Mikel Erentxun: Con el corazón en la mano

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“Soy muy tremendista, pero me vi más cerca de la muerte que de la vida, y cuando de verdad lo ves así y te lo crees, te pegas un susto de cojones”

 

Todo un disco girando alrededor del corazón. 16 canciones compuestas tras los problemas cardíacos de hace dos años. Un álbum conceptual. Ese es el nuevo trabajo de Erentxun, “Corazones”, del que habla con Juan Puchades en esta entrevista.

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

Hace dos años, la vida de Mikel Erentxun cambió. Un problema cardíaco le llevó a la sala de cuidados intensivos de un hospital donostiarra de donde salió con un stent instalado en su corazón. De la experiencia llegaron canciones que giraban sobre lo vivido, y lo temido. Canciones con el corazón en la mano que han acabado dando forma a “Corazones”, un álbum doble (sencillo en cedé) que ha tenido algo de terapia y que llega un mes después de que el Duncan Dhu (sin el prefijo ex) haya atravesado la frontera de los 50 años.

Casi que te ha salido un disco conceptual, ¿no?
Sin el casi, es un disco tremendamente conceptual y personal, porque nace de una idea muy concreta que es narrar en primer persona lo que me sucedió hace dos años, y el concepto era ese: un disco que hablara de mí y de mi corazón, ese era el eje argumental. Me ha servido para hacer algo que no había hecho nunca, que ha sido escribir todas las letras de las canciones, pero es que nadie podía escribir en primera persona lo que me pasó, era imposible. Empecé y ha sido más fácil de lo que pensaba, ha sido casi una terapia liberadora.

Fíjate, cuando te entrevisté por el lanzamiento de “24 golpes” me decías que te gustaría escribir un disco en el que todas las letras fueran tuyas, y al final lo has conseguido.
Sí, en “24 golpes” hice bastantes letras, lo hablamos en su momento, pero casi porque me vi obligado, porque mi letrista habitual me abandonó, básicamente. Así que me lancé a escribir y ahí ya decía, joder, cómo me gustaría hacer uno completo, pero no doy de sí, sobre todo porque, acostumbrado a este letrista, que era muy bueno, era difícil, pero esta movida que tuve ha servido para eso, para tener una inspiración permanente. Son letras que han salido más fáciles de lo que cabía esperar, es como que necesitaba decir todo esto.

El susto de hace dos años, ¿tanto te ha afectado, que te ha dado para escribir un disco de dieciséis canciones girando alrededor de ello?
Me afectó mucho, fue un susto… yo soy muy tremendista, pero me vi más cerca de la muerte que de la vida, y cuando de verdad lo ves así y te lo crees, te pegas un susto de cojones. Ya en la cama del hospital salieron muchas frases que ahora están en el disco.

¿En serio?
Sí, sí. Al principio, cuando estuve en la UCI, no, claro, que estaba medicado, pero los días que estuve en la planta fueron más llevaderos, y ahí empezaron a salir muchas frases, lo mismo que nada más salir del hospital, y eso que al salir del hospital me encontré con una gira de Duncan Dhu, pero en mis ratos libres fui tejiendo este disco.

Algo que me resultó llamativo cuando el corazón te dio el aviso es que “24 golpes” es un disco que, en gran medida, rodaba alrededor del paso del tiempo, aquello de darnos cuenta que somos mayores —creo que esto lo hablamos en una entrevista— y que los que nos queda por delante es menos del tiempo vivido. Y justo después de ese disco te llevas este susto.
Sí, así es. Y ahora el tiempo todavía pesa más, lo que sucede es que he salido fortalecido de toda esta experiencia, que es un tópico pero es verdad, he salido muy positivo. “Corazones”, aunque a priori podría parecer duro, triste y apagado, tiene una lectura final muy positiva, de estar ante un disco mucho más azul de lo que aparenta. Hay canciones duras, canciones con muchas aristas, pero la lectura general es positiva, he salido muy optimista y con ganas de aprovechar lo que quede de vida.

