Echo and The Bunnymen: “Prefiero ofrecer magia que entretenimiento”

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“Llevo tocando ‘The killing moon’ treinta y siete años y me sigue pareciendo misteriosa”

 

La banda de Liverpool vuelve a la carga con “The moon, the ocean and the moon”, una revisión de grandes clásicos desde otro ángulo. Para desentrañar sus claves, Ignacio Reyo entrevista a su líder, Ian McCulloch.

 

Texto: IGNACIO REYO.

 

Pocos grupos pueden presumir de tener un recorrido discográfico impoluto en los ochenta. Es el caso de Echo and The Bunnymen, que desde su debut hasta su disco homónimo ofrecieron cinco álbumes con una sonoridad diferente (esas guitarras de Will Sergeant, las posteriores orquestaciones, ese pop único) y un cantante que dictaba preciosistas melodías con letras llenos de arcanos y referencias oníricas. Hasta grupos rockeros que no te imaginarías, como Monster Magnet o la ínclita Courney Love, los reivindican. El meditabundo Ian McCulloch, parapetado siempre tras sus inconfundibles gafas de sol escondiendo su mirada hacia el mundo, defiende su nuevo álbum: “The stars, the ocean and the moon”. Con su característica y entrañable arrogancia. Es alguien que vive en su propia órbita, quizá porque el mito lo haya devorado, quizá porque no conozca otra forma de relacionarse. En tono agradable, charlamos de un álbum que revisita parte de su cancionero, a veces con mayor acierto que otro, y nos regala dos temas, uno en particular, ‘The somnambulist’, que tiene visos de clásico. Hablamos con Ian para recordarnos que pueden pasar mil cosas, que el Liverpool hubiera merecido ganar la Copa de Europa y que, mientras suene en algún tocadiscos ‘The killing moon’, seguirán siendo creadores de una de las maravillas del mundo.

 

Hay dos canciones nuevas en el último, ‘The somnambulist’ y ‘How far?’. ‘The Somnambulist’ es ya otro clásico de la banda.
Me alegra oírlo. Yo no sabría decirte cuál es mi favorita de esas dos, pero creo que sé a lo que te refieres; en su día, ‘The somnambulist’ podría haber encajado perfectamente detrás de ‘Bring on the dancing horses’ o ‘The killing moon’. Es como si fuera una más de aquellos discos. La hemos estado tocando en directo y funciona muy bien. Otras canciones nuevas son más difíciles de encajar en el repertorio, hay que adaptarlas… pero con ‘The somnambulist’ fue muy fácil.

 

 

El título y la portada son interesantes. ¿Cuál es el concepto que hay detrás de “The stars, the ocean and the moon”?
Quería que en la portada aparecieran la luna y el mar. Se la encargamos a un buen amigo. Y lo del casco de astronauta era un guiño a los fans, para que dejen volar su imaginación mirando el reflejo en la visera. Me gustan las imágenes que se pueden interpretar libremente. Pero el casco, el reflejo, se puede interpretar como que todo va a ser reconstruido. Está ahí, a la deriva. Como si la humanidad por fin hubiera encontrado el cielo. Aunque una interpretación más obvia de por qué hay un casco de astronauta en una playa es el propio título del disco: las estrellas, el mar, la luna… La razón para la imagen de la luna quizá sea que yo todavía estoy allí, en “la luna asesina” (‘The killing moon’). Mi sitio está en la luna. Es una de las cosas que más me fascinan en esta vida. Quizá el casco signifique que yo me fui a la luna, y ahora está ahí para que se lo ponga cualquiera. La luna es misteriosa, es tranquila… Creo que encaja bien con el concepto del disco.

 

¿Por qué reinterpretar los clásicos? Hay mucha gente que prefiere las canciones originales.
Bueno, a nadie le ha dado todavía tiempo a escuchar el disco en profundidad, así que no sé cómo iban a decir que prefieren las originales. He estado cien por cien concentrado en este disco, y eso era algo que no me pasaba, probablemente, desde “What are you going to do with your life?”. He estado metido en el disco cada segundo del proceso. Esas canciones son tan importantes que no podían quedarse como estaban. Muchas han mejorado después de empezar a tocarlas en directo, al menos desde mi punto de vista. Y para mí ‘The killing moon’ está más allá de la “Mona Lisa” o la Capilla Sixtina.

