Los Evangelistas: Mucho Morente

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«Pesa mucho la memoria de Enrique. Por momentos nos dio un poco de miedo. Estaba presente la idea de la muerte. Cuando se muere alguien que ha dejado tanta huella, te replanteas el sentido de la vida. Hacer el disco nos ha ayudado a sobrellevarlo mejor»

De la unión de parte de Lagartija Nick y Los Planetas (Antonio Arias, J, Erick Jiménez y Florent) surgen Los Evangelistas con la intención de propagar la palabra de Enrique Morente. Eduardo Tébar hace las preguntas.

 

 

 

Texto: EDUARDO TÉBAR.
Paseo de los Tristes, Granada. Debajo de la Alhambra, Los Evangelistas se muestran convencidos tras el difícil reto de adaptar el cancionero de Enrique Morente al lenguaje del rock. Primero en vivo (lo hicieron en Córdoba, Granada y Vic en 2011) y ahora en un álbum de título explícito: “Homenaje a Enrique Morente”. Con conocimiento de causa y sin pudores, Antonio Arias, J, Erick Jiménez y Florent trasladan a su terreno una personalísima selección del repertorio del cantaor. Los discípulos propagan con solemnidad la obra del maestro flamenco, pero, eso sí, tendiendo puentes hacia figuras comunes del santoral de Lagartija Nick y Los Planetas (Pink Floyd, Spacemen 3, Slowdive). Un proyecto bendecido por la familia (participan la viuda, Aurora Carbonell, y Soleá Morente). Y de naturaleza exploradora: ese punto “Omega” en la aparición desgarrada de Carmen Linares, el efecto Cinemascope en las mezclas de Martin “Youth” Glover (frecuente en créditos de U2, Depeche Mode o The Verve).

Durante la gestación, hace un año, se masca la presencia abrasadora del genio albaicinero en Granada. En la Plaza de la Romanilla, Gabriel Núñez Hervás, director de la revista «Boronía», comenta con J y Antonio el impacto de presentarse en la Noche Blanca del Flamenco de Córdoba. Le apoya con entusiasmo la periodista especializada Carmen Salmerón, que me proporciona numerosas pistas para entender el universo de Morente. Estaba cantado.

Y es mucho Morente.
J: Pesa mucho la memoria de Enrique. Por momentos nos dio un poco de miedo. Estaba presente la idea de la muerte. Cuando se muere alguien que ha dejado tanta huella, te replanteas el sentido de la vida. Hacer el disco nos ha ayudado a sobrellevarlo mejor. Pretendemos que sea un trabajo solemne, un reflejo de la grandeza de Enrique.
Antonio: El disco se nutre del sentimiento tras la muerte de Enrique. Lo orientamos hacia el aspecto más místico, como “Misa flamenca”. A veces, el repertorio nos imponía demasiado. Lo tratamos con amor y respeto.

Abrís con el ‘Gloria’ de “Misa flamenca”. A Enrique le gustaban los arranques rompedores.
Antonio: Él solía decir lo del “efectaso”. “¡Erick, vamos a meter ahí un ‘efectaso’!”. Por fortuna, hemos trabajado con Pablo Sánchez, que estuvo secuestrado en el estudio de Enrique los últimos años. Conocíamos el aspecto técnico, espiritual y musical. Con cualquier cosa con la que nos atrevíamos, Pablo respondía: “Pues si vieras lo que hubiera hecho Enrique”.
Florent: Yo he intentado encontrar el misticismo con la guitarra. El vapor de una música que te entra de lleno. Si adapto una soleá, me dejo llevar y trato de experimentar con sonidos y texturas. Este disco me ha brindado esa oportunidad.
Erick: Para mí era primordial que estuvieran el ‘Gloria’ y ‘En un sueño viniste’. Tienen el punto místico de Morente en “Misa flamenca”. Luego me he llevado sorpresas como ‘Encima de las corrientes’, que la trajo J.

