Things are great, de Band of Horses

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DISCOS

«El resultado de ese turbio mar de fondo es el mejor disco del grupo en más de una década»

 

Band of Horses
Things are great
BMG, 2022

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

Ay, el eterno topicazo de la luz al final del túnel, de los aprietos sentimentales y las simas emocionales como fuente de inspiración, pero cuántas veces el lugar común se hace carne. Ben Bridwell ha pasado últimamente las de Caín: divorcio y pelea legal por la custodia de sus cuatro hijas; y el resultado de ese turbio mar de fondo es el mejor disco de Band of Horses en más de una década, pero también (quién lo diría) el más luminoso, el más directo y el más honesto en mucho tiempo. Al menos, en apariencia. El que conecta con aquella banda que irrumpió con estrépito al son de Everything all the time (Sub Pop, 2006). Los Creedence Clearwater Revival del rock alternativo de los últimos tres lustros, de nuevo en plena forma; por muchos cambios que haya sufrido su formación, que parece más una agencia de contratación temporal que un grupo estable. Quién lo iba a decir.

Suenan aquí crudos, emotivos, goteando una serena emoción. Eléctricos y líricos a la vez. Como si quisieran hacer las paces con el mundo mediante un puñado de canciones sanadoras, radiantes y de efecto balsámico: “Warning signs”, “Crutch”, “Tragedy of the commons”, “In need of repair”, “Aftermath”, “Lights”, “You are nice to me”… me he puesto a subrayar momentos álgidos, para acabar teniendo que recurrir miserablemente a los puntos suspensivos porque al final no me sobra ni uno. El viejo-nuevo rock de este siglo reclamando su vasto espacio vital en pleno 2022, con mucha más gracia y mucha menos ponzoña que el indeseable de Putin, en un sexto disco sin mácula. De los que te oxigenan los pulmones.

Anterior crítica de discos: La lucha por la vida, de Ilegales.

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