Animal, de Messura

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DISCOS

«Un estupendo disco, hecho con inteligencia y serenidad, con mucha música detrás y en el que las guitarras le ponen todo el corazón»

 

Messura
Animal
ENTREBOTONES, 2019

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

No deja de sorprender la expectación que se ha creado en torno al proyecto personal de Diego M. Continente y a su grupo de músicos afincado en Logroño. Sorprende porque desde el sofá donde Diego, en pijama, hacia garabatos con la guitarra hasta este Animal han pasados dos años en los que hay un único epé anterior. Tampoco es que Animal ande sobrado de temas, son ocho canciones de aire engañoso que, bajo el nexo común de un sonido directo y potente, juegan con varios estilos.

Quien ponga el disco en el reproductor y escuche las dos primeras piezas se encontrará con lo que sería un excelente single de refrescante sonido pop y de un tono político en las letras común a los criterios de la banda. “Soma” es una proclama para huir de esa fabulosa droga del bienestar de Un mundo feliz, de Huxley, y “Dicotomía”, que incluso se permite un fondo orquestal conforme avanza la canción, habla de esas situaciones en que no sabemos para dónde tirar y ni siquiera si hay camino.

Pero pronto el disco se vuelve más crudo y correoso y las seis canciones restantes se mueven en la estela del rock duro, con diferentes acercamientos. Un rock duro elegante, eso sí, que se potencia más en la claridad del sonido que en la suciedad, en el que el guitarreo recorre ámbitos de Led Zeppelin, rock australiano, incluye la nueva ola del metal de los 80 y esas baladas que poco a poco van armándose de cortezas guitarreras y de crescendos épicos, “Odisea”, por poner un ejemplo.

Pero una escucha atenta, puede hacer ver que también hay retazos de cierta manera hispana de entender los guitarrazos: con inteligencia, pasión y un regusto pop que les da un barniz atractivo. En “Invertebrados” suenan por detrás Los Enemigos o 091, su chulería castiza, sus letras mucho más trabajadas de lo que suele ser afín al género.

Y todo esto conforma un estupendo disco, hecho con inteligencia y serenidad, con mucha música detrás y en el que las guitarras le ponen todo el corazón.

Anterior crítica de discos: Fugaz, de Gigante.

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