Mala Rodríguez: «Siento que tengo mucha rabia y emoción por lo que hago»

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«Cuando ya no hay ruido es cuando puedo escucharme, entonces sale todo solo: las melodías, las palabras…»

 

Tras varios años de silencio discográfico, Mala Rodríguez vuelve a la carretera con nuevas canciones, como “Gitanas”, “Contigo” o “Quiero que tú va”. Carlos H. Vázquez habla con ella.

 

Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
Fotos: FERNANDO VÁZQUEZ MORAGO.

 

La Mala Rodríguez tiene principios para solucionar un puñado de cosas. Ser sincera, la tolerancia y tener compasión. «Lo que a mí me va mucho es la marcha tropical y candelita en descampao, y dormir cená y que me den las tantonas en cualquier velá», dice la letra de “Tambalea”, tema de Lujo ibérico (Universal, 2000), álbum que está cerca de celebrar su vigésimo aniversario. Pero también son cinco los años que se cumplen de su último trabajo de estudio, Bruja (Universal, 2013). La Mala Rodríguez está de vuelta y ha llegado el momento de volver a moldear la rabia. Temas como “Gitanas”, “Contigo” o “Quiero que tú va” han servido de avanzadilla para que nadie ponga la zancadilla por delante. Hace unas semanas, en la sala Kapital de Madrid, antes de tocar con Hinds en los conciertos Cómplices de Mahou, La Mala Rodríguez repasó su presente y lo que puede ser su futuro más inmediato.

 

“Gitanas” es una canción que tenías grabada desde hacía un tiempecito y que surgió por la carta de una madre chilena que te contaba que su hija, Antonia Garros, había sido asesinada por su pareja. ¿Cómo encajas esa rabia dentro de una canción que está por hacer?
Es lo que llevo haciendo toda la vida. Mi método es poder escucharme, pero el problema es que hay mucho ruido, y cuando quiero quitar todo ese ruido me tengo que ir de mi casa, porque no puedo escuchar nada. Me voy lejos, a los bosques, y cuando ya no hay ruido es cuando puedo escucharme, entonces sale todo solo: las melodías, las palabras… Se cuadra solo, pero no es un proceso matemático que se pueda tocar. Por eso es una jodienda, porque no puedo hacerlo cuando yo quiera.

 

¿Crees que la impotencia conduce a la rabia?
Creo que la rabia es una cosa que tienes en tu carácter, que viene contigo al nacer. Cuando eras un bebé ya tenías todo eso, por lo que sea, porque viniste a este mundo con tu esencia, que es lo que somos. Y yo, en esencia, creo que siento cosas, no sé si por lo que he vivido, por la situación en la que he crecido o por la identidad que me ha dado la vida, pero también me venía dado.

 

Ibas a grabar el disco, pero te quedaste embarazada. Has sido madre recientemente…
Sí, claro. Yo para eso soy muy loca, porque tengo tres hijos, y lo normal es que una mujer no pueda estar a este ritmo; una mujer, con el factor de la maternidad, se quita del medio. Ya no hablamos de artistas, que tiene tela, sino de cualquier amiga periodista o de cualquier chica que trabaje en producción. Si quieren ser madres, saben que van a perder un año de su vida, de su carrera y otros dos en los que estarán en paradero desconocido. Entonces, luego, les pasa por delante un montón de gente. Por eso el hombre siempre llega más lejos y a puestos de más poder y de más relevancia, porque la mujer tiene esta condición que la hace dividir su tiempo entre lo profesional y lo que es ser madre. Es una decisión dura, pero yo prefiero dar y no quitarme o quitar. Tengo tres hijos y son lo mejor de mi vida. Suena raro, pero es que he aprendido un montón de cosas a raíz de haber sido madre. Y me encanta, porque todo lo que yo vivo está en mi música, o sea que para nada me han entorpecido o me han impedido llegar a donde yo quería llegar. No me ha importado. He querido vivir realmente lo que es la vida de una mujer, mi vida, y hacer música.

