Libros: «Niños en su cumpleaños», de Truman Capote

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«En esta obra primigenia el escritor de Nueva Orleans presenta un mundo que se agota en sí mismo, el mismo paisaje que después utiliza en ‘A sangre fría’, un pueblo de Alabama feliz, complacido, que agota la visión de la realidad en el porche, olor a hierba y helado»

Truman Capote
«Niños en su cumpleaños»
NÓRDICA


Texto: CÉSAR PRIETO.


Desde que Alianza Cien dio el pistoletazo de salida me han cautivado las ediciones de libros de esqueleto recortado, pequeños como una mano y de menos de cien páginas. Sueños de espera en el parque o de tren de cercanías. La editorial Nórdica, especializada en novelas de aire septentrional, posee una colección más abierta de miras y marcada por este formato. Y publica en ella el breve relato –sesenta páginas y media– WNiños en su cumpleaños», Truman Capote como nunca te lo imaginaste el mismo año en que se dio a la literatura con el impacto de «Otras voces, otros ámbitos». O sea, 1948.

Truman Capote, sí, que para el que suscribe representa uno de los dos modelos posibles de escritor en el pasado siglo XX, el que proyecta su obra en un ámbito glamouroso y juega con la palabra como seducción. El otro es el que vuelca la palabra en un universo cerrado, de Kafka a Bolaño. Aún así en esta obra primigenia el escritor de Nueva Orleans presenta un mundo que se agota en sí mismo, el mismo paisaje que después utiliza en «A sangre fría», un pueblo de Alabama feliz, complacido, que agota la visión de la realidad en el porche, olor a hierba y helado. El porche en las novelas americanas coincide en función con la mesa camilla en las nuestras.

Y en este pueblo aparece una niña de diez años, Miss Bobbit, petulante, vestida de pitiminí e interprete de su madre, callada indefinidamente. Llega, se instala en la pensión, conecta un gramófono en el jardín y baila. Consciente de sí misma, perfectamente seria en unas quince primeras páginas por las que daría la vida cualquier escritor. Billy Bob y Preacher Star, amigos, juventud de expectativas marcadas, quedan obnubilados, pierden a sus novias, hacen locuras.

El cuento no es más que la crónica de una muerte anunciada desde la primera línea, estremecedora en un final tan directo como un golpe en la mandíbula. Y en medio, Manny Fox, estafador que revela uno de los temas esenciales –de la narración y de Capote–: la pérdida de la inocencia. Los personajes, a Miss Bobbit me refiero, exponen demasiado, su ropa interior de encajes azules en un escenario, naturales y rebeldes. Y los acaba atropellando un autobús.

Anterior entrega de libros: “Caligrafía de los sueños”, de Juan Marsé.

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