 

En mi opinión, es una de las grandes canciones de la historia del pop.
Te agradezco que lo digas. En cuanto a las reacciones a la nueva versión de ‘The killing moon’… bueno, ha habido gente que se ha emocionado al escucharla, que ha llorado. Creo que hemos llevado la canción a otro nivel, sin alejarnos de su esencia. Ahora no son solo cuatro tíos tocando una canción, es algo más grande que eso. Hay quien dice que la nueva versión es incluso más hermosa. Hay personas a las que no les gustan este tipo de discos, con versiones nuevas. Ha habido quien nos ha pedido una entrevista y el disco no les ha gustado nada. Pero lo que a mí me importa es que Echo and the Bunnymen hemos escrito muy buenas canciones, y creo que este álbum gira en torno a eso, a las canciones tan brillantes que hemos hecho. El disco tiene que ver más con las canciones que con el grupo, y ha sido un auténtico reto. Hay tantísima gente que no sabe que ‘The killing moon’ es una canción de Echo and the Bunnymen… De todas formas, yo también sigo prefiriendo algunas de las versiones originales, aunque en otros casos me quedo con las nuevas. Y al final, en realidad, era una manera de decirle a la gente: escuchad a este grupo, escuchad a Echo.

 

 

La nueva versión de ‘The killing moon’ es incluso más melancólica que la original.
La nueva versión ha hecho llorar a hombres adultos. Canté la nueva versión como si estuviera en la luna. Como si ya no la mirara desde aquí y ahora estuviera allí arriba. Llevo tocando ‘The killing moon’ treinta y siete años y me sigue pareciendo misteriosa. Cada vez que la canto cambia un poco el significado; son pequeños cambios, pero siempre es diferente. Algo que le decía al periodista que me ha entrevistado antes era que ‘The killing moon’ trata del porvenir, del destino, y yo cada vez estoy más cerca del porvenir y del destino, y de “la luna asesina”.

 

¿Te gustó cómo la utilizaron en la película “Donnie Darko”?
Sí, además esa película la ha visto todo el mundo y va sobre todo aquello que está predestinado. ¡La película habla de ‘The killing moon’! (Risas). Es una película muy buena. El director me dijo que quería meter la canción al principio de la historia, y estuvimos hablando del significado de “la luna asesina”. Y se ha convertido en una película de culto, con muchos fans, gracias a ella muchos chavales que no conocían al grupo descubrieron la canción, lo cual me reafirma en que este nuevo disco era necesario, por eso que te decía: mucha gente conoce nuestras canciones pero no a Echo & The Bunnymen.

 

Y también en la serie “Stranger things” suena ‘Nocturnal me’. Su primera temporada es de lo mejor que se ha visto en la televisión en los últimos tiempos.
Sí… La verdad es que no he visto la serie, pero por los comentarios de la gente sé que es muy buena. Esa canción, como tantas otras nuestras, es muy atmosférica, y por eso encaja bien en una serie o en películas. También hay un par de canciones de Echo en la banda sonora de “13 razones”. Ambas son series sobre chavales y creo que cuando eres adolescente necesitas canciones como ‘The killing moon’ o ‘Nocturnal me’. Además, tengo la impresión de que en Estados Unidos gustan especialmente esas canciones sobre la luna o la naturaleza.

 

Estoy de acuerdo en que las atmósferas que creáis casan muy bien con la pantalla. ¿Cómo se crean esas atmósferas casi mágicas?
No te sabría decir. Siempre me ha fascinado la Luna. Era un crío cuando enviaron las primeras misiones Apolo, y cuando el hombre pisó la Luna por primera vez, así que supongo que todo aquello me marcó. Y luego Bowie sacó ‘Starman’. Me gusta esa sensación de soledad cuando estás mirando la luna y las estrellas. Prefiero eso a dar un paseo por la calle.

