Músicos en la sombra: Carlos Hernández, el mago del sonido que acompaña a Pereza

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“Siempre he sido el rey del indie, hasta que di el salto al mainstream con Pereza. Acabé a palos con Los Planetas”

Carlos Hernández es, principalmente, técnico de sonido (también productor), ahora está con Leiva, pero, además de con Pereza, ha trabajado con Los Planetas, La Habitación Roja, Los Hermanos Dalton… Arancha Moreno se encarga de las presentaciones.

 

 

Una sección de: ARANCHA MORENO.
Fotos: Archivo de Carlos Hernández.

 

 
Dice que su papel es secundario, pero hay algo de magia en transmitir lo que ocurre en un escenario a los que están debajo. Carlos Hernández lleva haciéndolo mucho tiempo junto a Pereza, con los que ha recorrido los grandes escenarios españoles –y de otros países– en los últimos ocho años. Además de su labor como ingeniero de sonido en directo, también es productor. Comenzó trabajando con grupos indies, y acaba de producir el último disco de Airbag, “Manual de una montaña rusa”, y ha sido el ingeniero de “Diciembre”, el primer disco de Leiva en solitario, con el que está ahora mismo de gira. Nos sentamos en una terraza del centro de Madrid, y antes de empezar, lamenta que la gente haya perdido el interés por escudriñar los libretos de los discos y recuerda su época de comprar vinilos en La Metralleta (emblemática tienda de discos madrileña). Después, Carlos repasa su historia musical: habla rápido y no parar de reír.

¿De dónde nace tu interés por la música?
Creo que nace por mis padres. A mi padre solo le gustaban los Beatles, pero a muerte: tenía todas las rarezas, era muy curioso. Siempre me ha gustado escuchar música, creo que el primer disco que me compré fue el vinilo de “Bailaré sobre tu tumba”, de Siniestro Total. Luego me dio por tocar la guitarra, y monté un grupillo. Uno de mis amigos, Manolo Martínez, trabajaba de técnico de sonido en Circus, el estudio de Luis Cobos, fui a verle un día y flipé.

¿Qué disco, artista o canción tiene la culpa de que hoy te dediques a esto?
Probablemente los Ramones, siempre me ha parecido un grupazo, por lo básico y por la energía que transmitían, para mí han sido todo. Cuando me metí en su historia descubrí que tenían vidas tristes, eran unos perdedores, pero eran espectaculares.

¿La parte técnica de la música te parece más atractiva que la artística?
En realidad también me dedico a la artística, pero hago más de ingeniero de sonido que de productor. Me gustan las dos partes. Creo que un día descubrí que no tenía suficiente talento para hacer canciones, pero me encantaba lo otro y parecía que se me daba mejor. De vez en cuando hago cancioncillas por entretenimiento, bajo el nombre de La Hormiga Atómica.

¿Fuiste autodidacta?
En un principio sí, pero hubo un día que me planteé estudiar esto. Mis pobres padres tuvieron una paciencia infinita: primero estudié Imagen y Sonido en Ciencias de la Información, hasta que vi que no era lo que buscaba, luego hice Imagen y Sonido en Teleco, vi que tampoco era eso… Hasta que acabé haciendo un módulo de imagen y sonido, y cursos, y empecé a trabajar en una empresa de sonorización de directo en Madrid.

Así que empezaste trabajando en los directos.
Sí, el estudio siempre me ha gustado, pero empecé a ganarme la vida en los directos, haciendo giras de grupos que no me gustaban: Alejandro Sanz, Rosario, Rocío Jurado… Hacía giras montando el equipo para que otros técnicos lo manejaran. Es donde he aprendido todo, he visto trabajar a tíos muy potentes, y me iban explicando un montón de cosas, así aprendí a controlar un equipo de sonorización. Por otro lado, me compré un equipo y grababa a grupos maqueteros.

¿Y cuál fue el siguiente paso?
El siguiente paso, en el que ya consideraba que sabía algo para manejar el equipo, fue curiosamente con Los Planetas. Tuve bastante suerte, lo reconozco. Yo era muy fan de Los Planetas, me iba a todos los malditos conciertos que daban en Madrid. Ellos habían sacado “Una semana en el motor de un autobús”, y coincidí con su técnico, Michel Martín. A él le salió una gira importante con Mónica Naranjo, y como sabía que yo era un friki de Los Planetas me lo ofreció. En realidad nunca había ido a mezclar un grupo ni nada, pero a partir de ahí empecé a trabajar con ellos y a mezclar a muchos grupos. Como era el grupo indie más conocido, me llamaron Los Hermanos Dalton, Australian Blonde…

De hecho, tienes un currículo de grupos indies bastante grande: Sunday Drivers, Lori Meyers, El Alpinista, Sr. Chinarro, La Costa Brava, Nacho Vegas…
Sí, siempre he sido el rey del indie, hasta que di el salto al mainstream con Pereza.