 

¿Qué quiere la madre Rodríguez para sus hijos?
Que sean felices. Es lo único importante, que esas personas sean felices.

 

Y para conseguir la felicidad…
Deben tener autonomía, herramientas, porque un ser humano las necesita para valerse, y amor, para poder tener mucha fuerza.

 

La letra de “Gitanas” dice: «¿Quién me protege?». ¿Podría cantarse también en plural?
Sí. Hay una conversación que siempre tengo con una amiga que dice que no quiere que el Gobierno sea su padre. A ver, yo no quiero que el Gobierno sea mi padre, pero me parece que si vivimos en sociedad necesitamos unas putas normas, ¿no? Y ahí estamos siempre, que al final acabamos de uñas. ¿Dónde está la línea que separa el bien del mal?

 

 

Cuando terminasteis de rodar el videoclip de “Gitanas” se hizo pública la sentencia del caso de «La Manada»…
Sí, casualmente. Hablando de algo concreto, es una situación que se ha banalizado totalmente, porque todo el mundo opina, relata… Pero creo que es un tema de educación.

 

Y de respeto.
Sí. Pero es complicado. Faltan los debates, porque es que ni siquiera se puede debatir ya. Si hubiera existido la opción de debatir esto de una manera sana de verdad, sin ataques y tal, para que se pudieran escuchar todas esas voces y a toda esa gente que puede dar un punto de vista distinto… Pero parece que aún no se pueden debatir muchos temas.

 

Respecto a esto, supongo que conoces la película Carmen y Lola, de Arantxa Echevarría, y toda la polémica que hubo alrededor. ¿Cómo algo que deberíamos tener «normalizado» sigue escandalizando?
Porque sigue habiendo mucho racismo, porque lo hay. ¿Por qué nunca se habla de un gitano abogado? ¿Por qué no se ve ese papel si existen? ¿Por qué no se ve, incluso, en gente negra? Porque todavía existe ese racismo. Y no pasa nada, se dice y ya está. Punto. Yo siempre entiendo los dos puntos de vista, pero lo que me falla es por qué no se da esa conversación. ¿Qué miedo hay a tener una conversación y escuchar a esas personas que quieren ser escuchadas? En el caso de la peli… ¡Coño!, ¿no se podía haber hecho otra película de algo que se conociera más y mejor? Me parece bien, pero si luego hay personas que te quieren decir algo, igual deberías escucharlas.

 

El racismo está dentro del fascismo, como dijo Angela Davis. ¿Pero también hay fascismo dentro del plano artístico?
Lo que hay es ego, y un ego que no veas. Por culpa del ego hay muchas carreras que son como son. Siempre está el ego, y tú lo ves. Hay cosas muy bonitas que son fruto del ego, pero también hay cosas que apestan. Por eso, a lo mejor, se justifican, porque hay bonitos resultados. Pero más que fascismo entiendo que hay egos.

 

¿Egos demasiado exacerbados?
Pero es que el artista tiene que explorar todas esas cosas y este mundo es así. Decía alguien que en un mundo perfecto no existiría el arte.

 

También dicen que el arte es un diálogo entre artistas y culturas.
Es maravilloso cuando eso ocurre, cuando hay otra gente y trabajos que te inspiran y te hacen querer poner otra piedra. Ha ocurrido en otros campos, como en la pintura, donde había un rifirrafe, pero se estaban aportando.

 

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«No siento que esté yendo hacia arriba o que esté llegando lejos, sino que cada vez más voy para dentro»

 

No es el mismo caso, pero sí parecido lo que te ha sucedido con Juan Magán. Has colaborado con él en el tema “Usted”, pero es verdad que él te ofreció canciones que a ti no te encajaban, aunque al final acabaste poniendo tu piedra.
Sí. A lo mejor mi ego no me dejó elegir otra canción (risas), pero de repente escuché esta (“Usted”) y pensé: «¡Qué coño! Me voy a meter». Ha sido una canción donde yo me he quitado mi ego y simplemente he disfrutado haciendo una canción que la gente ha disfrutado. También es una bonita manera de hacer las cosas.