 

Hablando de influencias, y de cine, vosotros grabasteis una versión de ‘People are strange’ para la banda sonora de “Jóvenes ocultos”. La produjo Ray Manzarek, además.
Nos gustaban The Doors, pero no se puede decir que fueran nuestra mayor influencia. Nos ofrecieron grabar esa versión y nos fuimos al estudio de Ray en Los Ángeles, Soul Kitchen. Estuvo muy bien. Ray Manzarek tenía muchísimo sentido del humor.

 

Hay una parte de la parroquia gótica, de gente que escucha a Bauhaus, The Mission y The Cult, a la que le gusta Echo & The Bunnymen. ¿Qué explicación le encuentras a esto?
Creo que a la gente a la que le gustan esos grupos, que van por ahí con pinta de vampiros y creen en Drácula (risas), se sienten atraídos por esas atmósferas nocturnas que nosotros creamos. La escena gótica es como las películas de Drácula. Tienes que creer en Drácula, y yo no creo en Drácula.

 

No, yo tampoco.
(Risas) La verdad es que siempre me preocupó que nos asociaran con los góticos, porque no somos ese tipo de grupo. Pero entiendo que si grabas una canción que habla de que la luna puede ser una asesina, pues eso atrae a cierta gente.

 

En 2018 cumplís cuarenta años como grupo. ¿Imaginabas a finales de los setenta que llegaríais a tener tanto éxito
No sé cómo responderte a eso, porque para empezar tendría que haber imaginado que iba a seguir vivo a estas alturas. Y no es que pensara que iba a estar muerto, pero normalmente uno piensa en el día que tiene por delante, o en el día siguiente, no tan a largo plazo. Nosotros no teníamos ningún plan preconcebido, no imaginábamos que seríamos conocidos en Estados Unidos, pero llegado un punto me sentí como si fuéramos el mejor grupo del planeta.

 

¿Recuerdas a The Mission?
Sí, nos encontramos hace poco en Brasil. No son mi banda favorita, pero son buenos. Y son de Liverpool también. Quizá toquemos juntos en Sudamérica en algún momento.

 

Pues Wayne Hussey, su cantante,  me dijo una vez que Echo & The Bunnymen merecíais estar al mismo nivel que U2 o The Cure. Y yo también lo creo. Tenéis grandes canciones, dais muy buenos conciertos. Deberíais tocar en estadios.
Bueno, no sé si me acostumbraría a tocar en estadios. Prefiero el ambiente de los clubes, son más cálidos. Hemos tocado en sitios muy grandes, y me gusta la experiencia, pero incluso ahí cierro los ojos y me imagino que solo hay una persona escuchándonos. Cuando la gente va a un concierto a un estadio espera encontrar diversión, entretenimiento. Esperan a un showman, y ese nunca ha sido mi papel. Yo solo canto canciones, canciones mágicas. Todo eso de “¡Hola! ¡¿Cómo estáis?!” no es lo mío. Prefiero ofrecer magia que entretenimiento.

 

¿Cómo fue colaborar con Manic Street Preachers y con Elizabeth Fraser, de Cocteau Twins?
Éramos amigos de todos ellos antes de colaborar. Nos lo pasamos en grande, nos reímos mucho. Estuvo muy bien, aunque tengamos manera diferentes de entender la música o de grabar. Pero esas experiencias siempre se agradecen. Nosotros no hemos colaborado con mucha gente, seleccionamos mucho este tipo de cosas. Si hacemos algo así, que sea para marcar la diferencia.

 

¿Te gustaban Joy Division? No sé si llegaste a conocer personalmente a Ian Curtis.
Nos hicimos amigos de ellos cuando ya eran New Order. Joy Division eran increíbles. Me gustaban más en directo que en disco, eso sí. Tenían un directo fantástico. En aquella época yo no quería saber nada de grupos pomposos o pretenciosos, y en ese sentido, Joy Division eran el grupo perfecto.

 

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