Soledad (Vélez) en Liverpool: De viaje al corazón del LIPA

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Actuación de Soledad Vélez y los alumnos del LIPA.

 

Siguiendo los pasos de Soledad Vélez, Carlos H. Vázquez y Patricia J. Garcinuño viajaron a Liverpool con la AIE (Sociedad de Artistas Intérpretes) para asistir al primer concierto de la artista chilena con los alumnos del LIPA, la escuela de Música de Paul McCartney. Esta semana, Vélez y los alumnos actúan en Madrid (Galileo, 5 de junio), Toledo (Círculo del Arte, jueves 6), Sevilla (Sala X, viernes 7) y Granada (Plata Baja, sábado 8).

 

Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
Fotos: PATRICIA J. GARCINUÑO.

 

 

Soledad Vélez es una pelirroja encubierta. Aunque se haya teñido el pelo de rubio platino, sus ojos la delatan. Los pelirrojos fascinan, llevan la erótica del escenario encima.

La música chilena (afincada en España) acaba de cumplir treinta y un años. Es la segunda más mayor de siete hermanos y la que más edad tiene de toda la banda que la acompaña en su estancia en Liverpool: Spencer (guitarra), Meelie (bajo), Jacob (batería), Chris (sintetizadores) y Aiden (teclados y bajos secuenciados) tienen diecinueve, dieciocho, veintidós, veintiuno y diecinueve años —respectivamente— y se están formando en la LIPA (Liverpool Institute for Performing Arts), el centro de alto rendimiento impulsado por Paul McCartney y Mark Featherstone-Witty en 1995 para futuros artistas, ubicado en el edificio del Liverpool Institute and School of Art (fundado en 1825).

 

La excelencia

Cerca de dos mil alumnos dan clase cada año en LIPA. Algunos de los grupos formados allí, como She Drew The Gun, ganaron el concurso de talentos emergentes del Festival de Glastonbury en 2016. En la cantina del edificio se organizan noches de micro abierto. Un error pensar que aquello es un karaoke.

 

Ensayo matutino de Soledad y los alumnos de la escuela de Paul McCartney.

 

Eddie Lundon (China Crisis) es profesor de Songwriting and performance en LIPA. «Me parece increíble que este sonido siga siendo tan popular», reflexionaba Lundon con Julio Ruiz (Discogrande, Radio 3) sobre la perdurabilidad de canciones como “Blue sea” en gente que todavía no había nacido cuando se publicó el tema. Esa tarde, Discogrande se emite desde Liverpool. Para el grupo de chavales que está con Soledad Vélez es una novedad estar viviendo algo así.

Además de la presencia de los medios, el combinado de la LIPA también tiene cerradas varias fechas con Soledad Vélez, fruto de las colaboraciones con la AIE (Sociedad de Artistas Intérpretes) desde hace catorce años. El primero fue Javier Muguruza en 2005. «El músico tiene que haber realizado el circuito de Artistas en Ruta para optar a este intercambio. Nosotros mandamos tres o cuatro propuestas a la escuela y ellos son los que seleccionan», explica sobre el proceso de selección Carlos Igual, responsable de comunicación de AIE. Tim Pike es uno de los profesores que se encarga de hacer la selección final en LIPA: «Nosotros nos ocupamos de encontrar a los músicos que se adapten mejor a las cualidades del artista que venga a aquí […] Este año hemos tenido que buscar alumnos que estuvieran familiarizados con electrónica, tecnología, sintetizadores…». Tim es músico de sesión y cree que «para desarrollar tu propio estilo necesitas tener la excelencia técnica en tus dedos y la excelencia creativa en tu mente musical».

 

Carlos H. Vázquez entrevistando a Soledad.

 

Jeremy Grice también se dedica a la docencia artística. Enseña Head of Management of Music, Entertainment, Theatre & Events a July y Abigail (Abi), quienes controlan los horarios de los músicos, recortan los flyers, organizan el concierto de más tarde en LIPA Café… July, de veinticinco años, vive en Liverpool. Abi es de Seattle y tiene diecinueve años. Su labor las hace visibles alrededor de Soledad Vélez y la banda de la LIPA.

