Los Secretos: «La longevidad depende de la capacidad de superación en momentos que a otros les hubieran tirado a la cuneta»

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«Nunca fuimos número uno de nada. Ni de ventas de discos, ni del caché, ni de número de conciertos»

 

Carlos Pérez de Ziriza habla con Álvaro Urquijo sobre el momento que atraviesa la banda, en plena gira antes de presentar su próximo disco, Mi paraíso. Una colección de canciones que les llevará a sólidos escenarios en ciudades como Valencia (Palau de la Música, 29 de junio) o Madrid (Teatro Real, 5 de julio), entre otros.

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
Fotos: MARTA PICH.

 

Veteranísimos de nuestra escena y supervivientes a mil y un contratiempos, Los Secretos siguen en pie. De aquí a final de año afrontan una nueva gira que ya ha pasado por varias ciudades españolas, presentando las canciones de su decimocuarto álbum de estudio, Mi paraíso (Warner, 2019). Un disco producido por Nigel Walker, del que ya avanzaron su primer single homónimo hace unas semanas, el primero de una serie de avances que van a ir goteando. Hablamos con Álvaro Urquijo.

 

 

¿Es la letra de “Mi paraíso” una forma de reivindicar una cierta zona de confort o de seguridad ante unos tiempos tan complejos como los que vivimos?
Si, tal vez se junten dos razones: que no entiendo muy bien las cosas que pasan a día de hoy y que lo que me apasiona y más tiempo me absorbe, que es la música, me quita mucho tiempo de mi vida personal. Sí, es esa zona de confort la que añoro y a la que llamo “Mi paraíso”, que es en realidad el tiempo que paso en mi casa con mi familia, tan simple.

 

¿Por qué habéis decidido ir publicando canciones de forma tan espaciada, antes de que se publique el elepé? ¿Es el signo de estos tiempos?
Hablando con la gente de la discográfica, nos comentaron cómo ha cambiado todo esto de hacer discos y su lanzamiento. Nos proponen sacar algunos singles y finalmente el disco completo, dicen que es mejor por diversas razones, y yo las entiendo. Adaptarse o sufrir, eso ha sido una constante en nuestra carrera. Si firmas un acuerdo discográfico hoy, es muy posible que antes de que cumplas ese acuerdo ya no exista el motivo por el que firmaste. Por ejemplo, en cosas firmadas por mí en 2008 en las que se hablaba de anticipos y de decenas de millar de unidades de cedés, no ponía nada de la música en streaming. En los próximos años, ¿quien sabe?

 

¿Qué nos podéis avanzar del álbum? ¿Irá en la línea de “Mi paraíso”?
Estamos muy contentos de cómo va quedando el disco, es curioso que todo el mundo que lo ha oido haga hincapié en lo mucho que suena a Los Secretos. Para mí eso es un piropo. Con los años que llevamos, va a ser difícil que suene a otra cosa. Personalmente, te diré que me gustan mucho las canciones y que el trabajo nuestro y el de Nigel Walker, el productor, está siendo exquisito y detallista, precisamente para potenciar ese sonido propio. Los arreglos giran alrededor de los distintos colores de las guitarras y voces, con los teclados como pegamento y un bajo y una batería sencillos pero contundentes. Como ya he dicho, a mí me gusta mucho. Espero que el resto de la gente que lo oiga piense igual.

 

 

¿Seguís trabajando con aportaciones compositivas de todos y cada uno de los componentes del grupo, aunque tu firma tenga más presencia que la de los demás?
Normalmente todos aportamos las canciones que creemos mas interesantes. En Mi paraíso, Jesús Redondo firma tres temas junto a Chema Vargas, Ramón Arroyo dos y yo, el resto, unas siete. Doce en total. Otras veces Juanjo Ramos y Santi Fernandez también componen, aunque esta vez no ha sido así.

