Richard Hell: Vida después del vacío

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«Odiaba salir de gira y pasarme los días en la carretera, y esa es la única manera en que puedes sobrevivir como músico. Y era muy susceptible a las tentaciones que había a mi alrededor para paliar ese estado de ánimo»

Definió su generación con una canción y un disco que le convirtieron en uno de los músicos clave del Nueva York de los setenta. Más de treinta años después, vive alejado de la industria musical y se publica por primera vez una novela suya en castellano: “Endiosado”. Eduardo Guillot habla con Richard Hell.


Texto: EDUARDO GUILLOT.
Foto: PHIL KNOTT.


Había estado al lado de Tom Verlaine en The Neon Boys y en los inicios de Television, y junto a Johnny Thunders en The Hearbreakers, pero el inquieto Richard Hell (nacido Richard Meyers en 1949), que también había sido el primero en lucir la ropa destrozada y sujeta por imperdibles, necesitaba un vehículo propio para expresarse musicalmente. Así que montó Richard Hell & The Voidoids. Con un solo disco, el apabullante “Blank generation” (1977) definió un momento clave en la historia de la música popular, y bautizó a una generación de artistas que revolucionarían el rock desde el escenario del club CBGB de Nueva York. Cinco años después llegaría su segundo álbum, “Destiny Street”, que fue también el último grabado por la banda. A partir de 1985 decidió dedicarse a la escritura, aunque posteriormente se han publicado algunos discos a su nombre, como el directo “Funhunt” (1989) o los recopilatorios “Time” (2002) y “Spurts. The Richard Hell story” (2005), y participó junto a algunos miembros de Sonic Youth en el proyecto Dim Stars, a principios de los noventa.

La novela “Go now” (1996) supuso su debut literario, al que siguieron “Hot and cold” (2001), una colección de ensayos, poemas, letras y ficciones cortas, y ya en 2005 publicó “Godlike”, que acaba de ser traducida al castellano por Libertos Editorial con el título de “Endiosado”. Una buena oportunidad para conversar con la leyenda evitando los lugares comunes sobre el origen de la era punk, suficientemente aireados a lo largo de las últimas décadas.

“Go now”, tu primera novela, permanece inédita en España. En algunas reseñas fue tildada de autobiográfica. ¿Es cierto?
Diría que “Go now” no es más autobiográfica que cualquier otra primera novela. Al principio, siempre intentas escribir acerca de cosas que conoces por propia experiencia. El protagonista principal de la novela, que se publicó en 1996, es bastante parecido a mí. La trama principal es sobre un punk yonqui quemado, que es contratado por una especie de benefactor para que conduzca un coche a través de Estados Unidos con objeto de grabar sus impresiones y hacer un libro con ello. Eso es algo que me pasó realmente. Me ofrecieron esa oportunidad en 1980. Usé ese hecho, que me había ocurrido de verdad, como base, pero los hechos que se describen en el libro no se corresponden con el viaje que hice. Mi propósito era examinar y describir cierta condición psicológica del protagonista, un yonqui, porque nunca lo había visto descrito de un modo que se correspondiera con mi propia experiencia cuando era consumidor de drogas. Traté de capturar esa condición posicológica y usé algunas experiencias del pasado, cuando crucé América por carretera con mi novia de entonces.

En todo caso, actualmente sí estás trabajando en una autobiografía, ¿no es así?
Lo llamo autobiografía en vez de libro de memorias porque lo es, describe mi vida hasta 1985, cuando abandoné la música. Habla de mis años adolescentes en Lexington (Kentucky), que no era precisamente una ciudad muy sofisticada, y de cómo llegué a Nueva York con diecisiete años y me convertí en músico durante una década.

Dices que abandonaste la música, pero no es del todo exacto, ya que el año pasado publicaste “Destiny Street repaired”. ¿Estaba estropeado “Destiny Street” (1982), tu segundo disco, y por eso necesitaba una reparación?
[Risas] Bueno, fue un disco que se hizo bajo circunstancias muy difíciles. Tomamos malas decisiones, no prestamos la atención debida a la grabación, y era algo que siempre me molestó, porque, en mi opinión, las canciones son mejores que las de mi primer álbum, pero la grabación fue un desastre y no les hicimos justicia. Hace unos años recuperé los derechos del disco y en 2008 descubrí una cinta con las pistas de sonido que contenían los ritmos, dos guitarras y el bajo. Mi mayor problema con el disco original era que había cientos de guitarras, así que me pareció que era posible hacer una versión limpia del álbum volviendo a grabar las voces. No pretendía crear controversia ni ofender a nadie, pero lo hice por mi cuenta y, cuando lo terminé, funcionaba. Todavía hay un par de cortes en el original que me parecen mejores, pero creo que esta nueva versión es superior.