¿Te forzaste para que todas las canciones girasen alrededor de lo sucedido, porque en todas, además, incluyes la palabra corazón?
Eso es, por ello te digo que es un disco muy conceptual. Recuerdo el mail que envié a Warner en el que les decía que quería que el nuevo disco girase entorno a esto y que todas las canciones llevaran la palabra corazón. Les pareció una buena idea, y tiré para adelante. Al principio, con las primeras canciones, fue más fácil, pero al hacer veinte, que son las que he grabado, llegó un momento, al final, que me costaba decir algo interesante y no repetirme, pero las diez o doce primeras salieron con bastante facilidad, con bastante más facilidad de lo que hubiera pensado alguien que no hubiera escrito una letra en mucho tiempo.

¿Qué problema tienes con las letras, nunca te has sentido a gusto escribiendo?
Sí, pasa como con mi voz, igual que nunca me ha gustado mi voz, nunca me han gustado mis letras. Pero hablo en pasado, porque ahora sí me gusta mi voz y me gustan mis letras, por eso ahora estoy muy a gusto conmigo mismo y por eso creo que este disco es el que más me gusta, porque por fin estoy a gusto con mi voz, con mis letras, con mis canciones. Encima, aquí lo he tocado todo, y estoy encantado con cómo toco mis canciones, de hecho me parece que nadie toca mis canciones como yo, soy el mejor músico para mis canciones. De hecho, soy el músico que más me gusta, pero para mis canciones, hablo de mis canciones.

Dices que habéis grabado veinte temas, en el disco van dieciséis.
Sí, se han quedado fuera cuatro que saldrán en algún momento. Algo haremos con ellas, saldrán en un epé, o las lanzaremos en verano de alguna forma. Son cuatro canciones que están muy bien.

Sueles componer mucho, porque el anterior, en realidad, fueron dos discos.
Sí, compongo mucho, esa es la verdad. Digamos que me frena la forma que tenemos de vender nuestra música, porque yo podría sacar, tranquilamente, un disco al año. Eso es lo que me pide el cuerpo, que es lo que hacíamos antes. En los primeros años ochenta, con Duncan Dhu, era un disco al año.

No sé por qué os frenan. Porque parece razonable que uno edite aquello que le apetece en el momento en el que apetece, y que sea lo que tenga que ser, ¿no?
Efectivamente. El futuro me parece que tiende a eso, sobre todo porque va a llegar un momento en que, evidentemente, no vamos a sacar discos, vamos a grabar las canciones y las vamos a colgar en la red. Así que el futuro puede que sea lo contrario: estar todo el rato editando canciones. Pero, ahora mismo, desde luego, a mí me frenan, por eso me encuentro con discos dobles.

¿El vinilo de “Corazones” es doble?
Sí, es doble. En realidad este es un doble álbum, lo que pasa es que en los cedés entra mucha información, así que el cedé es sencillo, pero el vinilo es doble. Ya es mi tercer doble: “El abrazo del erizo” era doble, “Teatro Victoria Eugenia” era doble y “24 golpes” no era doble pero tenía un hermano menor. Y luego, “Autobiografía” era doble, “Crepúsculo” era doble. Mi discografía está llena de discos dobles.

Pese a ello, ¿quedan muchas canciones en el cajón?
Sí, quedan muchas. Yo tendría aquí como treinta y pico canciones. Letras no, letras escribí las veinte que grabé.

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“Estoy descubriendo ahora, a mis 50 años, que todavía quedan muchos caminos por explorar, y eso es importante en carreras largas”

 

Has grabado y coproducido con Paco Loco, que en principio no parecía un productor para ti, ¿cómo se te ocurrió?
No, no lo parecía, y de hecho nadie lo entendía. Pero era una de las ideas que tenía, pero fue conocernos y saber al instante que era la persona. Tuvimos un primer contacto en Cádiz, ahí hablamos la posibilidad de trabajar juntos, a los meses de aquello vino a San Sebastián para otra cosa, no se para qué venía realmente, me visitó en casa, yo ya tenía la maqueta acabada, la escuchamos juntos y le encantó. Pero no solo eso, sino que comenzó a hacer un montón de comentarios sobre cómo veía las canciones, y ahí me sedujo, con la palabra, con sus ideas, con su planteamiento de cómo tenía que ser el disco. Y lo tuve clarísimo.

