Joaquín Torres, de Los Pasos: «En la música actual hay mucha reiteración, hay que arriesgar más»

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«Es un disco con un trabajo enorme, gestado en varios años. Es un trabajo que, hoy por hoy, no podría financiar ninguna discográfica; sería terriblemente caro»

 

A partir de un trabajo de orfebrería musical, y tras varios años de gestación y reposo, finalmente ve la luz Otro punto de vista (Rama Lama Music, 2018), una puesta al día de la obra de Los Pasos, coordinada y cocinada por Joaquín Torres, cabeza visible de uno de los proyectos más ambiciosos que nos brindó la década de los sesenta del siglo XX en tierras hispanas, y productor de cabecera de decenas de artistas relevantes de la historia de nuestra música. Por César Campoy.

 

Texto: CÉSAR CAMPOY.
Foto: MACARENA TORRES. 

 

No se confundan. No estamos ante una mera y simplona actualización de algunas de las joyas que Los Pasos crearon en los siete años (de 1966 a 1972) en que dieron buena fe de su pasión por las armonías vocales, las guitarras luminosas y la precisión sonora. Otro punto de vista (Rama Lama Music, 2018) va más allá. Hace más de una década, Joaquín Torres, líder de la formación, decidió crear una obra peculiar a partir de la deconstrucción (el título es toda una declaración de intenciones) de joyas como «Tiempos felices», «Ojo por ojo» o la magna «Quiero volver». La apuesta se antojaba arriesgada, teniendo en cuenta el grado de meticulosidad que ha caracterizado la obra de un músico apasionado por el detallismo. Como era de prever, esta suerte de menú homogéneo, compuesto por veintidós cortes dispuestos en un hilo coherente, tenía que cocinarse en Torres Sonido, los míticos estudios de grabación regentados, desde hace décadas, por Joaquín, en cuyas paredes han rebotado las melodías de artistas como El Último de la Fila, Mecano, Camilo Sesto, Julio Iglesias, Rocío Jurado, Danza Invisible, Hombres G, Autralian Blonde, El Niño Gusano, Ilegales, Pablo Milanés, Hilario Camacho, La Unión, 091, Los Suaves, Rodrigo García, Los Secretos, Joaquín Sabina o Barón Rojo. Por allí fueron pasando, coordinados por Joaquín, y en diversas fases, Joe, Martín, Luis y Juanjo.

 

Esta obra se registró hace varios años, y es ahora cuando se publica. ¿Por qué decides embarcarte en esta aventura?
En un momento de tranquilidad de mi trabajo, se me pasó por la cabeza hacer algo con Los Pasos; mostrar una nueva visión del grupo. Todo esto surgió en 2006, hace tiempo. Diseñé los bocetos de las canciones, creé las bases… y eso me llevó un año. Llamé a Joe para ver cómo estaba de voz, y vimos que, después de tanto tiempo, no estaba en plena forma. Así que dejé el proyecto aparcado. Pasado un tiempo, volvimos a intentarlo, y nos metimos a fondo. Le pegué una paliza [risas]. Estuvimos tres días para dejar lista «Tiempos felices», que fue la primera con la que nos pusimos. Y vimos que, entonces sí, la cosa podía funcionar. Estuve un año más trabajando en las guitarras, los bajos y las programaciones, el propio Joe me ayudó con los teclados, y el resto del grupo fue aportando su granito de arena. Una vez todo listo, me centré en las mezclas y en los detalles. Es un disco con un trabajo enorme, gestado en varios años. Es un trabajo que, hoy por hoy, no podría financiar ninguna discográfica; sería terriblemente caro.

 

¿Cómo surge la opción de recuperar, ahora, esta obra y publicarla?
Le ofrecí el disco a José Ramón Pardo. Rama Lama es una compañía muy sensible a la música de los sesenta. En un principio dudó, pero le convencí al argumentarle que este trabajo no es tanto para la gente que ya nos conoce, sino para aquella que quiera descubrirnos.

 

No se trata de un álbum revival al uso. ¿Cuál es la filosofía que marcó el camino de gestación?
Mi primer objetivo era que las canciones no sonaran desactualizadas. Y, sobre todo, los textos. Porque la música puedes ponerla al día, pero, en cuanto a las letras, soy consciente de que hay canciones de Los Pasos que ya no se pueden cantar por anacrónicas o rancias. Es una cuestión de edad. Por eso, en la selección tuve en cuenta que fueran actuales, que tuvieran vigencia y cuyos temas no fueran perecederos. Los temas sociales y amorosos son los mismos, aunque pasen los años. Tenía que haber coherencia.

