Operación rescate: Los Cheyenes

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«Quizá su afiliación a la rudeza, y pese a grabar en RCA, fue lo que motivó su prematura defunción y tan escasa discografía: solo llegaron a registrar tres epés y dos singles»

Los Cheyenes
«Sus singles y EP’s en RCA (1965-1967)
RAMA LAMA, 2006

 

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

 

Siempre que hablamos de rock barcelonés de la década de los sesenta acostumbramos a citar la excelsa triada conformada por Los Salvajes, Los Sirex y Lone Star, olvidando con constancia a Los Cheyenes, grupo efímero que únicamente dejó grabadas dieciséis canciones entre 1965 y 1967. ¡Pero vaya canciones! Un pequeño repertorio que parece venir a confirmar lo que algunos llevamos tiempo pensado: que en aquel periodo, el rock más intenso se despachaba desde Barcelona.

Los Cheyenes fue un cuarteto que pivotó alrededor de los hermanos Verger (Roberto y José) y que se dedicó con energía a zumbarle al rock de garaje, que no era precisamente lo ideal para lograr el éxito en unos tiempos en los que en España se preferían sonidos mucho más dúctiles y agradables al oído. Quizá su afiliación a la rudeza, y pese a grabar en RCA, fue lo que motivó su prematura defunción y tan escasa discografía: solo llegaron a registrar tres epés y dos singles, que suman las dieciséis canciones mencionadas. Además, no se recogieron en elepé hasta 1980, cuando el Club de Amigos del Disco Antiguo (que no tengo ni la más mínima idea de qué era) tuvo a bien prensar unas copias en vinilo que fueron recibidas con regocijo por quienes estábamos fascinados por el rock español de aquellos años, aunque eso sí, suena a rayos (lo estoy oyendo ahora mismo). Luego hubo más ediciones (en vinilo y cedé), pero nos quedamos con la que Rama Lama lanzó en 2006 (remasterizada con gusto e incluyendo notas de Darío Vico), fácil de localizar en tiendas.

La primera grabación de Los Cheyenes, la canción que abría el primer epé, fue una imposición de la discográfica: ‘Válgame la Macarena’, con la que pretendían unir pop y algo de copla o flamenquito al calor del ‘Flamenco’ de Los Brincos. Un tema que, como le comentó en su día Roberto Vercher a Àlex Oró (EFE EME 76), decidieron destrozar, cantándolo como un rock enfebrecido. Y de ahí, de esa mala leche, nace una toma sencillamente brutal, cantada con rabia y tocada con furibunda energía, quedando para el recuerdo como la primera pieza del rock de garaje hispano con ecos flamencos. Una rareza francamente increíble. Pero aquel pequeño disco incluía también una fogosa versión del ‘Come on now’ de los Kinks (¡buenas referencias las que manejaba grupo!) transformado en ‘Ven ahora’, casi un himno mod de color local. También bregaron con otro tema del mismo autor de ‘Válgame la Macarena’, este más pop y puramente beat. Pero Los Cheyenes componían sus propias canciones y así dejaron ‘Lloré por ti’, balada tremenda. En solo cuatro temas, el grupo enseñó sus cartas: capaces de sonar con fiereza y de aproximarse a las corrientes más eléctricas del beat en las baladas, en las que nunca resultaban relamidos, muy al contrario, siempre son fibrosas y nervudas. Esas serían a grandes rasgos las principales líneas argumentales que continuarían desarrollando en los siguientes discos, ya con repertorio, esencialmente, propio: entre temas rápidos (‘He perdido este juego’, ‘Conoces el final’, ‘Porqué te fuiste’, ‘Bla bla bla’) y medios tiempos (‘Eres como un sueño’, ‘Estoy triste’, ‘Y olvídame’, ‘No pierdas el tiempo’, la tardía y espléndida ‘Siguiendo el sol’) que muestran a una formación compactada y rugosa como pocas: es difícil establecer paralelismos entre Los Cheyenes y otras formaciones de la época.

La mili los rompió y en un permiso de su cantante grabaron un último single, que contenía la delirante ‘Borrachera’, de la que abjuraron y que compusieron para reírse de la discográfica en un momento en el que veían claro el final del camino. Para la Historia, la suya ha pasado a ser relato menor, muchas veces opacado por aquellas simplezas de los pelos largos (era el grupo con las melenas más pobladas del pop español, se decía) y las visitas a la comisaría que les procuraban, pero quedémonos con su sonido aguerrido en esta sabrosa colección de temas que guardan la semilla del garaje español: a ellos hay que remitirse para buscarla.

 

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