Pero la idea inicial, ¿fue tuya?
Sí, fue mía.

¿Habías escuchado discos suyos y te gustaba el sonido?
Me habían hablado muy bien de él, y es un productor con un hueco en la historia de la música española muy importante, y ha grabado con mucha gente a la que admiro, como Bunbury, Nacho Vegas o más recientemente, Neuman, que me encanta. Bueno, tenía ganas de probar un estilo de producción y de trabajo distinto.

Porque habitualmente trabajas con productores anglosajones y grabas en estudios internacionales.
Sí, lo que pasa es que para este disco estaba barruntando la idea de tocar yo todo, y para eso necesitaba un productor digamos que más lanzado, que se atreviera a hacer algo así, porque este es un disco grabado por mí pero en analógico, a una toma, no se repiten las cosas, no se arreglan, y Paco lo entendió perfectamente, de hecho él me animaba. Cuando yo le decía, “Paco, esto ha quedado demasiado justito”, él respondía “no, hombre, no, ¡está de puta madre!”. Es un productor muy muy echado para adelante.

¿Por qué has querido tocar todos los instrumentos?
Soy superfan de Paul McCartney, y ese era un sueño que tenía desde hace mucho tiempo. Diego [Vasallo] me solía animar, porque en las maquetas, desde hace mucho, siempre lo he tocado yo todo, y todo el que ha oído mis maquetas en algún momento de mi vida me ha dicho “joder, tendrías que grabarte un disco tú solo, que lo tocas todo”. Yo toco todo pero solo para un cierto nivel. Y aquí está, este es mi nivel.

¿Te sientes seguro tocando la batería, el piano, el Hammond…?
Me siento muy inseguro, lo que pasa es que creo que le sienta bien a mis canciones que las toque yo. De verdad que cuando te digo que creo que soy el mejor músico para mis canciones, no es una pose, es que es verdad. Ese punto de imperfección, de simplicidad, porque no sé hacerlo complejo, creo que les sienta bien. Al mismo tiempo la producción es muy barroca, porque yo soy de la teoría de menos es más, pero Paco es de la teoría de más es más, y las canciones están más llenas que en discos anteriores, sin ir más lejos que en el disco anterior, “24 golpes”, que era absolutamente minimalista. Paco me ha llevado a un sitio donde yo no había estado nunca, igual que Henry Hirsch en “24 golpes” me llevó a otro sitio en el que nunca había estado. Estoy descubriendo ahora, a mis 50 años, que todavía quedan muchos caminos por explorar, y eso es importante en carreras largas, este año cumplo treinta años en la música, y estoy presentando un disco muy distinto, casi como si fuera el primero. Y eso para mí tiene mucho valor.

En lo musical, “Corazones” rompe, como dices, con la sobriedad de “24 golpes”, que daba la sensación que era un camino que ibas a seguir y, sin embargo, has tirado por otro lado.
En la última curva me he alejado, porque todo iba encaminado a ser un disco continuista. De hecho otra de las posibilidades que estuve barajando fue volverlo a hacer con Henry Hirsch, pero de repente me encontré con muchísimas canciones y pensé en hacer algo más ambicioso, volver la vista al álbum blanco de los Beatles, sobre todo al concepto de variedad que manejaban los Beatles, que todo entra: si una canción es buena, ya está, esa es la única consigna para que esté en el disco, que la canción sea buena. Ese espíritu Beatles es el que rodea el trabajo. Tiene mucha información, es denso, tiene mucha música y pasan muchas cosas.

Sí, tocas un montón de estilos en este disco, vas del rockabilly a la distorsión, pasando por lo que podríamos llamar las diferentes escalas cromáticas clásicas de los Beatles, ¿no?
Sí, es un disco variado, que rompe con los dos anteriores, porque tanto “Detalle del miedo” como “24 golpes” eran muy homogéneos y este es un disco mucho más variopinto. La unidad al final es mi voz y las letras, pero musicalmente hay de todo.