¿Y a qué se debe ese salto?
Acabé a palos con Los Planetas. Después de hacerles el directo, me propusieron que les produjera un disco: les monté un estudio, les produje “Unidad de desplazamiento”, un segundo, un tercero… Pero acabé a palos.

¿Decidiste cruzar de acera y decirles hasta luego?
Incluso más… Pero sí, estaba muy quemado. Paco López, que era manager de ellos y de Pereza, me llamó y me ofreció trabajar con Pereza. Yo solo había escuchado ‘Pienso en aquella tarde’ en Los 40 Principales, y yo, que era el rey del indie, le dije «¿qué me estás contando, Paco?”. Pero les hice un concierto en la Caracol y flipé, pensé que eran la hostia. Me dejaron helado, descubrí algo que no había hecho hasta entonces, este tipo de rock and roll. Además tenían un lado que me recordaban a 091, yo era muy fan de ese grupo. Y empecé a hacerles conciertos.

Fue cuando Pereza había publicado “Algo para cantar”, ¿no?
Eso es, habían hecho “Algo para cantar” y ‘Pienso en aquella tarde’ empezó a tener cierta repercusión. En los conciertos iban cuatro: batería, bajo y dos guitarras. Íbamos con Kike, que ahora es su jefe de producción y antes era su técnico de backline. Íbamos los seis metidos en la furgoneta de un lado a otro todo el día. Reconozco que al principio fui un cretino al plantearme no hacerlo. Desde entonces llevo siete u ocho años con ellos. Les hice mucho tiempo el directo, me propusieron grabar alguna cosilla para algún disco y ya les hice “Aviones”, su último disco como Pereza. Ahora he grabado “Diciembre”, el disco de Leiva.

Así que sois inseparables desde entonces…
Sí, les he hecho todos los conciertos, los he hecho todos, salvo uno el día que se casó mi hermana.

“Todo va tan deprisa que no te paras a pensar en lo que se han convertido Pereza, y lo que les queda. Estoy convencido de que les queda un paso más, ya sea individualmente o juntos”

Estamos hablando de conciertos multitudinarios, de aforos muy grandes.
En un principio eran conciertos en los que podía haber diez personas en algunos sitios, y ahora es en Las Ventas, el Palacio de Deportes… Todo va tan deprisa que no te paras a pensar en lo que se han convertido, y lo que les queda. Estoy convencido de que les queda un paso más, ya sea individualmente o juntos. Es normal que les haya pasado eso, bajo la estética rockera, son dos tíos muy currantes con una energía brutal.

Así que Rubén y Leiva se lo toman muy en serio.
Mucho. Si un día acabamos a las dos de la mañana y al día siguiente quedamos a las nueve y me retraso diez minutos, Leiva ya me está llamando para que corra a grabar al estudio. Son dos tíos con mucho talento y muy trabajadores. Las horas de estudio se aprovechan muy bien.

Volviendo a los conciertos, después de tantos años acompañándoles, ¿crees que ha crecido mucho el directo que ofrecen?
Ha crecido una barbaridad, aunque la energía la tenían desde el primer momento. Pereza se ha dimensionado mucho por sus conciertos, cualquiera que lo vea, aunque no le guste Pereza, ve una energía en el escenario. Eso ha hecho que sean un grupo muy respetado entre los músicos, y que crezcan a nivel de público. Lo dan todo: el concierto es el mismo sea en Madrid o en un pueblo de Ciudad Real. Siguen teniendo la misma luz, las mismas ganas, la misma fuerza. Y ahora, en los conciertos de Leiva ves que ha crecido una barbaridad.

¿Cuál es la formación actual de Leiva?
Son ocho: batería, percusión, bajo, saxo, trompeta, Juancho (de Sidecars) a la guitarra y coros, César Pop que toca teclados, acústica y acordeón y Leiva. Está muy bien tocado y muy bien cantado, hay un muy buen nivel de voces. Roza el rollo guiri, da la misma sensación de lo bien hecho que está.

