El Club de las BSO: Los últimos aciertos de Roque Baños y Fernando Velázquez

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“Los dieciochos minutos finales de ‘La cumbre Escarlata’ son una auténtica maravilla. ‘I know who you are’ y ‘Lucille & showdown’ son dos momentos que merecen estar entre los mejores del año, y se disfrutan aún más en la banda sonora que en la película”

 

Las bandas sonoras de algunos estrenos de octubre no llegaron a tiempo a manos de nuestro especialista Fernando Fernández, que no ha querido pasar por alto las maravillosas aportaciones musicales españolas de “Regresión” y “La cumbre Escarlata”.

 

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

 

A pesar de los retrasos habituales, y las locuras de la distribución española, en nuestro país tenemos cierta suerte con respecto a los grandes estrenos mundiales, y también con respecto a los títulos de interés que suelen acumularse a final de año. Es por eso que las bandas sonoras suelen aparecer algo más tarde que los estrenos de las propias películas. A pesar del mundo digital, los títulos y su promoción aún siguen más centrados en las salas. Pero eso no quiere decir que nos olvidemos de ellos, así que voy a aprovechar una calma en los estrenos de esta semana (y sobre los que ya hablamos la semana pasada) para recuperarlos. Especialmente, por el buen sabor español que tienen.

 

“Regresión”, música de Roque Baños

Le guste a quien le guste, en los últimos años Alejandro Amenábar es uno de los pocos nombres de nuestro país que genera automáticamente interés y resultado en taquilla, y eso que no se prodiga demasiado. En esta ocasión regresa a sus raíces con un thriller de factura internacional y en el que aprovecha para tomar elementos de la histeria colectiva provocada por los medios en la América rural de los 90 y crear una de sus historias habituales cargadas de atmósfera. Y aunque consigue una interesante película desde el punto de vista de los personajes y con su habitual brillante factura técnica, la historia no termina de funcionar todo lo que debería.

De nuevo vuelve a contar con los servicios de un compositor, dejando atrás (parece que definitivamente) su habitual responsabilidad en la banda sonora de sus películas. Algo que tampoco es malo, y menos cuando echas mano de uno de los mejores compositores españoles como es Roque Baños (“Las 13 rosas”, “Evil dead”). Su trabajo, posiblemente sea uno de los más atmosféricos y delicados que le he escuchado en los últimos años, y ese es otro de los elementos que nos da la pista sobre dónde se encuentra el interés de la historia. La música en ningún momento termina de pisar el acelerador y entrar en “modo terror”, aunque en ciertos momentos consigue crear esa cierta atmósfera, como con ‘Angela’s statement’ o ‘Trouble sleeping’. Interesante cómo incorpora el sonido del metrónomo y las regresiones en la música para crear esa tensión y suspense, pero en conjunto persigue más crear ese ambiente de pavor y tensión que en darnos el susto, algo muy de agradecer en el género, y buena muestra de la calidad que atesora Baños. Otro elemento que consigue transmitir estupendamente la música es un aire de tristeza y desolación que consigue completar la historia. Ese ‘Opening’, con violín y voz solista es la muestra perfecta, y reapareciendo en momentos como ‘A shattered family’ o ‘It’s my fault / End credits’, marca los puntos más destacados. Probablemente, una banda sonora más interesante que la propia película, que funciona a muchos niveles con la misma, especialmente si no se va a la misma buscando la típica banda sonora de terror.

 

“La cumbre Escarlata”, música de Fernando Velázquez

“La cumbre Escarlata” nos lleva a otro territorio clásico del cine de género. La nueva película de Guillermo del Toro nos muestra por qué, a priori, es uno de los directores que mejor parece entender la mentalidad de clásicos como Lovecraft, o cómo en esta ocasión, Poe y Stoker. Del Toro nos trae a una joven a la que un atractivo desconocido roba su corazón y se traslada a la cima de una montaña de arcilla de color rojo sangre. Como es habitual en esas historias góticas y oscuras suyas, los secretos del lugar, deseo, las sombras, el misterio y la locura se entremezclan en una trama de tintes clásicos y sobrecargados.