Hablas de la voz, en “24 golpes” probaste la fórmula de sacar una voz más grave, de arena, ¿ahora has retornado a tu registro natural?
Sí, he retornado a mi registro habitual, pero se debe a que ese registro habitual del que he huido durante muchos años ahora me gusta, porque, claro, con los años la voz va cambiando. Entonces, mi registro natural ahora me gusta. Lo descubrí al grabar con Duncan Dhu “El duelo”, ese era mi registro natural y me dije, “coño, ahora me gusta, ya no tengo la voz tan fina como antes”. “Corazones” está cantando igual que canté “El duelo”, digamos que es el mismo tono de voz.

¿Te costó grabar la voz de “24 golpes”?
No, no, porque estaba muy mentalizado en ese disco y en ese periodo me gustaba cantar así, fue como un experimento, porque al final la voz no deja de ser un instrumento.

¿Un instrumento con el que también juegas y pruebas sonidos?
Claro, mira Bob Dylan cuando grabó “Nashville skyline”, que parecía otro cantante, ‘Lay lady Lay’ y todas esas canciones, es otra voz.

¿Qué experiencia has sacado del regreso de Duncan Dhu?
Bueno, aparte de pasármelo muy bien me parece que toda la experiencia ha sido superpositiva. De entrada ha vuelto a situar a Duncan Dhu en un punto muy bueno, y además ha dejado las puertas abiertas para lo que queramos, ahora mismo el grupo está muy bien ubicado, pero sobre todo nosotros dos, nuestra relación interna y personal es muy buena, igual no volvemos a grabar nunca más, pero ahora mismo la puerta está completamente abierta, y la mayor aportación a mi trabajo en solitario es, como te decía, la forma de cantar, de repente me he encontrado a gusto cantando de una manera muy natural.

¿Te sentiste cómodo reencontrándote con el repertorio de Duncan Dhu?
Sí, no solo me encontré cómodo, sino que disfruté mucho, porque además lo reinterpretamos, no fue una lectura tal cual de lo que habíamos hecho en el pasado, sino que fue tratar de darle un nuevo toque, y nos dimos cuenta que mucho del repertorio de Duncan Dhu es eterno, no envejece, y eso es lo más grande que le puede pasar a uno.

¿Por qué no quisisteis editar un disco en directo?
No, sí que quisimos, pero pasa que Diego se puso enfermo, de hecho es algo que está en el aire, retomar la gira donde la dejamos y grabar un disco en directo, que es lo que se supone que íbamos a haber hecho. No lo grabamos porque Diego empezó con unas molestias en la espalda que le han llevado a estar prácticamente un año entero en horizontal. Al principio suspendimos la gira, al final la retomamos sin él, pero, claro, no tenía sentido grabar un disco en directo sin él. Es algo que está en el aire, yo ahora estoy con mi disco y la cabeza la tengo en “Corazones”, pero ya me he reunido con Diego más de un día y más de dos para hablar de esta posible… no quiero llamarle vuelta porque esta vez no nos hemos ido, digamos que retomarlo donde lo dejamos.

En parte de la gira fueron unos Duncan Dhu un poco cojos, porque estabas tú pero no Diego.
Eso es, todo el tramo final fue un tramo cojo. Estuvo bien, porque, bueno, era la parte más veraniega, de festivales y sitios más multitudinarios, pero no era lo mismo. A mí me apetece, aunque no lo volvamos a hacer nunca más, hacer un concierto para despedir a Duncan Dhu con los dos en el escenario. Además, los dos creemos que esta gira necesita un disco en directo porque las reinterpretaciones que hicimos del repertorio antiguo se han ganado a pulso el quedar grabadas.

Hay un sonido Duncan Dhu, estoy pensando en ‘Los muros del Jerusalén” del nuevo disco, que parece que está ahí, que forma parte de tu ADN, ¿es así?
Sí, ‘Los muros de jerusalén’, y quizás en menor medida ‘Corazones’, son las más duncandhunianas de este repertorio, porque trato de separar las dos carreras y de hecho creo que el tono de “El duelo” y el tono de “Corazones” es muy distinto, pero, efectivamente, es normal que en algún momento colisionen.

¿Te salen temas así de manera natural o te planteas buscar una canción a lo Duncan Dhu?
[Risas] No, no, no, ¡ojalá tuviera esa facilidad! Las canciones nacen y de repente unas ves que son muy Duncan y otras no, y otras dices, “esta le iría muy bien a Mecano”, ¡yo qué sé! Las canciones salen solas y luego todo depende de la orientación que tú le das.