¿Por qué dejaste de tocar?
Estuve haciéndolo durante diez años, y me di cuenta de que no me apetecía convertirme en un músico profesional. De hecho, me estaba matando. Odiaba salir de gira y pasarme los días en la carretera, y esa es la única manera en que puedes sobrevivir como músico. Y era muy susceptible a las tentaciones que había a mi alrededor para paliar ese estado de ánimo. Las drogas me estaban destruyendo. Girar es tan aburrido, y al final te encuentras en tantas situaciones intolerables que, como todo el mundo te ofrece drogas, acaba siendo irresistible aceptarlas, al menos para mí. Tampoco me gustaba ser responsable de otras personas. Al ser el líder de la banda, tenía que ocuparme de los demás, tratar con el sello discográfico, con los medios… Un montón de obligaciones, responsabilidades y relaciones que dispararon mi claustrofobia, me hicieron darme cuenta de la hipocresía del mundo de la música y me repelieron. Los dos o tres primeros años fue fantástico, pero luego me cansé, todo era tedioso y repetitivo. Quería más libertad y por eso lo dejé para dedicarme a la escritura.

¿Actualmente te consideras escritor?
Bueno, es lo que hago. No es cuestión de opiniones, es a lo que dedico mi tiempo y con lo que me gano la vida.

Supongo que ir de gira haciendo spoken words no tiene nada que ver con hacerlo estando en una banda rock.
Yo no hago spoken words, no me interesa el tema. He ofrecido algunas lecturas públicas, pero generalmente han coincidido con la aparición de uno de mis libros. Para mí son algo asociado al trabajo, como una entrevista. No lo considero una forma de arte, ni nada por el estilo.

«Diría que ‘Endiosado’ es la novela de un poeta. Creo que la mayor parte de mi escritura va en esa dirección. Pero, al mismo tiempo, no me gusta limitarme en ningún sentido»

«ENDIOSADO», LA NOVELA

“Endiosado” es una evocación de la relación entre Rimbaud y Verlaine, resituada en el Nueva York de los años setenta. ¿Por qué escogiste esa trama argumental?
Mi intención no era hablar de Rimbaud y Verlaine, sino de los poetas que viven según los valores de la poesía, muy diferentes de los de la sociedad ordinaria, poco convencionales y transgresores. Es una vida dura, la del poeta. Pero siempre les he admirado, y quería ofrecer un retrato de esa vida basada en los valores de la poesía, la belleza y la honestidad. Deseaba escribir sobre gente que se había comprometido con la poesía. Fue algo que viví a principios de los setenta en Nueva York, cuando era joven y me emborraché de poesía por primera vez. Fue una época muy emocionante. De hecho, fue lo que me condujo a la música: El comportamiento de aquellos poetas fue el origen del punk. Eran gente de la calle, que rechazaba el orden establecido y se negaba a ser parte del sistema universitario y de lo que hacían, y aún hacen, los poetas establecidos, que se ganan la vida a costa de las instituciones. Escribían cosas extremas y excitantes. Por supuesto, se editaban ellos mismos, generalmente a base de fotocopias. Podías escribir un poemario una semana y tenerlo en la calle la siguiente, porque los medios lo permitían. Mucho de los mejores libros americanos de aquellos años se publicaron por primera vez así. Y ese es el origen del “do it yourself”. Fue una época emocionante, pero para adentrarme en ella necesitaba algún tipo de estructura para el libro, y tuve la idea de usar la relación entre Rimbaud y Verlaine, porque eran el ejemplo arquetípico de poetas que habían vivido su arte al límite y al margen de la sociedad convencional. Pero le pedí a mi editor que no hiciera referencia al asunto en la publicidad del libro, porque no quería que nadie pensara que era una historia sobre ellos, porque no lo es, sólo usé los trazos básicos de su relación y sus actitudes con objeto de obtener una estructura para mi novela. Son un mero pretetxo.

Imagino que la escena a la que aludes era las del East Village, con poetas como Ron Padgett, Eileen Myles o Ted Berrigan. En la novela hay un personaje llamado Ted. ¿Es un homenaje a Berrigan?
Soy un gran admirador suyo, ha significado mucho para mí. Y es cierto que el personaje del libro responde a mi idea imaginaria de Ted Berrigan, pero una vez más debo decir que no intentaba retratarle, sino proyectar de algún modo la imagen suya que tengo en la cabeza para perfilar un personaje de la novela.

