Precipicio al mar, de David Otero

Autor:

LIBROS

«Una parada en la vida, un mirar quién somos, dónde estamos y qué va a venir ahora contado con gracia»

 

David Otero
Precipicio al mar
AGUILAR, 2019

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Lo más habitual es que, a raíz de un libro, surja la magia breve y precisa de una canción. Podría construir una lista enorme de letras afectadas por el virus de la literatura. Dos ejemplos: “Lobo-hombre en Paris” de La Unión o “Hey Jack Kerouak”, de 10.000 Maniacs. Dos entre cientos. Lo que es más difícil es que una canción devenga libro, que su preciosa concisión de sentimientos se desarrolle con detalle, de forma demorada. Porque lo que está hecho para la explosión concentrada pierde poder si se despliega.

David Otero lo intenta. Antiguo guitarrista y compositor de El Canto del Loco y efectivo músico en solitario tras la separación del grupo, escoge la canción más emotiva de su último disco para hablar del mismo tema: la paternidad. Desde su llegada a la sala de partos de un hospital argentino —de allí es su pareja— para recibir como vida recién nacida el carnet de padre, hasta el momento en el que pone el punto final, Otero revisa lo angustioso y lo celeste que es —a veces en el mismo segundo— ver frente a ti a un hijo. Desde luego, aborda más temas; si no, no lo traeríamos a colación.

Dejemos una cosa clara. David Otero no es un escritor, no busque el lector esa palabra que horada porque ni lo intenta ni son estos sus propósitos. No tiene el oficio para manejar la prosa de manera que esta reclame la atención, pero resulta muy cercano y cálido, como si estuvieses con un amigo en una terraza mientras se abre la primavera. Y aún así, posee muy bonitas páginas, divertidas como aquella en la que establece un feroz combate —heróico, épico— con un mosquito tigre. También las que explican cómo creó su segundo disco: alquila un pequeño estudio en Buenos Aires y por un lado trabaja de oficinista en él y por otro de flâneur, buscando inspiración sobre la bicicleta o en restaurantes.

Habla de música, pues. Y, atento al título del libro, surge cómo compone la canción “Precipicio al mar” en unos acantilados de Marruecos. De vez en cuando va espigando notas sobre instrumentos, giras y conciertos, grabaciones… Y sobre todo, la infancia de sus hijos —el libro se ocupa de eso básicamente— le hace recordar la suya y la de su generación, esos que hoy rondan los cuarenta y que se sentirán reconocidos. Sus iconos pasan por “Hora de aventuras”, por videojuegos como “Monkey Island” y, desde luego, por el cine de “Star Wars”.

En esencia, se trata de una parada en la vida, un mirar quién somos, dónde estamos y qué va a venir ahora contado con gracia y afín a una generación que se va a sentir así al leerlo, hablando con un amigo con el que comparte cosas.

Anterior crítica de libros: Los secretos de San Gervasio, de Carlos Pujol.

 

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