Soledad Vélez: «Me he dejado ser tanto que han salido músicas sin pretenderlo»

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«Ahora mismo me late mucho la electrónica, el synthwave, pero no quiere decir que ya no toque la guitarra»

 

Sobre Visiones, su nuevo disco y el quinto de su carrera, charla Soledad Vélez en esta entrevista con Sara Morales. La compositora y cantante chilena, afincada desde hace años en nuestro país, continúa el camino sonoro ya iniciado con su anterior entrega pero, además, incorpora algunos detalles y conceptos que hacen de este un trabajo todavía más experimental.


Texto: SARA MORALES.
Fotos: PAU MON (Foto 1) y MANU JAIME (Foto 2)


Ya lo dijo ella misma en la última entrevista que concedió a Efe Eme con motivo de su anterior disco, Nuevas épocas: «Estoy resolviendo mis canciones llevándolas más hacia la electrónica, porque son los sonidos con los que ahora me siento más cómoda». Hoy, tres años después, y con nuevo hijo alumbrado, Visiones, comprobamos que continúa por esos mismos derroteros aunque, tal y como impera su naturaleza experimental, con él también nos presenta algunos detalles sonoros y conceptuales inéditos en su obra. Con este quinto disco reincide en su vena eléctrica, sí; pero la expande, la engrandece con pequeños acercamientos a la música de raíz, con destellos costumbristas e incluso raciales, con toques y retoques de las tendencias sónicas más vanguardistas regadas, al mismo tiempo, de esa personalidad propia que ha hecho únicas a sus canciones vengan del género que vengan. Estos últimos años, Soledad Vélez parece haber encontrado el acomodo perfecto en el pulso sintético y en la compañía de Guille Mostaza; pero mientras continúa su aventura por las hordas tecnológicas, insiste en los asuntos universales para dotar de sentido a unas composiciones que, suenen a lo que suenen, siempre danzan entre la melancolía y el misterio.

 

Enhorabuena, Soledad. Los que hemos seguido tus pasos desde el principio de tu carrera celebramos que andes ya por el quinto disco. Menuda evolución la tuya. Sabíamos que te gusta experimentar, pero ¿cuántas Soledades más nos quedan por ver?
Muy agradecida. La música para mí siempre ha estado viva, cambia, se mezcla y se transforma. Espero que podamos ver todos los colores posibles y disfrutarlos.

 

Ya en tu anterior trabajo, Nuevas épocas (2018), decidiste apostar por el synthpop, por el latido electrónico. Ahora, con Visiones, te reafirmas en este lenguaje. ¿Te has cansado definitivamente del folk rock de tus inicios?
Me gusta lo del latido electrónico, me identifica. Nunca me cansaré de escuchar folk rock, es un género que siempre me ha atraído. Hay muchos géneros que escucho pero de los que no necesariamente utilizo sus elementos para producir una canción. Una canción tiene un millón de posibilidades, la magia está en encontrar su mood, la atmósfera en la que desenvolverla. Ahora mismo me late mucho la electrónica, el synthwave, pero no quiere decir que ya no toque la guitarra; es más, muchas de las canciones de Visiones empezaron así, con guitarra y voz.

 

¿Qué expresa la electrónica que no puede expresar cualquier otro género?
Soy de creer que necesitamos un género distinto para como nos sentimos en cada momento. No sé qué puede expresar uno que no tenga el otro, no sabría explicarlo con palabras; es más una sensación, por lo menos para mí.

 

Imagino que contar con Guille Mostaza de nuevo es todo un plus en esta aventura tuya por la tecnología, ¿no? ¿Qué aporta a tu sonido, que ya se ha convertido en todo un aliado para ti?
Guille Mostaza es un gran amigo, me aporta muchísimo. Tiene en la cabeza un millón de sonidos, al momento de ponernos a conversar sobre las texturas que necesita determinada canción se pone divertida la cosa.

