Fandango! (1975), de ZZ Top

Autor:

OPERACIÓN RESCATE

«Deciden arriesgarse con su siguiente disco con una propuesta que no convence ni a su discográfica ni a su productor, Bill Ham»

 

En su cuarto disco, ZZ Top sorprendieron con el título, pero también con su arriesgado planteamiento: un disco de canciones en vivo en la cara A y de estudio en la cara B. Y hasta versionando a Elvis. Lo cuenta Eduardo Izquierdo, que ha profundizado en los inicios de la banda estadounidense en un artículo publicado en el número 18 de Cuadernos Efe Eme.

 

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ZZ Top
Fandango!
LONDON RECORDS, 1975

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

  

En el mundo del rock es frecuente oír hablar de la maldición del segundo disco. Esos grupos o solistas que no superan el éxito de un álbum de debut, convertido en muchas ocasiones en un grandes éxitos de sus canciones previas, y que en su segunda entrega bajan claramente el nivel. Lo que no se suele citar tan habitualmente es la maldición del disco que va después del éxito. Me explico: hay muchas bandas que no obtienen el espaldarazo definitivo tras su primer trabajo, sino en un determinado momento de su carrera. Son músicos que llevan años intentándolo y que, de golpe, logran el éxito muchas veces de manera inesperada. Y luego, claro está, han de mantener las constantes vitales. Esa es la maldición del disco que va después del éxito. Algo que podía haber sucedido a ZZ Top con Fandango! pero que, como vamos a ver, lograron superar de manera más que brillante.

En julio de 1973, unos ZZ Top todavía carentes de las largas barbas que básicamente iban a identificar para siempre a dos de sus miembros publicaban Tres hombres, su tercer disco. Un trabajo espléndido que, como aseguraría Thomas Erlewine en Allmusic, «trajo a ZZ Top su primer top ten, convirtiéndolos en estrellas en el proceso». Marcado por el incombustible y reconocible riff de una canción tan enorme como “La grange”, no es solo que el álbum fuera un superéxito de ventas, alcanzando un notabilísimo número ocho, sino que superó cualquier previsión y fue rotundamente aclamado por la crítica, que lo ensalzó como uno de los mejores trabajos del año. Pero, como hemos dicho, tocaba mantenerse.

El grupo, además y a pesar de todo, no estaba satisfecho con el resultado. Consideraban que en estudio todavía no eran capaces de lograr sonar como lo hacían en directo: como una auténtica apisonadora. Ni cortos ni perezosos deciden arriesgarse con su siguiente disco con una propuesta que no convence ni a su discográfica ni a su habitual productor, Bill Ham. La cosa consistía en publicar un álbum con una cara en directo y otra en estudio. ¿Un suicido comercial? El resultado es un número diez en las listas de ventas, buenas críticas y medio millón de copias vendidas en pocas semanas. Su título, por cierto, es Fandango!

 

 

Publicado en 1975, y reeditado en 1979 con extras, la primera cara contiene la parte grabada en directo, en un concierto celebrado en Nueva Orleans. Arrancando con “Thunderbird”, un tema muy cincuentas, se llega a la joya de la corona: la versión del “Jailhouse rock” de Elvis Presley. Cierran cara con un explosivo medley, una auténtica jam de blues, en el que mezclan el “Backdoor love affair” de su primer disco con versiones de Willie Dixon (“Mellow down easy”) y John Lee Hooker (“Long distance boogie”). En medio se sacan de la manga una auténtica improvisación titulada “Backdoor love affair nº2”, para dejar exhausto al oyente.

 

 

En la segunda cara combinan el rock sureño de “Nasty dogs and funky nights”, con la balada blues de “Blue jean blues” o el blues rock de “Balinese”. Aunque dejan lo mejor para el final. Un tramo de despedida insuperable encabezado por la irónica “Mexican blackbird”, la energética e icónica “Heard it on the X” y “Tush”, un auténtico himno versionado por Iron Maiden, Joan Jett o Nazareth, entre muchos otros, y colado como banda sonora de una decena de películas y series de televisión. Si con todo esto no podemos considerar la prueba del disco que va después del éxito como superada, ya me contarán.

 

 

Anterior entrega de Operación rescate: Time to start kickin’ ass (1998), de Aerobitch.

 

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