Un gusano en la Gran Manzana: Listas, listas, listas

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“Si Bono dedicara su tiempo en exclusiva a rascarse el escroto en Barbados hablarían de la típica estrella adocenada y tal. Pasarán los años; U2 será historia. Los mismos que ahora ladran, más viejos, con mucha suerte menos gilipollas, correrán a reivindicarlos”

 

Mientras los medios nos enfrentamos a la abrumadora tarea de seleccionar los consabidos rankings con los mejores discos del año, Julio Valdeón justifica la validez de estas apuestas y explica hasta qué punto nos definen.

 

 

Una sección de JULIO VALDEÓN.

 

 

 –7 de diciembre.
Tengo que entregar la lista con lo mejor del año. Antes de escribir profesionalmente babeaba ante las listas y envidiaba a los elegidos. A los fulanos que votaban. Hoy, que voy de cráneo tratando de elegir, todavía creo en la utilidad de las listas. De hecho, las considero imprescindibles. Más que nunca en la época de la atomización y los nichos especializados y los segmentos que delimita con caótico cuchillo la inmanejable internet. También resultan claves para que una revista marque territorio. Para editorializar. O sea, para jerarquizar preferencias, que pueden o no compartirse. Ya sabemos que las listas suelen ser poco listas y a menudo injustas. Pero, carajo, hay que tomar partido. Decir: esto somos, esto escuchamos, esto es lo que querríamos compartir. Mi problema es que hay tanto… tanto buenísimo (de lo malo ni me acuerdo), que uno no sabe por dónde silbar. Mucho menos cómo arreglárselas para ser justo. Total, si luego tus votos no coinciden con los de casi nadie. Pero yo insisto. Esto de la crítica musical, en realidad esto del amor por la música, es una enfermedad incurable. Menos mal que mata despacio.

 

 –8 de diciembre.
Eagles of Death Metal, que pisaba el escenario cuando el infierno abrió sus puertas, han vuelto a París. Invitados para cantar con U2. Emocionante y justo. Y olé por los irlandeses. Pocas cosas cansan más que la repugnancia a la violeta que U2 suscita hace tiempo entre los enterados. Fastidian sus gestos políticos. Provocan dudas sus intenciones. Resulta graciosísimo hacer mofa de sus gestos. Un juego con las cartas marcadas, naturalmente. Si Bono dedicara su tiempo en exclusiva a rascarse el escroto en Barbados hablarían de la típica estrella adocenada y tal. Pasarán los años; U2 será historia. Los mismos que ahora ladran, más viejos, con mucha suerte menos gilipollas, correrán a reivindicarlos. Se les da de cine, el arte de despreciar al vivo y celebrar al muerto. Para su pesar, U2 siguen vivos y rockeando. Solo faltaba, por cerrar bocas, que grabaran de nuevo algo sustancioso. Algo interesante. Algo personal y sentido. No sé yo. Aun así, bien por ellos y por los Eagles. Y como diría Sabina, muera la muerte.

 

 

–9 de diciembre.
Leo que cumple años Jakob Dylan, hijo de ya sabes quién. Nació en 1969. Miembro de los Wallflowers. Pero sobre todo autor de un disco en solitario, producido por Rick Rubin y titulado “Seeing things”, que tengo por uno de los mejores y menos valorados de los últimos años. Uno subyugante, esbelto precipitado de tonadas en sepia.

 

 

Anterior entrega de Un gusano en la Gran Manzana: Richards y las cenizas.

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