Llevar vientos no es muy habitual, gusta mucho pero pocos se lo pueden permitir…
Sí, es una cuestión económica. Pero Leiva, como han hecho siempre, ha apostado por ganar menos pasta y hacer algo de calidad. Incluso cuando aún no habían dado el paso grande, siempre han preferido llevar su propio técnico de monitores, su técnico de luces, llevar nuestro propio equipo de sonido. Cuando vas a tocar a cualquier lado, el sitio pone las luces, el sonido… Pero ellos han preferido invertir un poco más, gastar más pasta pero ofrecer calidad. Ahora mismo, al margen de ellos ocho, vamos otros ocho o nueve técnicos. Eso es muy inteligente, te puede permitir tener una vida musical más longeva.

Es una inversión a largo plazo.
Sí, quieren que perdure. No por dejar un legado, sino por hacer algo bien hecho. Es algo que les honra, es mucho más fácil ganar más dinero en el momento en el que tienes cierto éxito, pero lo más normal es que sea efímero.

¿Pereza suelen respetar el guión establecido en directo? Recuerdo largos solos finales en el Palacio de Deportes…
Improvisan bastante, pero dentro de un guión. Ellos desarrollan una espina dorsal, viendo por dónde podía ir el concierto. A partir de ahí, día a día prueban cosas. Si ven que algo funciona, vuelven a probarlo, y si funciona de nuevo, lo adaptan. La canción está estructurada, pero Leiva tiene acostumbrados a los músicos: si mira para atrás y les hace una seña dan una vuelta y otra vuelta, siguen hasta que él lo diga. Funciona muy bien. Leiva es un tío muy listo, se ha rodeado de músicos que además son muy amigos suyos, y hay una compenetración brutal, no hace falta guión.

Hablando de los espacios escénicos, ¿dónde suena mejor un concierto?
La sonorización más cómoda es al aire libre, donde no hay ningún elemento arquitectónico que te añada nada al sonido que tú produces. Los estudios están acondicionados de una forma óptima, y lo que estás mezclando es lo que sale por los altavoces. Cuando tú metes un equipo en un recinto se producen problemas. Por muy buen equipo que tengas y muy buen grupo que sea. Sonorizar en el Palacio de Deportes antes de que ardiera era un infierno. Fui jefe de sonido allí en un festival de grupos heavys y fue un horror. Después de arder, lo volvieron a construir pensando en la acústica, y ahora es mucho más cómodo. Dependes mucho del espacio: si el recinto suena mal, es muy difícil que tú suenes bien.

En Madrid se critica mucho la falta de buenos recintos para hacer conciertos.
Es normal, en Madrid es un horror. No hay espacios pensados para hacer conciertos, y la acústica es infernal. Espacios hay, pero no están diseñados para hacer conciertos, sino que se han aprovechado de cualquier manera. Como el Telefónica Arena: es un espacio para partidos de tenis, pero no específico para conciertos. Y el Palacio de Vistalegre, ahora parece que lo han acondicionado algo, pero eso era una plaza de toros cubierta.

¿Alguno se salva de la quema?
En Madrid no se me ocurren espacios grandes. El Palacio de Deportes, pero no te creas que es la monda. Y salas pequeñas no se me ocurre ninguna especialmente cómoda para sonorizar. Y La Riviera lo mismo, es otro infierno del quince, al final te suena si se llena la sala de gente.

¿La cantidad de público influye también en la sonorización?
Claro, al ser un sitio vacío con problemas de acústica, si se llena la sala, hay cosas que mejoran porque el cuerpo absorbe el sonido, y la rever disminuye. Heineken Arena es otro drama… Y El Sol no suena muy mal, pero la mesa de sonido está en la parte de arriba y es difícil de sonorizar. No se me ocurre ninguna sala que sea cómoda, ni una.

Eso ya es bastante significativo…
Con esta gira de salas que estamos haciendo estoy viendo muchos marrones, aunque también hay excepciones. El otro día estuvimos en Vitoria, en una sala que se llama Jimmy Jazz y es una sala de la leche, muy bien acondicionada. Y en Barcelona, en la sala Bikini y la sala Apolo sí está pensado el tratamiento acústico, está cuidado.

¿Hay que hacer mucha magia para que las cosas funcionen?
No, esto del sonido es mucho más sencillo de lo que parece. Como ingeniero de sonido, o como productor, me considero un actor secundario. Si la acústica es buena y el grupo toca, por poco que hagas, suena. Un ingeniero o productor es secundario, la persona que se considere más importante que el grupo o que la canción, mal asunto. Mi trabajo es secundario, el protagonista es el grupo. El otro día estuvimos en Albacete, en una sala que era un infierno, y fue un conciertazo de la leche, no porque sonara mejor o peor, sino por el grupo. Lo que sucede en el escenario es lo más importante, todos los demás somos secundarios. Y cualquiera que piense lo contrario se equivoca.

