A los pies de sus Majestades

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COMBUSTIONES

«Más que un grupo, lo de Jagger y cía. es un idioma. Un desembarco irrepetible en la psique de medio mundo y en la gramola mental de un siglo. Una tormenta. Una fiesta»

 

El paso de los Rolling Stones por España con su concierto en Madrid, celebrado ayer, ha despertado todo tipo de pasiones. Las de los devotos, pero también las de los detractores. Julio Valdeón se posiciona.

 

Una sección de JULIO VALDEÓN.

 

Ya no hace falta ni la tibia justificación del disco. Hasta 2005, los Rolling Stones giraban siempre con un álbum por delante. Así fuera un recopilatorio. Pero lo de este tour carece de ganchos más allá del tirón comercial del grupo y del chupito de la nostalgia. Son los Stones. Sobra. Su penúltima bala, el disco de versiones de blues, de 2016, fue portentoso.

Y a ver quién acumula semejante maleta de canciones e historias. Son seis décadas de rock and roll que cifran, propulsan e iluminan el género. Más que un grupo, lo de Jagger y cía. es un idioma. Una enciclopedia del blues, el country, el funk, el r&b y el soul. Un desembarco irrepetible en la psique de medio mundo y en la gramola mental de un siglo. Una tormenta. Una fiesta.

A los coleccionistas de tendencias y adoradores de la efebocracia todo esto les parecerá una reunión de dinosaurios. Pues vale. Están en su derecho de pavonear la orgullosa creencia de inaugurar el mundo cada mañana y el ingenuo fetichismo por la novedad que tanto los anima.

Al resto, a los que de alguna forma apreciamos el mérito de la resistencia, a los que guardamos agradecida lealtad a quienes escribieron nuestra banda sonora, eternamente colgados de las guitarras de Keith Richards y Ron Wood, flipados de escuchar a un Jagger que todavía canta y toca la armónica como un demonio, rotos por la elegancia perdida de Charlie Watts, sobrecogidos por la eclipsada belleza de su obra sesentera y, al tiempo, clavados al sonido a fuego lento de truenos como Exile on mainstream Street (todas las baterías de todos los discos de rock deberían de sonar así), nos queda celebrar.

Poca gente me hizo más feliz que ellos. Gracias por tanto, majestades.

Anterior entrega de Combustiones: Fito Páez, inspirado y desnudo.

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