Standing in the doorway: Chrissie Hynde sings Bob Dylan, de Chrissie Hynde

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DISCOS

«El álbum debe tomarse como lo que es: un simple divertimento sin más pretensión que rendir pleitesía a un referente»

 

Chrissie Hynde
Standing in the doorway: Chrissie Hynde sings Bob Dylan
BMG, 2021

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

¿Era necesario otro álbum de versiones de Bob Dylan? No. ¿Se le puede poner algún otro pero a Chrissie Hynde por hacerlo? Pues tampoco. La cabeza pensante de The Pretenders se ha desmarcado por sorpresa con el enésimo disco dedicado íntegramente al cancionero de Dylan, aunque sus motivos difieren en algo de los que justifican el resto. Para empezar, la de Akron ha querido hacer un regalo al de Duluth por su ochenta cumpleaños, loable iniciativa. Y, en segundo lugar, es que estaba aburrida durante el confinamiento por la COVID-19 y no sabía qué hacer. Este Standing in the doorway es el resultado de ello. Ni más ni menos. Hynde ha asegurado que las horas encerrada en casa le llevaron a preparar este regalo para uno de sus ídolos, en parte por culpa del enganche que llevaba con la canción “Murder most foul”, incluida en lo último de His Bobness, Rough and rowdy ways.

Motivos al margen, Chrissie ha optado por el camino fácil en cuanto a confección del disco, realizando todas las versiones de manera acústica, cosa que da al trabajo cierta linealidad, a veces buena y a veces mala. Pero también es justo reconocerle la originalidad en la selección de canciones, y no haber optado por tomar el camino de en medio. Al menos no nos encontramos con la enésima versión de “Blowin’ in the wind” o de “All along the watchtower”. Incluso se ha atrevido con temas del cancionero algo más reciente del premio Nobel. Así que nos encontramos con revisiones más o menos acertadas, en clave íntima, de temas poco habituales como “In the summertime”, “Every grain of sand” (que ya subliminó Emmylou Harris), “Sweet heart like you” o mi favorita, “Blind Willie Mc Tell”, un tema de esos que Dylan dejó fuera de su discografía oficial sin saber muy bien por qué.

Grabado junto al guitarrista de The Pretenders, James Walbourne, muchas veces cada uno desde su casa, el álbum debe tomarse como lo que es: un simple divertimento sin más pretensión que rendir pleitesía a un referente. Si es así, es más que disfrutable.

Anterior crítica de discos: Camping del hastío, de Ciclonautas.

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