Ese misticismo también conecta con San Juan de la Cruz.
J: Los Planetas conectan con la parte más mística del universo de Morente. San Juan de la Cruz fue un buen enganche para nosotros. Es uno de mis poetas de referencia. En los dos últimos discos de Los Planetas hay una influencia muy poderosa de Enrique Morente. Escarbamos en las cosas que le interesaban, las que siempre nos decía que había que escuchar.
Antonio: Enrique comentaba que “Misa flamenca” iba dedicado al ‘Papa Clemente’. No sé cómo Dios elige a un ateo para que le cante mejor. Enrique fue seise de la Catedral de Granada. Eso le pesaba mucho a la hora de afrontar textos sagrados. San Juan de la Cruz es trascendente en Granada y eso conecta con el álbum. Morente podía abordar a Fray Luis de León. Podía emocionar y emocionarse, como la transverberación de Santa Teresa: cuando el espíritu atraviesa el cuerpo. En su caso, la música venía del cielo, pasaba por su cabeza y salía a través de su voz. Venía del cielo y él era capaz de concretar la frecuencia.
Erick: Enrique ha sido muy místico y muy laico a la vez. A mí me flipa la Semana Santa y soy el cofrade más ateo del mundo. No tiene nada que ver la creencia con lo que te ha impregnado desde pequeño. Cuando veo una saeta o una procesión, contemplo una representación. Algo que está en mis raíces. Me fijo más en la sombra que proyecta con la luz de la vela un cristo en una casa del Albaicín que en la historia del propio paso.

Suntuosidad y recogimiento. ¿Cómo asimila estas ideas el fundador de Killing Joke?
Erick: Todos sabíamos que Martin “Youth” Glover andaba por aquí cerca. Antonio llevaba tiempo detrás de él. Lo primero era comprobar si estaba dispuesto a involucrarse. Siempre he sido muy fan de Killing Joke y de muchos grupos que él ha producido. Le ha dado una expansión alucinante al disco. Pocos productores me han impactado tanto.
J: Sí, llevábamos tiempo detrás de “Youth”. De hecho, quisimos que mezclara “Una ópera egipcia”. No pudo ser por incompatibilidad de fechas. Ahora era el momento. Antonio es más fan de Killing Joke.
Antonio: Mi padre es de Albuñuelas. Sabía por alguna noticia cruzada que él tenía el estudio allí. Un estudio difícil de encontrar. Por suerte, coincidió con la grabación en verano. Salió bien porque es uno de los nuestros. Le decíamos: “We want the mystic mixes”. Su vertiente más mística se aprecia más en su faceta techno. Él es muy intuitivo y le llevamos un material muy desarrollado.

Sorprende la velocidad con la que armáis el repertorio para testarlo en Córdoba. Un repertorio de vértigo. Y en directo.
Antonio: En tantos años con Enrique, nunca propusimos algo tan sencillo como versionar ‘Gloria’ o ‘Donde pones el alma’. J me planteó hacerlo de manera natural. Estos proyectos surgen así y te van pidiendo las cosas. Como bien apunta Erick, las canciones estaban hechas. Solo había que fijarse en el tronco y en la inspiración. No rechazamos piezas, salvo alguna con muchos cambios de acordes o ritmos, como ‘Mi pena’. Carmen Linares se puso a tiro y había pasado tiempo suficiente como para que Soleá participase en algo tan difícil y tan bonito a la vez.
J: El proceso fue rápido y sencillo. Son canciones muy buenas. Funcionan tocadas de cualquier manera. Es fácil jugar con los arreglos. El campo para la melodía y los arreglos resulta inmenso. Además, contar con Antonio me ha aliviado mucho el trabajo. Confío mucho en su criterio. En Córdoba sentí cosas muy fuertes. Fue uno de los momentos más intensos de mi vida. Era el vértigo del repertorio de Enrique Morente. Y el miedo de que la gente no entendiera estas adaptaciones. En los conciertos, las canciones aún no estaban trabajadas al completo. A partir de la grabación, hay nueva evolución del repertorio. El repertorio de Enrique es infinito.
Erick: Tanto el concierto en la Noche Blanca del Flamenco como el del Sacromonte tuvieron muchísima magia. Fuimos con ilusión a estrenarnos en Córdoba en esa plaza enorme. Luego, en el Sacromonte, estábamos en el barrio de Enrique; imposible no emocionarse, imposible no sacar todo lo que llevábamos dentro. Más tarde, en Vic, tocamos en un teatro, un espacio más frío. En ejecución, valoro los tres conciertos. Pero los dos primeros reunían el entorno para meternos en el papel.

¿Y qué decía la familia?
Antonio: Aurora me preguntó: “¿Por qué os llamáis Los Evangelistas?”. Yo le contesté que el nombre era de J. Nuestra labor es evangelizadora: intentamos que la gente conozca la discografía de Enrique. La portada es un cuadro muy sentido de Aurora, una faceta en la que ha profundizado a partir de la muerte de Enrique. Un gesto que demuestra que ellos son los primeros que adoran la aproximación a la música de Morente, venga de donde venga, porque su eclecticismo es evidente.