 

En lo que llevamos de siglo no parece que tengáis mucha prisa en ir editando material nuevo, suelen pasar entre cuatro y cinco años entre cada álbum. ¿Se debe a que preferís no publicar nada que no os convenza del todo, a que es mejor esperar que llegue la inspiración? ¿Quizá a dedicar mucho tiempo a las giras?
Tienes mucha razón, es la suma de varias causas. La principal es que cuando haces canciones y no te gustan demasiado, pasas mucho tiempo para componerlas, y luego te das cuenta de que lo que has escrito hace apenas un mes ya no te dice nada y lo tiras a la basura. Esas etapas en las que no te sale nada que te guste, las hemos pasado siempre Los Secretos. Siempre nos hemos tomado nuestro tiempo para preparar los discos. Lo cierto es que en cuarenta años no hemos editado demasiados, preferimos pocos pero que nunca nos dejen de gustar. También es cierto que con el descenso de la venta física de discos, los grupos y artistas hemos tenido que adaptar nuestras carreras a constantes directos y giras, y eso nos resta tiempo y tranquilidad para componer. Estar saliendo de viaje cada tres o cuatro días no ayuda demasiado.

 

He leído que vuestro último álbum, Algo prestado (2015), se retrasó mucho por problemas con las licencias de algunas de las canciones originales que versionasteis. ¿Fue así?
Literalmente, sí. Aquel año pretendíamos grabar un disco doble, con un cedé de versiones y otro de temas nuevos. Empezamos por las versiones: yo no estaba muy contento con mis canciones nuevas, como te decía antes, y decidimos empezar a grabar las versiones en castellano de una selección de veinte temas, más o menos. Estando en el estudio, nos llamaron para decirnos que nos habían negado la adaptación de las siete canciones que estábamos grabando. El caso es que para saber si la aceptaban, primero teníamos que hacer todo el trabajo de adaptación al castellano, que es casi como hacer una nueva letra, los arreglos y grabarla algo más que bien. Los editores internacionales nos decían que el inglés era una lengua que se hablaba en todo el mundo y que por qué esa manía de españolizar la canción. Nosotros le explicábamos que elegir esas canciones era parte de un homenaje a nuestras influencias musicales, y que nosotros siempre cantamos en castellano. Fue duro, pero entre todos lo conseguimos. Ramón escribió a Ron Sexsmith que, encantador, dio su permiso: ya le habíamos atracado en el camerino de El Sol en un concierto con su banda. También teníamos la baza de nuestra amistad con Jackson Browne, con estos dos guardaespaldas poco a poco fueron aceptando todos. Algunos como Fountains of Wayne nos escribieron agradeciendo que les versionáramos. Fueron súper majos, se disculparon por lo bordes que habían sido sus editores. Con Peter Gabriel fue Carlos Narea, nuestro productor, el que cogió el teléfono y habló col él personalmente en su estudio. En realidad fue un calvario inesperado y poco agradable, que lo retrasó todo, y al final decidimos sacar el disco doble en dos cedés separados, uno de versiones y el otro es el que sacamos ahora.

 

Os gusta hacer versiones, pero vuestro repertorio también se ha sometido al tratamiento de otros colegas de profesión, como ocurrió con las canciones de Enrique en A tu lado (2000), con aportaciones de Antonio Vega, Carlos Goñi, Manolo Tena o Mikel Erentxun, y luego en el homenaje Han llovido 15 años (2014), con Leiva, Burning, Marwan, Los Elegantes o vosotros mismos. A veces esos discos de tributo arrojan resultados discutibles, en parte porque nunca se sabe si el músico debe ser respetuosamente mimético con los originales o debería arriesgar y llevarla por completo a su terreno, aún a riesgo de desvirtuarla, que es lo que se achacó a algunas canciones del primer tributo a Antonio Vega, en 1993, el colectivo Ese chico triste y solitario, en el que también participasteis. ¿Qué os parece a vosotros la forma de enfocar vuestros temas por parte de otros artistas?
Coincido en que a veces estos discos de homenaje pillan a los que participan liados o fuera de gira, y al final terminan haciendo una versión rara y con bajo presupuesto o parca, con poca producción. En los dos discos que nombras A tu lado. Un homenaje a Enrique Urquijo y Han llovido quince años, se da la circunstancia de que los que estamos detrás de la producción y arreglos éramos nosotros o gente de total confianza, así nos asegurábamos de la calidad. Recientemente se reeditó nuestro primer disco de 1980 con mezcla nueva y trece versiones de diversos grupos y solistas, en este caso cada versión era de libre decisión, con un resultado muy interesante.