 

Con Beatriz Luengo has hecho “Caprichosa”, aunque esta vez ha sido tu prima la que quería que lo hicieras.
Fue por ella, sí. Llevaba mucho tiempo pidiéndomelo. Yo quiero mucho a Beatriz y todo eso, pero la verdad es que nunca he ido buscando hacer colaboraciones con gente, no soy obsesiva con las colaboraciones, pero siempre se da la ocasión y esta ha sido por mi prima Isabel, que es súper fan de Beatriz.

 

¿Qué te dijo cuando escuchó la canción?
Que le encantaba, que era un diez (risas).

 

Otras dos canciones tuyas que se han publicado recientemente han sido “Contigo” y “Quiero que tú va”, que está cantada en castellano, inglés y portugués.
Es una canción que canta Ananda, una chica brasilera que ha tenido un montón de éxito con este tema. Cuando vi el vídeo me pareció superfriki; está ella sola al principio, pero luego tira para un lado y empieza a decir palabrotas. Es fuerte, pero te engancha por eso. Me dijo que hiciera yo la versión del tema en español. Fue divertido y me gustó mucho. Luego DaniLeigh, que lo ha hecho en inglés. Ananda quería que la canción tomara distintas lenguas, aunque el portugués es su idioma.

 

Has sacado tres canciones, pero la gente siempre espera un elepé. ¿A veces es mejor publicar tres temas que digan más que todo un disco?
¡Hombre! Hay temas más significativos que una completa discografía. Pero, ¿sabes qué? Que le tengo que decir que olé su arte, porque también hay que tener mucha fuerza y mucho coraje para mostrarse. Hay otros artistas que no muestran nada. Conozco a gente verdaderamente talentosa que pasarán los años y no grabarán nada ni lo publicarán. Yo me pregunto cómo puede ser que estén desperdiciando tanto talento y que no publiquen nada. Conozco a mucha gente así. Que lo graben, que lo enseñen o que lo cuelguen aunque sea, pero no lo hacen. Y así seguirán pasando los años… Y te hablo de gente que siempre ha ido por delante, pero no se atreven. A mí me parece mal. Por lo menos hay otra gente que ha tenido los cojones de mostrarlo. Yo creo que siempre he preferido enseñar, aunque a lo mejor no estaba muy bien acabada la canción o el sonido no estaba perfecto o el coro no estaba bien grabado, pero lo grabé. Una aprende de los errores.

 

Se van a cumplir veinte años de “Lujo ibérico”. Mentalmente, ¿cuántos años han pasado?
No lo sé. Lo del tiempo no lo llevo bien. No sé ni las edades de los niños… Lo llevo fatal. El tiempo se me da muy mal. Sé que he vivido una vida muy rica, que he hecho muchas cosas, que aún siento que tengo mucha rabia, emoción por lo que hago y que sigo descubriendo cosas. No siento que esté yendo hacia arriba o que esté llegando lejos, sino que cada vez más voy para dentro.

 

Si vivimos para ver, como dice el refrán, ¿escuchamos para sentir?
Con la música puedes cerrar los ojos y recibir mucho, claro que sí. Si tuvieras que decidir qué sentido te quitarías, ¿cuál querrías perder?

 

La vista.
¿En serio? ¿De verdad que de tus cinco sentidos tú te quitarías la vista?

 

Sí, porque escucharía más y ya he visto cosas que puedo imaginarme (también gracias a la música).
¡Tío, yo también! Eres la primera persona que me contesta a eso [la entrevistada se levanta y choca la mano con el entrevistador]. Me parece todo tan bonito cuando cierro los ojos…

 

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