Operación Rescate: Tiburón

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Operación Rescate: Tiburón

Tiburón
«Amo la ecología»
TUBOESCAPE RECORDS, 1987


Texto: JOSEMI VALLE.


Tiburón fue un grupo formado en 1982 en La Barca de la Florida, un pequeño pueblo de la provincia de Cádiz, cerca de Jerez. En los polvorientos años en los que grabar un disco era una proeza y la edición del propio vinilo era sinónimo de garantía de calidad, ellos debutaron con un trabajo que dibujaba detalladamente su árbol genealógico. Eran epígonos de Leño y un claro paradigma del enorme magnetismo e influencia que ejerció la admirada banda de Rosendo sobre sus coetáneos. Tiburón publicaron su debut en 1983 con el siguiente equipo titular: Pedro Gago (guitarra y voz), Fernando Rodríguez (bajo y voz), Francisco Sánchez (guitarra) y Alfonso Castro (batería). Un álbum de rock diletante bautizado con el inequívoco nombre de «Rock de pueblo» en el que las composiciones y la guitarra recuerdan vívidamente a la guitarra rasposa y las piezas poco condescendientes con las que Rosendo dio forma al debut discográfico de Leño en 1979.

En 1987 el cuarteto gaditano publicó «Amo la ecología» con el sello sevillano Turboescape Records. Era la continuación natural de su debut, aunque con un sonido mucho más pulcro, composiciones más pulidas y menos desaliñadas, reducción del espacio para los largos desarrollos instrumentales a pesar del protagonismo de una guitarra peleona y omnipresente que coloreaba cada surco del álbum. Todo suponía un gigantesco salto cualitativo respecto a su primera entrega. El disco recoge muy fidedignamente la divulgación de la conciencia ecológica, una sensibilidad sobre la naturaleza y el planeta Tierra hasta entonces inédita o presentada demasiado filosóficamente como en el caso de los metafísicamente apesadumbrados Bloque. Ahora nos resulta inconcebible, pero la vindicación verde y el activismo ecológico como lo entendemos en la actualidad era o exótico o inexistente.

Tiburón recogen el legado de la tercera vía sonora, aquella senda que se apartaba del rock duro y el heavy metal, pero tampoco quería saber nada del pop. A pesar de su rock de pueblo y su fascinación por glosar y loar lo ecológico, Tiburón defendía una sonoridad hermanada con el rock urbano, muy en la línea de los grandes maestros Asfalto (que unos años antes habían presentado los principios fundacionales entre el rock y la ecología con el single ‘La paz es verde’) y Topo («Amo la ecología» recuerda permanentemente al LP «Ciudad de Músicos», de 1986). La banda gaditana fluctuaba entre lo bucólico y lo hippy (‘Amo la ecología’, ‘Dónde estás’), lanzaba atemporales proclamas antibelicistas (‘No a la guerra’), ensoñaciones utópicas y deseos de disturbar pacíficamente el orden de las cosas (‘El odio no debió nacer’, ‘Hay que intentarlo’), escribía metaliteratura rockera (‘Sí al rock’), saldaba con escupitajos explícitos la consideración que le merecían los arribistas de la democracia (‘El político’), elogiaba lo rural como contrapunto del argumentario urbanita.

Este «Amo la ecología» pasó sin pena ni gloria. No alcanzó notoriedad alguna. Sólo la militancia más acérrima del rock patrio les ha dejado un trocito de hueco en la intrahistoria del género gracias al single de título homónimo que sonó en emisoras marginales. El grupo desapareció y nunca más se supo de él. En 1988 yo me encontré su disco en una tienda de Bilbao. Estaba perdido en un cubeto de vinilos de música clásica. No existían las autopistas de la información y tuve que esperar casi veinte años para saber algo más de ellos.  No mucho más. Desafortunadamente.

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