¿”Endiosado” es la novela de un poeta o el trabajo poético de un novelista?
Diría que es la novela de un poeta. Creo que la mayor parte de mi escritura va en esa dirección. Pero, al mismo tiempo, no me gusta limitarme en ningún sentido. Muchos de los escritores en prosa más interesantes de América, fueron originalmente muy buenos poetas, como Dennis Cooper o Denis Johnson. Y también puedes agregar a Jim Carroll, que empezó escribiendo poesía, aunque se hizo famoso por “The basketball diaries”, una obra mayoritariamente de ficción, pero magnífica. Todos estos escritores, y yo mismo, usamos técnicas y aproximaciones similares. De algún modo, son poetas escribiendo novelas.

Otros músicos de la escena neoyorquina de tu época, como Patti Smith, también han reiterado su devoción por Rimbaud, Verlaine o Baudelaire. ¿A qué se debe esa identificación con los poetas simbolistas franceses?
Creo que, probablemente, más que cualquier otra cosa, el motivo es que eran iguales que nuestros héroes del rock and roll. Vivían intentando ser honestos, rechazando las mentiras hipócritas de la sociedad adulta. Rimbaud era así, aunque luego renegó de su trabajo de adolescencia y buscó ganar dinero con un trabajo estable. Pero ese Rimbaud no nos interesaba. Al contrario que muchos de mis compañeros, yo no me sentía cerca de la generación beat, nunca me interesó demasiado. Me sentía más próximo a los poetas franceses del siglo XIX, que eran más inmorales y amaban el lenguaje. En cierto modo, eran más clásicos y estaban mejor educados. Los beats escribían como hablaban, mientras que los franceses lo hacían mejor. Una de mis mayores influencias es Lautreamont. Él y Baudelaire podrían considerarse los precursores del surrealismo, eran conscientes de la historia de la literatura. Me resultaban más estimulantes que los beat.

¿Incluyes en esa valoración de los beat a William Burroughs?
Él era diferente. Cuando hablaba de los beat me refería a autores como Gregory Corso, Jack Kerouac o Allen Ginsberg. Burroughs es un caso especial, y definitivamente, fue importante para mí, nunca lo incluiría entre la gente que rechazo. Ha sido una gran fuente de inspiración y un escritor fascinante.

También te interesa el cine. De hecho, has trabajado como crítico para «Black Book» y todavía publicas reseñas en tu web. ¿Qué importancia ha tenido el cine en tu educación cultural?
Creo que el cine es la principal forma de arte del siglo XX. No sé si lo será en el XXI, pero los cineastas han sido quienes mejor han sabido reflejar su tiempo. Es un medio que, de alguna manera, incluye todos los demás. Y, al mismo tiempo, es la forma de arte más popular y más sofisiticada que existe. Si hubieran nacido en el siglo XX, Shakespeare, Cervantes o Dante hubieran sido directores de cine. No veo una relación directa entre mi pasión por el cine y mi propio trabajo, pero es indudable que he tenido algunas de las experiencias más profundas de mi vida gracias al cine y a directores que han sido muy importantes para mí, como Jean-Luc Godard, Robert Bresson, Orson Welles o Alfred Hitchcock. Son cineastas inspiradores.

Seguro que el alemán Ulli Lommel no es de tus favoritos. Sé que has renegado en repetidas ocasiones de “Blank generation” (1980), la película titulada como tu primer álbum con The Voidoids y que protagonizaste a sus órdenes. Sin embargo, este mismo año ha aparecido una edición en DVD que lleva como contenido extra una entrevista contigo. Y lo más sorprendente es que en ella te dedicas nuevamente a repudiarla. ¿Cómo es posible que la incluyeran?
[Risas] Era parte del trato. Fue la única razón por la que acepté participar en esa edición en DVD, porque pensé que podía ser muy divertido tener un DVD de la película en el que el protagonista principal hace un contenido extra en el que lo único que hace es poner a parir la película. No creo que Lommel quisiera participar, básicamente porque él robó los derechos del film y estuvo explotándolo durante veinte años por todo el mundo. Finalmente, el productor le amenazó y pudo sacar ese DVD en Estados Unidos. Lommell es un vulgar ladrón, una sabandija.

Hace años entrevisté a Amos Poe, director (junto a Ivan Kral) de “The blank generation”, el documental de 1976 filmado en el CBGB, y me dijo que la película de Lommel era una “cocaine movie”. ¿Entiendes a qué se refería?
No exactamente, aunque Nueva York, en aquella época, era un paraíso para los cocainómanos. Estoy seguro de que la gente del equipo de producción, como muchos en la ciudad, aprovechó el momento. Pero no sé a qué se refería exactamente Poe, no creo que hubiera más coca circulando en nuestro rodaje que en cualquier otro realizado en la ciudad por entonces.


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