Hablamos ahora del estudio, ¿qué has hecho como productor?
Además de Los Planetas, estando en Granada hice muchas cosas con el sello Elefant. También he producido a Airbag, Triángulo de Amor Bizarro, y a Los Hermanos Dalton, que tenían un rollo ramoniano y eran buenísmos, muy majetes. También Cirilo, un grupo que grabó Paco Loco y que terminé yo de hacer en Madrid, La Habitación Roja, en la que mi novia hacía coros… ¡En cuanto necesito una voz de chica la meto a cantar! Los grupos que me llaman para producirlos son rollo indie, la música que escucho. Poco más, Leiva me absorbe mucho entre giras y discos. El disco lo empezamos a grabar en enero del año pasado y lo terminé este enero.

Claro: él lo ha llamado “Diciembre”, pero a ti te toca trabajar después… ¡Tú lo hubieras titulado “Enero”!
¡Efectivamente! En diciembre él dijo “hasta aquí, Carlos, ¡te toca!”, y yo seguí. ¡Yo lo hubiera titulado “Enero”!

¿Grabasteis muchas pistas?
Repeticiones de tomas no muchas, las baterías están grabadas en un par de días, sí pasamos más tiempo preparando el desarrollo de las canciones, más que las tomas. Como es en su estudio no tenemos un horario, le damos vueltas a las cosas. A Miguel [Leiva] le hice un estudio en su casa, y todo lo empezamos a grabar ahí: eléctricas, acústicas… Las baterías las hemos grabado en el estudio de Juan de Dios [Martín], hemos grabado algunas cosas en el estudio de Bori Alarcón… En mi estudio y en el de Miguel premezclo, y luego hemos mezclado en Red Led. Allí está Rubén Suárez, buen amigo mío, que tiene bastante culpa de lo que sucede en el disco, me ha ayudado una barbaridad. Ya ha trabajado conmigo en “Aviones”, y con La Habitación Roja…

Así que vives el desarrollo de las canciones desde el principio.
Las canciones las veo desde el principio, Leiva coge la guitarra acústica y me enseña lo que ha hecho. Mi favorita de este disco es ‘Miedo’, una tipo The Charlatans, en la que canta Michelle Jenner. Ahí me dejó a mí hacer coros.

¿Había bastante material sobre el que trabajar?
Sí, muchísimo. Hay otras cinco o seis canciones que se han quedado fuera, supongo que la compañía las meterá en algún sitio. Yo soy bastante histérico, pero Leiva me deja atrás, le está funcionando la cabeza continuamente.

¿Alguna anécdota de la grabación?
¡Que me operaron en mitad de la grabación! Me descubrieron una cosa en la garganta pero no fue nada grave…

Se han agotado las entradas para el 12 de abril en Madrid, y hay una segunda fecha en la misma sala al día siguiente. Parece que las cosas van bien…
El directo está siendo espectacular, a mí me ha dejado muy sorprendido. Todos los días, en las pruebas de sonido, al margen de tocar bombo, caja, etc, siempre se reservan media hora porque se le ocurre un nuevo arreglo. Está siendo divertido.

En 2010 fuiste finalista a Mejor técnico de sonido en los Premios de la Música.
Que te nominen está guay. Es el premio más importante que me podrían dar en España, no lo gané, pero me quedé más ancho que largo. Fue por “Aviones”, y por las dos canciones que metimos en el disco de Joaquín Sabina…

Es una forma de salir “de la sombra”. ¿Sientes que tu trabajo es reconocido?
Sí, pero más que por ese tipo de cosas, sobre todo porque con los grupos que he trabajado hasta ahora me lo han agradecido sentimentalmente, siempre han quedado más o menos contentos. He intentado plasmar lo que ellos tenían en la cabeza, que creo que es lo importante.

¿Próximo proyecto?
Voy a mezclar el DVD en directo de Los Nikis y Airbag, del concierto que dieron en octubre. Y estoy mezclando a un grupo que se llama Autoban. Es curioso cómo está la música: el grupo es la sintonía de “Con el culo al aire”, una serie que está teniendo bastante éxito en Antena 3, y les ha costado que un sello metiera pasta en eso. Al final los ha fichado Warner.

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