Aunque ya trabajó con Javier Navarrete en sus proyectos españoles, Del Toro no retoma su colaboración con Marco Beltrami, su compositor habitual, y le da las riendas musicales a uno de los nuevos nombres más destacados del panorama español, Fernando Velázquez. El resultado es absolutamente apabullante. En esta ocasión el compositor nos demuestra una manera opuesta de crear atmósfera a la que os comentaba con “Regresión”. La historia, la fotografía, el diseño de producción y el vestuario claman por una música tan exagerada (en el buen sentido) que llene esos espacios exaltadamente románticos que el estilo de la historia y la propia trama necesitan. Y además lo hace de una manera tremendamente inteligente. Lo primero que va a capturar nuestra atención es el maravilloso tema principal que compone para la protagonista, ‘Edith’s theme’, una delicada melodía para piano y chelo, de las que automáticamente nos presenta el tono de la historia, romántico y melancólico. Pero lo que es toda una delicia es la manera en que lo va desarrollando a lo largo de la banda sonora. El tono inicial es muy bonito, juguetón, cargado de romanticismo. Piezas como ‘Buffalo’ o ‘McMichael’ nos muestran una preciosa historia de amor exaltadamente romántica, incluso con tiempo para incluir un delicado vals. Es a partir de la espectacular ‘Allerdale hall’ donde la música se torna más gótica y grandiosa, y poco a poco más sombría y atmosférica, pero en absoluto perdiendo melodía ni elegancia. Algunos momentos como ‘Ghosts’ o ‘You didn’t drink your tea’ aportan momentos de tensión y agobio perfectos para el tono de terror de la película. Pero si como aficionados queréis disfrutar del todo, los dieciochos minutos finales son una auténtica maravilla. ‘I know who you are’ y ‘Lucille & showdown’ son dos momentos que merecen estar entre los mejores del año, y se disfrutan aún más en la banda sonora que en la película. Si la habéis visto, sabréis por qué lo digo.

 

“La verdad”, música de Brian Tyler

Para acabar este repaso a las películas que se nos habían quedado en el camino, uno de los títulos de prestigio que suelen caer a final de año. El guionista James Vanderbilt (“Zodiac”, “The amazing Spider-Man”) se estrena como director adaptando a la gran pantalla una de las historias periodísticas de los últimos años. En la víspera de las elecciones estadounidenses de 2004, mientras están inmersos en la guerra contra Iraq y Afganistán y todo apunta a que George Bush va a ser reelegido presidente de los Estados Unidos, la productora de noticias de la CBS Mary Mapes y su socio, el presentador Dan Rather, descubren una historia que podría cambiar el curso de las elecciones. Una de estas historias que muestran el intento de defender la verdad por encima de intereses políticos y económicos que se esconden detrás de los medios de comunicación. Le añadimos un reparto de lujo con Cate Blanchett, Robert Redford y Topher Grace, y el conjunto queda completo.

Detrás de la música un habitual de los grandes títulos de acción de Hollywood, Brian Tyler (“Los Vengadores: La Era de Ultron”, “Furious 7”). Muy alejado de dicho sonido, Tyler demuestra que tiene bastante más detrás que simplemente acción, algo que ha dejado patente en toda su carrera, pero que a veces olvidamos. Y es que Tyler es capaz de componer con inteligencia y calidad. Una de las primeras cosas que se aprecia es la cuidadosa utilización de los instrumentos. El piano y el arpa se convierten en el sonido de la prensa, instrumentos que se tocan con las manos, como un teclado, y a los que utiliza mediante obstinatos. Pautas musicales repetitivas, como el trabajo de los periodistas. Pero no se olvida del lado humano de la historia, al que asigna las cuerdas y sus delicadas melodías para ello. Ni tampoco de los estamentos gubernamentales, con el uso de la trompeta y su sonido marcial y honorable, pero también ominoso. El conjunto es una banda sonora dramática cargada de clase y estilo, donde todos los elementos pueden disfrutarse desde el primer momento con piezas como ‘Asking questions’ y la estupenda ‘Truth main title’. En ellas dibuja un memorable tema principal que es una pena no utilice en la propia banda sonora, que se desarrolla más en tonos dramáticos y de intriga. Pero en conjunto el resultado es una estupenda partitura con un brillante sonido de americana y sin necesidad de recurrir a ningún tipo de artificios. Un estupendo trabajo de Tyler.

Hasta aquí el rescate de títulos atrasados, pero la semana que viene volveremos con las novedades, entre ellos algunos taquilleros.

 

 

Anterior entrega de El Club de las BSO: títulos de prestigio, ¿música de prestigio?

 

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