“Malicia 1”, de Enrique Bunbury

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EL MIÉRCOLES, CANCIÓN

Cada semana ven la luz un buen puñado de discos, nuevos temas y singles, publicados por bandas y músicos de la escena nacional e internacional, de los que en Efe Eme nos hacemos eco al ritmo que corre la actualidad. Cada siete días elegiremos una canción para destacarla y conocerla más a fondo. A partir de ahora, el miércoles, toca canción.

 

Texto: SARA MORALES.

 

Veinte años han pasado ya desde que Flamingos, el tercer álbum de estudio de Enrique Bunbury, viera la luz. Su disco más aplaudido desde que dejara atrás a Héroes del Silencio, el álbum que, tras Pequeño, afianzó el camino en solitario del músico zaragozano y terminó de asentar su don compositivo y sonoro, más allá de la leyenda sembrada junto a Juan Valdivia, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu.

Dos décadas que se celebran con la llegada de Flamingos XX, una imponente reedición compuesta por dos cajas de nueve vinilos y cinco cedés con material extra, prevista para el 18 de noviembre. Sin embargo, la espera se ha visto allanada con la publicación, el pasado viernes, de una de las cuatro canciones inéditas que componen el nuevo pack, “Malicia 1”. Un tema registrado en junio del año 2001, en Molinos (Teruel), durante las sesiones de grabación de las maquetas del álbum y que, hoy, en un ejercicio entre la sorpresa y la nostalgia, se convierte en nuestra canción de la semana.

Junto a El Huracán Ambulante, la banda que le acompañaba en aquel momento, Bunbury dio vida a este tema que, a pulso de balada rock, dub en el discurso, percusiones exóticas y tiempos para el silencio y la instrumentación, quedó relegado al olvido. Ahora, veinte años después, aparece con él retirado de los escenarios y con un público que, ante la sequía y el vacío escénico que vienen por delante (no discográfico, que habrá nuevas grabaciones: la retirada es solo de los directos), encuentra su apoyo en detalles como este. Como si “Malicia 1” hubiera permanecido aguardando en el tiempo para encontrar su lugar, que no es otro que ahora. Como si aquel disco, que luchó entre antagonistas como la fragilidad y el valor, hubiera reservado este tesoro y su «reprís» de tango y bolero, para cobijarnos ante la ausencia.

«Déjalo estar, no importa ya; ya me apañaré, no es la primera vez que dejas de lado todo lo pactado. Sabes que te esperaré», entonan estos versos dolientes.

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