblo en contraposición a la urbe o de la relación entre artista y fans.

Uno sabe que un libro musical ha cumplido su objetivo cuando al terminarlo (o durante su lectura) te dan ganas de lanzarte a reescuchar todos los discos del músico en cuestión. Y eso es lo que pasa aquí, que nada más finalizar la lectura uno quiere volver a escuchar esos discos de pe a pa para volver a entenderlos, esta vez bajo el prisma de toda esta nueva información. Así se entienden más cosas, se comprende el porqué de A ras de cielo (2010) y se disfruta todavía más del sufrido Una noche en el castillo (2014) —un favorito personal, si se me pregunta—. Eso sí: su descontento con Especies en extinción (2012) sigue siendo un caso incomprensible.

Anterior crítica de libros: El sonido de tu cabello, de Juan Ramón Biedma.

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