 

«Vamos a hacer al menos dos conciertos (por el 20 aniversario de la muerte de Enrique)»

 

Hace unos años remozasteis vuestro repertorio con la ayuda de una orquesta sinfónica, que iba cambiando según la localidad del concierto. ¿Sois de quienes creen que las buenas canciones soportan cualquier clase de tratamiento? ¿Tenéis pensado repetir la experiencia?
Una buena canción facilita adaptarla a cualquier formato manteniendo su magia, eso es cierto. Con las distintas orquestas sinfónicas repetimos la experiencia siempre que surge la ocasión, con mucho trabajo detrás, sobre todo de arreglos y ensayos. Habremos tocado unas veinte veces con sinfónica y nos encanta. Entre el 2003, en que hicimos arreglos de cuerda para seis canciones, hasta hoy, hemos conseguido, con grandes arreglistas –entre los que está nuestros Jesús y Juanjo, que se curraron con mucho esfuerzo parte de esos arreglos– un total de catorce temas adaptados para orquesta.

 

En noviembre se cumplirán veinte años del fallecimiento de Enrique. ¿Habéis pensado en alguna clase de tributo o recordatorio o creéis que ya no es necesario?
Sí, vamos a hacer al menos dos conciertos, creo. Existe un grupo de músicos que cada año le hacen un homenaje con mucho cariño y respeto. El tema es fusionar esta banda con Los Secretos e invitados. Todavía estamos decidiendo cosas sobre cómo hacerlo este año, por lo especial de la fecha.

 

Siempre me ha llamado mucho la atención que fuisteis una de las primera bandas –si no la primera– en modular el country rock en castellano, cuando no era ni mucho menos un género que estuviera de moda en los ochenta, algo que cambió luego en los noventa con el llamado alt country o americana. Incluso antes, en tiempo de nueva ola, debutasteis con un disco que tampoco casaba demasiado con la vertiente más frívola y despreocupada de lo que luego se convino en llamar Movida. Y eso que el concierto de homenaje a Canito siempre se ha visto como un hito fundacional de aquello. ¿Os habéis sentido siempre fuera de modas o incluso nadando contracorriente?
Absolutamente. Nunca sentimos que formásemos parte de alguna corriente en concreto. De hecho, no fuimos renovados por Polydor en 1983: decían que hacíamos country y que no teníamos ni idea de cómo había que tocar para triunfar y tenían razón. Hemos pasado grandes baches por este motivo. En septiembre de 1980 sacamos el primer epé con cuatro canciones, y apenas vendimos cinco mil copias. Luego, cuando pocos años después se empezó a llenar la escena con cientos de grupos que vendían cientos de miles, nosotros estábamos deshechos y destrozados por la muerte de Pedro Díaz, nuestro segundo batería. Tardamos dos años en reponernos, y otros dos más en que se nos volviera a escuchar en la radio, fue a partir de 1989 que volvimos a sacar la cabeza con cierta dignidad. Como ya he comentado otras veces, nunca fuimos número uno de nada. Ni de ventas de discos, ni del caché, ni de número de conciertos.

