Diez canciones de rock sobre coches (I)

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El ansia de huir, la velocidad y la musicalidad que se asocia a las cuatro ruedas han inspirado miles de canciones. Jagoba Estébanez selecciona diez internacionales, viajando de Lucinda Williams a los Clash.

 

Texto: JAGOBA ESTÉBANEZ.
Foto coche: DANIEL ALONSO (PEOPLE PRODUCCIONES).

 

El inconformismo es inherente al ser humano, y éste se eleva exponencialmente cuando la actitud del Rock entra en juego. Hastiados de su núcleo natal, bien sea por un desamor, por un futuro mejor o por delirios de grandeza, la forma más accesible de huír hacia lo anhelado es el coche.

Desde tiempos inmemorables, compositores de jazz o de hillbilly ya rendían su particular homenaje al ferrocarril de vapor en su imperiosa necesidad de conseguir un trabajo lejos de donde eran oriundos. Pero dejando el transporte colectivo a un lado, el automóvil no solamente otorga el poder de ir donde a uno le venga en gana cuando le plazca, sino también de poder diferenciarse. Los vehículos de cuatro ruedas son el vivo espejo del estatus social, y las posibilidades de fardar que esto representa. Además, muchas bandas de rock han devorado agotadoras cantidades de kilómetros por carretera en giras extenuantes. De dichos periplos han salido numerosas canciones dedicadas a la carretera, y en concreto a los coches.

Por todo lo anterior y mucho más, los coches siempre han estado presentes en el rock and roll. Pero además de canciones, también han protagonizado innumerables anécdotas, como la noche que el coche de Keith Moon terminó aparcado en la piscina del hotel, o el extraviado Dodge Barreiros Dart matrícula de Oviedo de Joe Strummer, incluso la leyenda del Porsche en el que murió James Dean, bautizado como “Little Bastard”.

Existen muchas otras opciones -como ‘Pink Cadillac’ de Bruce Springsteen, ‘Highway Star’ de Deep Purple, ‘On the road again’ de Willie Nelson, ‘Fast car’ de Tracy Chapman, o algunas más recientes como ‘Camaro’ de Kings of Leon y la curiosa ‘White walls’ de Mackelmore & Ryan Lewis-, pero hoy nos decantamos por estos diez temas al volante.

1.  Chuck Berry: ‘Maybellene’ (Chess Records, 1955).

Además de ser una de las canciones pioneras del rock and roll, el primer sencillo de Chuck Berry es un tema rápido e inteligente del que tuvieron que grabar más de treinta versiones de estudio hasta quedar satisfechos. Cumple a la perfección con el estereotipo rockabilly de los cincuenta, ya que tras un riff inconfundible de guitarra, se mezclan motor, velocidad y flirteo en una persecución hot-rod de un hombre con su ocho cilindros tras una chica a bordo de un Cadillac. Chuck Berry siente celos de una Maybellene motorizada, por la independencia que le otorga el coche de la marca de Detroit.

2. Janis Joplin: ‘Mercedes Benz’ (“Pearl”, 1971).

Publicada post mortem y grabada tan solo tres días antes de morir, Janis Joplin clama a capela un Mercedes Benz, entre otras cosas. El tipo de música, al igual que la marca de automóvil, siempre ha ido ligado a las clases sociales.

3. Lucinda Williams: ‘Car wheels on a gravel road’ (“Car wheels on a gravel road”, 1998).

Canción homónima del álbum grabado en Nashville, ganador de un Grammy, tiene guitarras y mandolina, con incondunfibles aires sureños fieles a su idiosincrasia. Así desgranan una historia de la América profunda, donde las cosas banales suenan maravillosas mientras las ruedas de alguna camioneta con aires de Ford F100 avanzan por la gravilla: campos de algodón o postes eléctricos se extienden durante millas, Hank Williams suena en la radio o una niña mira a través de la ventanilla trasera de su coche.

4. Metallica: ‘Fuel’ (“Reload”, 1997).

“It’s better to burn out than to fade away”, rezaba la nota de suicidio junto al cadáver de Kurt Cobain, algo vaticinado por Neil Young a finales de los setenta en ‘Hey Hey, My My’. La autodestrucción va ligada a la forma de vida de muchos rockeros, y claro ejemplo es este varonil tema sobre llevar la vida al límite en la carretera.

5. The Rolling Stones: ‘Get your kicks on Route 66’ (“The Rolling Stones”, 1964).

La famosa carretera entre Chicago y Los Angeles siempre fue más que asfalto, moteles de carretera o desiertos; y en un país tan influenciable musicalmente como el de las barras y estrellas no podía faltar este himno. Compuesta por Bobby Troup a finales de los cuarenta, ha sido versionada por docenas de grupos. Nos quedamos con esta versión del album debut de los Rolling Stones.

6. Queen: ‘I’m in love with my car’ («Bohemian Rhapsody”, 1975).

Cantada y escrita por el baterista de Queen, Roger Taylor, aparece por primera vez en la cara B del single “Bohemian Rapsody”. Canción con letra de “macho man”, que expresa el amor que Roger siente por un coche. Un medio tiempo con aires de hard rock y altos registros vocales a modo de éxtasis.

Alternativa: Queen: ‘Ride The Wild Wind’.

7. The Clash: ‘Brand new Cadillac’ (“London calling”, 1979).

Todo un clásico de Vince Taylor de finales de los cincuenta. Aunque sea un tema recurrente, tanto por el Cadillac como por la chica motorizada que se vuelve independiente, no podía faltar en esta lista la versión de los británicos Clash.

8. Prince: ‘Little red Corvette’ (“1999”, 1983).

Esta odisea funk-pop trata sobre un encuentro sexual con la joven del pequeño Chevrolet Corvette rojo, quien busca divertirse un sábado por la noche. A pesar de que al cantante le resulte satisfactorio dicho encuentro, le sugiere frenar la vida que lleva, o se acabará estrellando. En este éxito Dez Dickerson nos deleita con uno de los mejores solos de guitarra de todos los tiempos.

9. The Beatles: ‘Drive my car’ (“Rubber Soul”, 1965).

La optimista canción-comedia ‘Drive my car’, escrita por Paul McCartney era la encargada de abrir el icónico álbum de los de Liverpool. En este tema próximo al groove, una mujer con dobles intenciones y ganas de triunfar a toda costa busca un chófer para conducir un coche que no posee.

10. The Beach Boys: ‘Little Deuce Coupe’ (“Surfer girl”, 1963).

A caballo entre el surfin’ y el pop, la banda californiana homenajeó al Ford modelo B del año 1932 con esta pieza de dos escasos minutos, en los que nos demostraba cómo fardar con el primer vehículo de bajo coste llevado a una línea de producción.

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