Comentabas que algunos versos de “Corazones” llegaron a salir en el hospital, pero, ¿esta vez escribiste juntas letra y música?
Sí, esta vez todo ha sido distinto, por primera vez las canciones han crecido en paralelo en letra y música, desde que tenía un par de acordes, ya había unos versos asignados a esos acordes, y las canciones han ido creciendo juntas. De hecho la maqueta de este disco es la primera con las canciones acabadas, porque en casi todos los discos anteriores tengo maquetas con lalalalas o con inglés inventado o… con de todo. Aquí ha sido la primera vez que la maqueta es igual que el disco, porque las canciones nacieron a la vez en letra y música.

Es decir, has probado otra fórmula más para este disco, ¿no?
Sí, totalmente, en este disco todo ha sido nuevo, la forma de escribirlo y la forma de grabarlo.

¿Viendo las canciones llegas a situarlas en el momento en el que las escribiste, te remiten a determinados momentos del, digamos, proceso?
Claro, ‘Un corazón llamado muerte’ es la canción que habla de cuando bajé al quirófano, ‘Ojos de miel’ es de cuando entró mi hija por primera vez a visitarme al hospital, ‘El corazón del dragón’ es cuando me desmayé en el suelo mientras estaba haciendo footing, casi todas las canciones tienen un momento muy concreto y están situadas en un lugar.

‘Dakota’ es tu última hija…
Sí, que entonces estaba en la tripa de su madre.

Vaya experiencia viviste, ¿no?
Sí, joder, fue una experiencia… Tú me viste, el primer concierto que di fue contigo, en aquella charla-concierto de EFE EME en Valencia.

Estabas nerviosísimo antes de salir, en el camerino no parabas de repetirlo.
Nerviosísimo, sí, pensaba que no podría cantar. Es que salí del hospital muy tocado psicológicamente, con muchas aprensiones. Tantas aprensiones como que a la semana de estar en casa volví al hospital: “oye, que me duele otra vez”. Y no tenía nada, pero una vez que ingresas te han de tener una semana en observación.

¿Aquellos nervios frente al escenario, se te pasaron?
Sí, la gira de Duncan Dhu la hice con completa naturalidad. Pero me acuerdo de ese concierto contigo en Valencia, aquello fue una prueba de fuego, estaba acojonado. Luego se me pasó, sí.

¿Vas a salir con banda a presentar “Corazones” en directo?
Sí, la gira empezará en mayo e iré con banda, ahora estamos ensayando, y no tendrá nada que ver con Duncan Dhu, aunque es la misma banda.

¿Han dejado de salir canciones sobre el corazón?
Han dejado de salir canciones en general, me he quedado seco. Pero siempre es así, ahora estaré un par de meses o así seco total, hasta que salgan cosas, aunque no estoy ni intentándolo.

Hace muy pocas semanas cumpliste 50 años, ¿qué tal lo llevas?
Bueno, ahora soy un viejo joven, antes era un joven viejo. No está mal.

¿Impresiona?
Sí, sí impresiona, y eso que no cambia nada realmente, pero, hostia, la víspera estaba en Londres, con mi mujer, celebrando que iba a cumplir 50 años, que ha sido como una celebración por todo lo alto que ha durado como dos semanas, pero el día H me entró una depresión importante, tuve que salir y comprarme algo para ver si se me pasaba.

¿En serio? Me estás asustando, que en seis meses te alcanzo…
Sí, tremendo, lo llevaba muy bien, porque no he tenido crisis, solo tuve crisis con los 30, lo demás lo he llevado bastante bien, pero estaba en Londres y por la noche teníamos cena de cumpleaños y por la tarde empecé a pensar, lo típico que estás en el hotel descansando en la cama y me empezó a entrar un bajón que tuve que salir a la calle.

A cambio llevas, como decías, treinta años de carrera, que no está nada mal.
Sí, este año cumplo doble efeméride: los treinta años en la música y los cincuenta en el mundo, y creo que tengo un buen disco en la mano para celebrarlo.

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