 

Tengo curiosidad por saber cómo vivistéis aquella época primeriza, entre 1979 y 1983, más o menos, en la que los grandes sellos de este país parecían estar completamente desnortados y os fichaban a vosotros o a Nacha Pop para muy pronto desecharos porque no respondíais comercialmente a lo que ellos esperaban. ¿Se dieron muchos palos de ciego?
En los comienzos, allá por el 1978 o 1979, éramos literalmente unos críos que soñaban con imitar lo que oían perplejos en el tocadiscos de su casa. The Clash, Blondie, The Cars, The Police o Pretenders se alternaban con discos de los Byrds, Flying Burrito Bros, CSN&Y, Dylan o Van Morrison, entre muchos otros. El resto ocurrió muy deprisa, cuando conseguimos el primer local de ensayo, a medias con Mermelada, Los Zombies y Kaka de Luxe, y otros que pasaban por ahí. Teixi, de Mermelada, nos habló de un estudio de maquetas cerca del local: resultó que era de Jesús Gómez, técnico y productor de sobrado prestigio. Ahorrando juntamos unos pocos miles de pesetas para la primera maqueta, unos meses después grabamos allí también la segunda, en la que ya estaba la canción “Déjame”. En esos años la radio era nuestra biblia y escuela. Escuchábamos Onda Dos, RNE, Radio Juventud… en todas las emisoras los DJ programaban la música de gran calidad que les gustaba y poco tiempo tardamos en llevarles las maquetas. Nuestras canciones empezaron a sonar en las emisoras, y con la corriente new wave pegando fuerte por todos lados, nos vimos de repente llenando salas pequeñas de Madrid. A uno de esos conciertos nos vino a ver Carlos Pinto, director de Polygram, que nos ofreció grabar en verano un epé. No lo dudamos ni un segundo. Es cierto que no sabían lo que fichaban, pero sabían que algo estaba pasando, y no solo en Madrid. Nuestro error fue aceptar grabar tres elepés en tres años. Algo parecido les pasaba a otros grupos como Trastos o Mamá. No solo eran palos de ciego, es que luego no sabían qué hacer contigo. Las discográficas algo se olían, porque como dije, ahí estaban la new wave, el punk… estaban pasando cosas y como no sabían, pues fichaban a todo el que pillaban. Y si tenían suerte, hasta se ponían medallas.

 

Si no me equivoco, la formación que completan contigo Ramón Arroyo, Jesús Redondo, Juanjo Ramos y Santiago Fernández es la más estable de toda la trayectoria de la banda. Supongo que es muy sencillo salir de gira o afrontar un nuevo trabajo, con tanta experiencia conjunta acumulada. ¿Es ese posiblemente el secreto para vuestra longevidad?
Es evidente que somos ya como una familia. Nos conocemos y respetamos, nos reímos y nos enfadamos, pero cuando llevas tanto tiempo tocando, grabando y haciendo una banda juntos, hay algo que te une mas aún, y es la intuición adquirida por la práctica conjunta. Cada uno por separado vale equis, pero juntos es algo más que cinco equis. Esto le pasa a casi todos los grupos del mundo. La longevidad creo que depende de la capacidad de superación en momentos que a otros les hubiera tirado a la cuneta a la primera de cambio. Si hemos salido adelante después de lo que hemos vivido, la inercia no nos para, nuestra inercia es la gente a la que le gustamos, que es la culpable de que el grupo exista.

 

 

«Nadie se despierta un día y decide dedicarse a esto cuarenta años, es la gente la que te elige a ti»

 

¿Hubieras imaginado en 1978 que más de cuatro décadas después aún estarías –pese a las no pocas y desgraciadas bajas– al pie del cañón, manteniendo Los Secretos como un proyecto musical con plena vigencia?
No, en absoluto. Enrique y yo hablábamos a menudo del milagro de poder tocar, con lo difícil que era en esa época hacerte con una guitarra buena, con discos o formación. Estábamos convencidos de que serían unos pocos años, que nuevos grupos con más talento y experiencia nos pasarían por encima. Creíamos que, por precoces, habíamos cometido errores que otros no cometerían.

 

Siempre me pregunto cómo se siente un músico cuando aborda sobre el escenario una canción que posiblemente lleve décadas interpretando. Cómo consigue que el compromiso emocional con la canción no se desgaste por el uso. Que no acabe hasta el gorro de tocarla y sobre todo de cantarla, vaya. En vuestro caso, ¿os resulta fácil?
Yo pensaba lo mismo, de pequeño, de los artistas que salían en la tele: pensaba que estarían hartos de repetir la misma canción mil veces. Pero cuando debes tanto a quien te está escuchando y tienes el honor de que lo que vas a cantar tiene un pedacito de su vida pegado a la melodía, en esos momentos te debes a tu profesión: es ese el mejor momento para definir qué es un músico. La canción no se escribe e interpreta para uno mismo, en el fondo necesitamos egoístamente que signifique algo para alguien. Cuando eso pasa, el que más disfruta es el músico, da igual las veces que la hayas tocado.

