Diez canciones para redescubrir la trilogía inglesa de Juan Pardo

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A principios de la década de los setenta, Juan Pardo decidió arriesgar, salirse de su zona de confort y abrazar el rock, el country y el folk para adaptarlos a su lenguaje natural. Lo consiguió y, por el camino de este reto estilístico, dejó tres discos memorables que César Campoy repasa en esta lista, a través de las canciones más significativas de cada uno de ellos.

 

Selección y texto: CÉSAR CAMPOY.

 

En apenas tres años, los que van de 1972 a 1974, Juan Pardo dio un giro radical a su carrera en solitario, dejando de lado tanto los elementos regionalistas, como la temática romántica. En tres discos brillantes, Natural, My guitar y Conversaciones conmigo mismo, se reconcilió con las corrientes imperantes en la escena internacional, soñó con convertirse en el Cat Stevens hispano y se sumergió en una elegante y sentida mezcla de folk, country y rock. Aprovechando el artículo sobre su trilogía inglesa, publicado en el número 31 de Cuadernos Efe Eme, recuperamos algunos de los temas de aquella etapa.

 

1.- “I’am (Prologue)”, de Natural (1972)

El tema que inaugura Natural e inicia este mágico ciclo es toda una declaración de intenciones. Voz y guitarra acústica en perfecta comunión, convertidas en eternas compañeras. Desnudez, sinceridad, ausencia de artificios, y una letra que reivindica esa honestidad pura y la realización personal.

2.- “My one way friend, Joanne”, de Natural (1972)

Estremecedora pieza, que se abre con un hipnótico juego de voces, este “My one way friend, Joanne” es de un intimismo que abruma. Mención aparte merecen sus arreglos, así como las constantes pinceladas instrumentales sublimadas en sentidas guitarras y una flauta conmovedora.

3.- “Come back”, de Natural (1972)

Pardo siempre ha sido un mago en el arte de combinar acordes menores y mayores. De nuevo, tirando de un texto profundo, que evidencia esa necesidad de encontrarse a uno mismo, “Come back” es de una emotividad evidente, aupada por un estribillo casi perfecto y una instrumentación de primer orden, orgullosa de unos teclados que arropan, dignos, el crudo registro del artista.

4.- “Hiroshima”, de Natural (1972)

Sobrecoge, sin remisión, esta suerte de canción de cuna de inspiración nipona cuya melodía, en contraste con su letra, es de una dulzura supina, pese a esconder, en su tramo final, un mensaje pesimista: «En medio de la isla ya no hay lugar para lagos y flores, alguien grita un nombre. La vida ya no será la misma. En medio de la isla la vida muere».

5.- “Count on me”, de Natural (1972)

Juan tiene muy claros sus referentes, y esta una de las muestras más evidentes de cuáles eran los sonidos que, en aquel momento, le cautivaban. Sereno, pero efectivo, “Count on me” mezcla country y pop de manera elegante, a partir de una melodía pegadiza que es asumida a la perfección por el oyente gracias a la serena interpretación vocal.

6.- “My guitar”, de My guitar (1973)

El artista sigue reivindicando la guitarra como su más fiel e inseparable aliada. En el mercado español, la más popular fue su versión en castellano que, al ser interpretada en directo, solía obviar una primera parte más desnuda e íntima. Acto seguido, en consistente formato de banda, Juan ofrece un valiosísimo ejercicio de country y folk.

7.- “Something’s bad”, de My guitar (1973)

My guitar incorpora elementos más rockeros en comparación con su predecesor. Lo hace de manera contenida, pero evidente en una “Something’s bad” de estructura, arreglos e interpretación incontestables. Sin duda, una pieza que podría haber competido con cualquier éxito de nivel medio de las listas europeas de la época.

8.- “Living for love”, de Conversaciones conmigo mismo (1974)

Ideada a partir de elementos de “Busca un amor”, “Living for love” es de una fuerza arrolladora. Pardo vuelve a mostrar su faceta más eléctrica y de inspiración netamente norteamericana, con esta joya construida a base de soul rockero, coros góspel, wah-wah, brillantes riffs de bajo y unos teclados majestuosos. Coronan, tanto un texto de altura, como una voz modulada de manera enérgica y lúcida. La recta final, para enmarcar.

9.- “Conversations with myself”, de Conversaciones conmigo mismo (1974)

Sin duda, la composición más recordada, en tierras hispanas, de este disco. Fue editada en dos versiones, en inglés y castellano, y está armada, de nuevo, a partir de dos partes diferenciadas: una primera más profunda y una segunda festiva donde bajo y teclado caminan, altivos, junto a un Juan que se muestra enérgico entre tanta melodía emotiva. No es para menos: se encuentra recitando el texto que conforma la piedra filosofal de esta etapa: «Me sumergí hasta el fondo de mi alma, y solo pude encontrar rock and roll (…) Conversar conmigo mismo me hizo preguntarle a Dios; él era amor y el amor está por todas partes».

10.- “I think I’m gonna cry”, de Conversaciones conmigo mismo (1974)

Sin duda, una de las obras maestras, ya no de esta trilogía inglesa, sino de la carrera de Pardo. Un diamante en bruto, prácticamente desconocido por haber formado parte de esta etapa tan poco popular, que rezuma rabia contenida. Esta soberbia “I think I’m gonna cry”, de aguerrida interpretación, con un intérprete que se rompe, y al cual acompañan unos coros de primera, cristaliza en un rock de estribillo emocionante.

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