Un gusano en la Gran Manzana: Los fans de los Beatles

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“Al parecer serán atendidas las oraciones de los fans, cuando el catálogo de los Beatles esté disponible en los servicios de streaming”. Las oraciones de los fans, dicen. Los fans de los Beatles. Que por lo visto carecen de sus discos en formato físico y los necesitan de forma inaplazable mediante streaming”

 

Julio Valdeón se sorprende al leer cómo anuncia alguna web que el catálogo completo de los de Liverpool se podrá escuchar en Spotify, al tiempo que echa de menos algún ausente en las listas de los mejores discos del año.

 

 

Una sección de JULIO VALDEÓN.

 

 

−22 de diciembre
Leo en VentureBeat, web consagrada a las novedades tecnológicas, que “al parecer serán atendidas las oraciones de los fans, cuando el catálogo de los Beatles esté disponible en los servicios de streaming”. Las oraciones de los fans, dicen. Los fans de los Beatles. Que por lo visto carecen de sus discos en formato físico y los necesitan de forma inaplazable mediante streaming. El tipo de fans y de streaming que nos merecemos.

 

−23 de diciembre
Estupendas listas con lo mejor del año las de EFE EME. Claro que entre los internacionales no encuentro una de mis predilecciones de este 2015: el “Faded gloryville” de Lindi Ortega. Efluvios blues, rock and roll escuela Sun y toneladas de country aterciopelado y noir. La heredera indisputable de Roy Orbison y Patsy Cline. Con el añadido literario y autoconsciente de décadas de historia musical. Un disco para paladear a grandes bocados y devorar a delicados sorbos. Una garganta, esta sí, del millón de dólares. Una escritora mayúscula.

 

−24 de diciembre
Songkick, que vende entradas de conciertos asignadas a los músicos a través de sus clubs de fans, ha demandado al gigante Live Nation/Ticketmaster por prácticas monopolistas, “depredadoras, excluyentes y contraria a la competencia”. Cualquiera que haya comprado en dicha plataforma sabe hasta qué punto el diplodocus ha devorado la competencia y no hay otra excepto lidiar con sus modos imperiales, las entradas que aparecen a los pocos minutos de ponerse a la venta en webs subsidiarias de reventa a precios estratosféricos, etcétera. No confío demasiado en una solución satisfactoria, pero ojalá. Y en cualquier caso lo sucedido con Live Nation y afines demuestra con impecable pedagogía la tendencia a la hipertrofia de unas corporaciones que, si nadie lo remedia, crecen hasta chupar todo el oxígeno disponible y canibalizar la competencia. El libre mercado, dicen los coros y danzas neocom, y se quedan tan panchos.

 

 

Anterior entrega de Un gusano en la Gran Manzana: Las entrañas de The River.

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