 

¿Os cansa que se os tilde de una banda melancólica, o es algo que creéis que os habéis ganado a pulso y es mejor aceptarlo?
Es cierto que en esa época los textos de los temas de la mayoría de las bandas nuevas eran a menudo transgresores y provocativos. Nosotros habíamos escuchado mucho a Serrat, Aute, Silvio Rodriguez y también toda la música country rock y las rancheras, que nos pegó fuerte. Si se piensa un poco, te das cuenta de que la mayoría de los géneros musicales comparten un mismo lenguaje, desde la copla pasando por el blues y escuchando a Dylan o Jackson Browne, a Nick Lowe… es un lenguaje que intentábamos copiar para nuestras canciones, pero en español. Entiendo que nuestras letras eran más personales, de amores rotos o fracasos, y para los que escuchaban a otras bandas de entonces, fuéramos mas tiernos. Digamos que sí, yo creo que está aceptado como amigo ese concepto melancólico- triste que siempre nos habéis preguntado en las entrevistas. Con todo derecho (risas).

 

¿Sentís que habéis ido ganando nuevos fans con el paso del tiempo, gente mucho más joven, que tengan ahora entre 20 y 35 años, que por edad no llegó a conoceros en vuestros inicios, y que se han ido sumando al carro?
Sin duda, y por suerte. Gran parte de nuestro público nos ha ido conociendo simplemente porque sus padres, tíos o primas nos escuchaban. Es evidente que gente de todas las edades ha ido incorporándose con el paso del tiempo como nuevos fans, ese es el gran secreto de nuestra longevidad musical. Nadie se despierta un día y decide dedicarse a esto cuarenta años, es la gente la que te elige a ti, por eso siempre estaremos agradecidos.

 

Fuisteis testigos privilegiados de la eclosión musical y cultural del Madrid de los primeros ochenta. ¿Cómo veis este revisionismo tan ruidoso, que invita a pensar que todo aquello fue una especie de frívola burbuja que no sirvió más que para legitimar el statu quo y que los políticos de turno manejaron a su antojo?
Me da un poco de pereza hablar de lo que se hace ahora con lo de entonces. Me explico: mis recuerdos son los míos, y aquello me pareció algo natural, sencillo y amigable. Eran años de esperanza y libertad. Por lo menos yo me sentía así. No me gusta que se hable tanto de tantas cosas sin saber nada mas que tópicos y vaguedades. Si yo escribiera un libro sobre la eclosión de los ochenta y la Movida no habría ni una letra para los políticos. No les interesaba la cultura entonces ni les ha interesado en los últimos cuarenta años. Tierno Galván era un magnifico alcalde, pero la música la utilizó para salir en la foto. Los políticos se encontraron las cosas de esa manera: no ayudaron, no las facilitaron. Lo normal es que se cerraran locales de conciertos, no que el ayuntamiento cediera locales para ensayos o para cines y teatros, como hacen en otros países. No hay más que ver la presencia que la música tiene en el sistema educativo.

 

¿Cómo están saliendo los conciertos de la gira? ¿Tenéis un buen feedback por parte de la audiencia?
Muy bien, la gente está encantada con lo que estamos haciendo. Es la primera vez en la vida que tocamos las canciones de un disco antes de terminarlo y me gusta. Los temas nuevos están siendo sometidos a mucho estrés al tocarlos junto a nuestros clásicos, y están saliendo más vivos de lo que estaban en el estudio cuando los grabamos el mes pasado. La verdadera prueba para un tema es el directo. Averiguar qué canción de las nuevas será parte de nuestro repertorio en el futuro será aleccionador y novedoso.

 

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