 

Estuvo bacán

Soledad Vélez ha tenido que adaptarse al horario británico. Es cierto que había actuado en Londres y Oxford con anterioridad, pero era su primera vez en Liverpool. Duerme casi doce horas, desayuna a las nueve, ensaya a las diez, come a la una de la tarde y termina a las cuatro. Tim va a buscarla por las mañanas al aparthotel donde se aloja, a quince minutos de LIPA. El primer ensayo fue el lunes 29, a las diez de la mañana. «Fueron muy rápidos en coger mi onda. Tim sabe muy bien por dónde quería ir y me sentí muy arropada», cuenta Soledad. Los componentes de la banda no conocían la música de la chilena, pero cuando escucharon el material no tardaron en decantarse por “Flecha” como canción favorita.

 

En los pasillos del LIPA.

 

El grupo ha estado ensayando las canciones del repertorio de Nuevas épocas (Subterfuge, 2018): “El poder”, “Jóvenes”, “Cuando me dices que no”, “Compañera”, “Esta noche”, “Flecha”, “Cromo y platino”, “Vamos a tu casa”, “Pa’ siempre”, “Ven para acá” y la inédita “No vuelvas”. Van a tener que defenderlo sobre las tablas. Y aunque pequeño, el LIPA Café no dejaba de ser un escenario grande para ellos. “Más que el escenario, en realidad estamos disfrutamos con todo el proceso que nos lleva a tocar en él”, declaraba Jacob, el batería.

 

Grabación con Julio Ruiz.

 

Desde el primer día, pero todavía en la distancia, Soledad Vélez y Tim Pike mantuvieron conversaciones para plantear la «traducción» musical de las canciones de Nuevas épocas a la banda de la LIPA. «Me habló de los músicos que disponía, incluso de coros y vientos, pero decidimos dejarlo con una batería electrónica, sintetizadores de bajos, sinte orgánico… También hay una guitarra, aunque no aparece en el disco, pero en España hago los conciertos con guitarras muy ochentas, con mucho chorus». Tanto en el actual Nuevos tiempos como en Dance and hunt (Subterfuge, 2016), la electrónica manda, al contrario que en las dos primeras entregas: Run with wolves (Absolute Beginners, 2013) y Wild fishing (Absolute Beginners, 2012), donde las canciones tienen una estructura más orgánica y Soledad canta en inglés, algo que ha mantenido hasta Nuevas épocas, donde ha adoptado el castellano: «Me fui a tocar a Ecuador después de no haber estado en Sudamérica en dos o tres años. Echaba de menos mi cultura, de donde yo venía. Fue un flash, una necesidad componer en castellano. Me rugía el corazón por hacerlo así».

Soledad Vélez hace montañismo y no le afectan las alturas, menos si son las de un escenario. Por la noche, en la sala que la academia tiene anexa al bar, abre el concierto Enric, un joven músico catalán que está en LIPA en condición de becado. Tocó “Don’t worry” (dedicada a sus padres) y “Fuego” (para la gente española), entre otras muchas. Cuando le llegó el turno a Soledad Vélez, lo hizo con gafas de espejo y chándal. Para ella, una experiencia interesante; para la compañía instrumental, tal vez la primera de otras giras futuras.

 

Un momento del concierto de Soledad con los alumnos del LIPA en Liverpool.

 

En algo menos de una hora, Soledad Vélez y la LIPA Band recorrieron Nuevas épocas y dejaron para el final “No vuelvas”, tal y como se había planeado en los ensayos. «Thank you. How are you doing? Se está muy bacán aquí», agradecía Soledad al público y al equipo, todos estudiantes. En los pubs de los alrededores, Liverpool bebía de rojo; la final de la Champions League se iba a resolver en Madrid el sábado 1 de junio y, entre tanto red, los pelirrojos eran los únicos que daban fuego sin mirar a los ojos. Soledad aullaba, la loba chilena enseñaba los dientes.

 

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