“Shooter”, de Shooter Jennings

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DISCOS

“Vuelve a brillar con luz propia y parece enfocado a reclamar un trono que nunca alcanzó del todo”

 

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Shooter Jennings
“Shooter”
LOW COUNTRY SOUND/ELEKTRA

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

La carrera musical de Shooter Jennings no es de esas que podamos considerar precisamente ejemplar. Shooter ha ido dando bandazos que le han llevado a pasar de la excelencia de “Put the ‘o’ back in country” (2005) y “Electric rodeo” (2006) a marcarse álbumes directamente infumables como los insoportables “Heirophant: the magic” o el predecesor al disco que ahora tenemos entre manos, “Countach (for Giorgio)”. Y es que Shooter parece un tipo de extremos. De otra manera no se entiende que sea capaz de ponernos al borde un ataque nervios con su particular e insufrible homenaje al italiano Giorgio Moroder, y luego marcarse un disco de country notable como este autotitulado “Shooter”. Quizá por eso, además, este último me parece tan bueno. Expectativas, ya saben.

No, no está Shooter al nivel de aquellos dos citados primeros trabajos. Me atrevería a decir, eso sí, que sí está al nivel de “The wolf” (2007) o “Family man” (2012). Porque Shooter ha vuelto al country y ese es definitivamente su sitio. Y es que el álbum parece un homenaje en toda regla al abuelo de su rival Hank III, el mismísimo Hank Williams. Jennings se deja de temas techno y de rock industrial para ponerse en las manos de la producción de un Dave Cobb que hace un excelente trabajo. Incluso se permite tontear con el soul en la muy rock and roll ‘Bound ta git down’ que parece sacada de los primeros discos de Los Lobos. Aunque es con la siguiente, ‘Do you love in Texas?’, cuando nos demuestra que la buena impresión inicial no es casualidad. Pura canción de bar de carretera con una excelente interpretación y referencias a su padre Waylon y a Willie Nelson.

A la balada ‘Living in a minor key’ le sigue ‘D.R.U.N.K.’, uno de los mejores cortes. Country outlaw sobre el alcohol que, sin duda, le hubiese encantado a su progenitor. Vuelve el baladón country con la tierna ‘Shades & hues’, para volver a ponerlo todo patas arriba con la rompepistas ‘I’m wild & my woman is crazy’ y luego repetir la fórmula de combinar tema lento y tema rápido con ‘Eagles fast horse & good hideouts’, de la que no acaban de convencerme sus iniciales arreglos orquestales. Lo adivinaste: ‘Rhinestone eyes’, sin ser un tema acelerado, es un trotón tema de country clásico, un medio tiempo que nos prepara para el cierre con otro tema de bajas pulsaciones, ‘Denim & diamonds’, en la que se aleja del country para abrazar cierto aroma a balada sureña que no acaba de encajar en el resto del lote.

Visto con perspectiva, y después de la excitación inicial de haber recuperado la mejor cara de un artista que parecía perdido, este trabajo quizá no llega a la matrícula de honor. Hemos escuchado mejores discos de género este año, sin duda, pero es indiscutible que Shooter vuelve a brillar con luz propia y parece enfocado a reclamar un trono que nunca acabó de alcanzar del todo. Veremos cómo respira en el futuro.

Anterior crítica de discos: “No es justo que llegues ahora”, de Invisible Harvey.

 

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