Las canciones de la resistencia española que ideó Chicho Sánchez Ferlosio

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“Un 10”, como la edición original, con su portada y una canción añadida en la que el cantante le pegaba un meneo nominal a todos los ministros de Franco”

 

Por primera vez en España se publica la crítica grabación clandestina que llevó a cabo Chicho Sánchez Ferlosio en los sesenta. César Prieto reconstruye la historia.

 

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Chicho Sánchez Ferlosio
“Canciones de la resistencia española”
MADMUA RECORDS, 2018

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

La historia está ya tan lejana en el tiempo y resulta tan increíble que no parece otra cosa que una leyenda. En 1963, la situación en España padecía de cierto nerviosismo. Hay manifestaciones estudiantiles en Canarias, explosiones en pozos mineros, condenas por motivos políticos que se hacen ya angustiosas en abril con la pena de muerte que ejecuta a Julián Grimau por el delito de ser comunista; desestabilizador del régimen, evidentemente.

Ese año, en la madrileña colonia El Viso, vivía José Antonio —Chicho— Sánchez Ferlosio con su primera mujer, Ana Guardione. Es una zona noble de la capital, no en vano era hijo de un fundador de la Falange que aún vivía y que veinticinco años antes había sido ministro, aunque también es cierto que desde 1961 Chicho y Ana están afiliados al Partido Comunista y a pesar de ello era el benjamín mimado, cada domingo iban a su casa a comer en familia. A raíz de esa filiación comunista, Chicho colabora con un grupo de italianos que busca canciones de la resistencia española. El disco aparece en Italia al año siguiente, en 1964.

 

Búsquedas clandestinas

Un par de años después se dirigen a ese piso de la calle Guadalquivir un par de estudiantes de la delegación sueca de una organización francesa de reconocida tendencia comunista, Clarté. Llevan una grabadora y su propósito es indagar en los focos antifranquistas, evidentemente clandestinos. Parece ser que el contacto se produjo a través de Paco Uriz, docente y escritor, que llevaba unos años viviendo en Estocolmo y allí era un referente activo en la lucha marxista.

La preocupación en Suecia por la situación en España era ya manifiesta, pero con el asesinato de Julián Grimau y las consiguientes manifestaciones que se convocan en toda Europa este interés se recrudece, hasta tal punto que la revista de la organización Clarté dedica un número a nuestro país. Es por ello que surge la idea de acudir a España para recoger canciones y obra gráfica de artistas opositores al régimen para hacer una exposición y con ello recaudar fondos para la causa. Los suecos recorren varias ciudades, van consiguiendo direcciones aquí y allá y antes de partir alguien les dan una cinta con canciones de Chicho, pero esta no fue la que se usó para el disco por su falta de calidad técnica.

Parece ser también que fueron cuatro las cintas grabadas hasta enero de 1964, con lo cual hay bastantes más canciones que las que aparecieron en un elepé con únicamente seis que se publicó en Suecia ese mismo año. Todo es confuso, evidentemente no hay documentos oficiales, pero el escritor Alfonso Grosso realizó con los suecos y con una de las cintas el viaje de vuelta a Estocolmo.

 

El encuentro

El caso es que los suecos suben hasta el 4º izquierda del edificio de cuatro plantas en que vive Chicho, chicos de unos 25 años. En varias entrevistas recientes Ana Guardiones aún recuerda los tres cuartos de hora que estuvieron en su casa, donde sabían que iban a venir, pero no cuándo ni cómo. Hablaban el suficiente español para entenderse y rápidamente —sin un café, pero con miedo y premura— preparan el cuarto de baño para que sea testigo de la grabación. No es por cuestiones acústicas, sino por ser la única dependencia de la casa sin salida al exterior; no fuera a ser que en la radio Marifé de Triana sufriese interferencias y se escuchase desde una ventana incitar a la huelga. Nada más. La bobina salió de España pegada a los bajos del coche por la parte exterior, los chicos tenían un miedo cerval a la policía.

 

Las canciones

El disco salió con seis canciones a principios de 1964 y, aunque solo se prensaron dos mil ejemplares, la radio lo emitía con frecuencia y todo el norte de Europa contó con versiones. El contenido… quizás es lo de menos. Una mítica ‘Los gallos’, pacifismo y proclamas huelguistas, guitarra de palo y si acaso una ‘Canción de Julián Grimau’ en que la voz de Chicho se advierte teñida de sentimiento. La había compuesto horas después de que lo mataran, en abril, con los amigos que llenaban una casa que estaba siempre abierta.

Por supuesto, la portada no aclaraba quién era el intérprete —“por razones de seguridad”, se informaba— y así aparecía también en versiones del disco que se editaron en Italia y en el Cono Sur y que incluían canciones de esas otras grabaciones que hemos señalado. Incluso los suecos trajeron copias a España en una segunda visita con una cubierta que las acreditaba a un inexistente Mats Antonsson: “Canciones populares suecas del siglo XX”. Se trataba de volver a grabar con vistas a sacar un segundo disco, que no se publica hasta 1974.

 

La reedición

Así quedó la historia. Del disco había algunas muestras digitales en internet en las que nadie se preocupaba de los derechos de autor, hasta que vino Madmua. Madmua Records es una compañía admirable en lo suyo, algo muy concreto. Se dedica a rebuscar y editar en vinilo grabaciones perdidas de los años setenta; ese grupo, ese cantante que no tuvo suerte, pero que dejó un par de discos bien interpretados, con gancho… joyas que alguien debe rebuscar porque no podemos permitirnos el lujo de prescindir de grandes canciones. No solo eso, acompaña sus vinilos de libretos en las que hace un balance del grupo y, casi un milagro, logra encontrarlos y que acompañen las ediciones con sus palabras.

Es el sello que, aunque no entre dentro de sus parámetros, ha hecho un maravillosamente editado facsímil del disco de Chicho Sánchez Ferlosio. Un 10”, como la edición original, con su portada y una canción añadida en la que el cantante le pegaba un meneo nominal a todos los ministros de Franco. Ni los suecos se atrevieron a incluirla. Y de regalo, un epé con cuatro canciones de la Guerra Civil —‘¡Ay Carmela!’ o ‘Si me quieres escribir’— grabadas en la misma sesión pero nunca editadas. Bombas líricas sobre las que David Trueba está preparando un documental.

Bombas que siguen explotando. No es solamente que Chicho haya sido el maestro de Javier Krahe o Joaquín Sabina y perviva en ellos, es que el pasado ocho de marzo en las manifestaciones en reivindicación de la igualdad de las mujeres se cantaba el ‘A la huelga’ que aparece en el disco de Chicho: un disco de dos mil ejemplares editados en Suecia que no ha llegado hasta ahora a España y que sirve aún para defender derechos obvios. Sospecho que ninguna de las que lo cantaba sabía de quien era esa canción. Sospecho también que ello le hubiera encantado a Chicho.

 

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