 

Efectivamente, sigue habiendo un componente reivindicativo en los textos de Los Pasos que mucha gente ignora. De hecho, escuchando algunas de vuestras letras de nuevo, caes en la cuenta de que están muy de actualidad. Nos referimos a, sin ir más lejos, «No encuentro comprensión», «Ayer tuve un sueño», «No me gusta decir sí», «El pobre (yo soy así)»…
Claro. Son temas de siempre. Uno de los aspectos más importantes de esta recuperación es que, para mí, tienen mucho más valor esas letras, hoy en día, que cuando fueron compuestas. De hecho, en la actualidad, no hay mucha gente que opte por ese tipo de mensaje.

 

 

Hablamos de una obra, prácticamente, conceptual.
Le di muchas vueltas. Por lo que comentamos, tuve claro que canciones como «La moto» no podían entrar. A nuestra edad, nadie quiere una motocicleta [risas]. «Habibi» tiene una letra que, hoy, sería conflictiva. Quise ligar todos los temas para conseguir que su escucha fuera amable.

 

El disco incluye un tema inédito, «Topacio».
Sí. Es una canción que había compuesto Joe. No estaba prevista en un principio. En medio de la grabación decidimos incluirla. Me la presentó, me encantó y le comenté que no era necesario añadirle letra. Tras darle unas vueltas modifiqué la estructura para que fuera más reducida, quedara como una pincelada y demostrara que Joe siempre ha sido un gran músico.

 

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«Uno de los aspectos más importantes de esta recuperación es que, para mí, tienen mucho más valor esas letras, hoy en día, que cuando fueron compuestas»

 

Además, también podemos escuchar un pasaje de un ensayo de 1966 de «No encuentro comprensión». ¿Quedó material, de estudio o de directo, pendiente de editar de Los Pasos?
Cuando firmabas con una compañía quedabas atado a ella. Todo lo que grababas pasaba a formar parte de su catálogo, y ya no podías editarlo por tu cuenta, aunque fueran temas tuyos. Sí, hay cosas de aquella época, aunque estimo que no muy importantes. En este caso, estamos hablando de un ensayo que grabamos antes de firmar el contrato con Hispavox, y es propiedad, absolutamente, nuestra. Por eso lo utilizamos, como anécdota. Es uno de los pasajes que se integran en el disco, y que sirven de nexo de unión entre temas. El objetivo era que una canción te fuera enganchando a la siguiente.

 

Otro aspecto de Los Pasos que esta grabación reivindica es vuestra pasión por esas armonías vocales perfectas. ¿Costó mucho volver a cuadrar unas voces tan minuciosas?
Es que Los Pasos éramos un grupo muy complicado. En nuestras producciones había mucha música y mucho trabajo detrás. Nuestras mezclas siempre han sido muy elaboradas. Por supuesto, para nosotros, las armonías vocales eran un instrumento más. De hecho, cuanto más escuchas este trabajo, más elementos acabas descubriendo.

 

 

Si no me equivoco, has estado trabajando en el último disco de Phil Trim.
Sí. Surgió de Tony [Climent], que fue batería de Alcatraz. Se juntó parte que la orquesta con Phil, y decidieron trabajar un nuevo disco, bajo un nombre distinto, Phil Trim & The New Tops, ya que no pueden utilizar la marca Pop Tops. Es un álbum absolutamente internacional. Está grabado en inglés. Están negociando la publicación porque, seguramente, se va a llevar todo desde México. Hay temas inéditos, y otros antiguos. Hay composiciones de Phil, un par mías, una nueva versión de «Mamy blue» y revisiones de «Wonderful world» y «I feel fine», con unos arreglos que he hecho yo… Es un disco muy interesante y con mucha proyección.

 

Tú has producido a artistas variadísimos de mil y un estilos y de casi todas las décadas. ¿Te gustaría trabajar con nuevas formaciones?
Nunca me cerré a ningún artista ni a ningún estilo, pero entiendo que cada generación tiene sus medios, sus círculos… Eso sí, yo siempre me he adaptado a cualquier generación. Me encanta trabajar con gente joven. Muchos músicos que pasan por el estudio me piden consejo y colaboración. Estoy abierto a cualquier innovación musical; me encantan los retos. De hecho, me encantaría hacer cosas diferentes; no reincidir en aquello que ya está haciendo todo el mundo. En la música actual hay mucha reiteración. Es muy repetitiva. Hay que arriesgar más.

 

Hay bandas que se pueden tirar quince años publicando el mismo disco.
Creo que es debido a la falta de educación musical. En términos generales, España es más de divertirse y bailar con la música, y menos de preocuparse por las armonías o el sonido. Además, las rutinas actuales han convertido las canciones en una especie de comida rápida, en un producto de usar y tirar. Y tampoco ayudan las compañías discográficas. El negocio ha cambiado y, como no se venden discos, no apuestan por artistas nuevos o por el aspecto creativo. Apuestan por alguien cuando ya ha despuntado, por ejemplo, en las redes sociales. No crean artistas. No tienen interés. Se han vuelto en administradores de aquello que pueda dar más dinero. No hay pasión.

Anterior entrevista a Joaquín Torres: La obsesiva precocidad sonora.

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