 

Ahora incluso te atreves con reminiscencias urbanas, ¿esta apuesta ha sido por moda, como género en boga ahora mismo, o porque de verdad el cuerpo te lo pedía?
Toda la música que hago es porque el cuerpo me lo pide. Creo que la urbana, así como el reggaeton, tiene muchos elementos interesantes, y es lo que estamos viviendo ahora. Creo que es imposible no crecer conjuntamente, a medida que la música se abre paso de distintas maneras. Aunque creo que Visiones tiene más elementos de otros estilos que precisamente la urbana, que me gusta.

 

Sí, por ejemplo, algunos tintes moriscos en temas como “Esperarte”…
No conocía la palabra morisco. Eso me han dicho, me he dejado ser tanto que han salido músicas sin pretenderlo. Recuerdo haber puesto “Esperarte” en el piso de un amigo y, mientras estábamos todos bailando, desde otro balcón salieron extranjeros a decirnos en inglés que les recordaba a su país, que les gustaba mucho. Eso es precisamente lo que me tiene componiendo. La música para mí es eso, conectar, sentir y, sobre todo, compartir, que sea para todo el mundo.

 

Visiones presenta un repertorio totalmente en castellano, algo que ya introdujiste también en Nuevas épocas, ¿sigue sin darte miedo desnudarte demasiado?
La verdad es que no lo siento como tal, algo a lo que le doy mucho valor es a ser lo más honesta posible con el público, a compartir historias de amor, como en confidencia. Creo que es necesario, además, ya me enamoré del castellano.

 

«Podemos bailar en la oscuridad y, en lugar de llorar, usar el pulmón para cantar»

 

Entre todas tus caras y vertientes sonoras hay dos aspectos que se mantienen, independientemente del género o el estilo que transites en ese momento: el hipnotismo de tu voz, siempre enigmática, y esa tendencia a la melancolía tan tuya… Estas sí que son tus dos constantes ¿no?
Te lo agradezco, esas sí que son constantes [risas]. Hace poco estuve haciendo canciones con un amigo inglés y me decía que quería eso, la melancolía que me traigo a todas partes. Me hizo mucha gracia.

 

Visiones, hasta el nombre del álbum sugiere cierta oscuridad… y temas como “Voy a perderlo todo” te sumergen en ella…
Visiones tenemos cuando, queremos tanto, que nos proyectamos junto a ese amor. “Voy a perderlo todo” es ir a fuego, arriesgar y lanzarte. Podemos bailar en la oscuridad, seguir el beat como una mano que nos guía y, en lugar de llorar, usar el pulmón para cantar.

 

¿Qué tema del disco es el que mejor te representa en este momento creativo?
Precisamente “Voy a perderlo todo” me está acompañando muchísimo.

 

Por momentos parece un diario, más que un repertorio: “Esperarte”, “Te quiero”, “Me quieres o me odias” ¿Está dirigido a alguien en concreto o a alguna experiencia vivida que estés rememorando?
Todo el orden del disco es una frase: “Bae”, esperarte duele. A la hora de la verdad, “voy a perderlo todo”, ya sé. “Me quieres o me odias?”. “Te quiero”, pero me voy. Me inspiré en amigos, en sus historias y, obviamente, en las mías.

 

¿Es este un disco de amor o de desamor?
Me gusta describirlo como un disco de amor, porque todas las canciones están inspiradas en la ilusión, viviendo la visión. Sabes cuando estás vulnerable y tienes miedo, con ese halo de melancolía, de dolor…

 

“Me voy” es la canción con la que te vas, con la que despides el disco. ¿Es tu revancha después de todas las confidencias anteriores?
Aquí canto sobre el amor propio, hay que saber irse cuando no se es querido. Y que la vida brilla y somos más fuertes después del desamor. Aunque sea imposible de creer en ese momento, al final terminamos riendo, bailando y flotando durante la sanación.

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