Este disco supondrá el hallazgo de Soleá Morente para el gran público.
Antonio: Nuestra relación con la familia es importante. Estrella grabó por primera vez en el “Omega”. Ahora estamos en la primera incursión discográfica de Soleá. Enrique apoyaba a su familia, y su familia apoyó nuestra manera de ver la música, tanto en Los Planetas como en Lagartija. Soleá tiene una voz chulísima. Toda la familia posee una gran capacidad de afinación. Es un gustazo trabajar con ella. De hecho, queremos, en la medida de lo posible, aportar algo en su disco en solitario.
J: Soleá canta maravillosamente, y eso lo sabe cualquiera que la haya escuchado. Es verdad que no se ha prodigado mucho por los escenarios ni en las grabaciones. Cantar con Soleá fue un lujazo para nosotros. Tiene un talento impresionante.

Soleá eleva el álbum en su fase climática. ¿Fue decisión suya cantar ‘Yo, poeta decadente’ y, sobre todo, un caramelo como ‘La estrella’?
Antonio: No. ‘Yo, poeta decadente’ ya la habíamos tocado en Córdoba. Y ‘La estrella’, también. La primera refleja la postura más underground de Enrique, porque estaba en un disco autoproducido. Me decía: “Antoñico, he vendío mil copias”. En el aspecto orquestal, la afinación adquiere mayor importancia. Soleá podía entrar ahí. Y en una canción tan representativa como ‘La estrella’, que tiene tanta fuerza. Estrella también la ha grabado para su nuevo disco. Son acercamientos desde distintos puntos de vista. Las canciones son tan potentes que lo aguantan.
J: Soleá estuvo mirando varias, como ‘El pastorcillo’, de “Cruz y luna”. Al final cogió “La estrella”, que es la más emblemática de Enrique.

La portada de Aurora sugiere ese aire de seguiriya que impregna todo el trabajo.
J: Es cierto. Se nota de manera especial en la intervención de Carmen Linares. Coincidió con Lagartija en un homenaje a Morente en La Zubia. Se me acercó su hijo y me explicó que es muy fan de Los Planetas. Le interesan mucho los últimos discos. Durante aquellos días estábamos grabando, así que le pasamos el órdago para que convenciera a su madre. Grabamos ‘Mírame a los ojos’, esa seguiriya de “Despegando”. Todos en directo en el estudio.
Antonio: Mirando la revisión y la dignificación del flamenco que han hecho Los Planetas, me parecía interesante adentrarme en el acento andaluz. Fue una de las dudas que nos planteamos en un principio. Al final, sale de manera muy libre, como en ‘Decadencia’.

¿Y la serrana?
Antonio: Eso son las cosas de J. Es lo que ocurre con este proyecto. Quien busca en los discos de Enrique Morente, encuentra. Es como el Cristo de la Luz: “Cavad, cavad, y encontraréis la luz”. El disco de Los Evangelistas puede servir para que mucha gente empiece a escarbar. Para llevar a cabo un proyecto así es necesario que varias personas conozcan la obra de Enrique. El que no se acuerda de una cosa, se acuerda de otra. Nos acercamos al flamenco de una manera humilde.
J: Llevaba tiempo trabajando la serrana. Ya intenté encontrarle unos arreglos que funcionaran con Los Planetas. Di con ellos hace poco y los aproveché. Esta serrana de “Morente Flamenco (en directo)”, la del Maestro Matrona, tiene una letra increíble.

En resumen, tratáis al Morente innovador. El de “Despegando”, “Sacromonte”…
J: “Despegando”, “Sacromonte” y “Cruz y luna” son los discos en los que Enrique se desmarca del flamenco tradicional y prueba más innovaciones. Sí, en este álbum hemos buscado la parte más creativa de Morente.
Antonio: “Sacromonte” es un disco con temas fantásticos. La producción de Isidro Sanlúcar es muy ágil. Cuando se ponían a trabajar, eran muy puntillosos, pero en las producciones tienen un sentido de la alegría. “Sacromonte” es uno de los álbumes que más alegría transmite. En ‘Yo, poeta decadente’, de “Alegro, Soleá y Alegría del Cante Jondo”, también se transmite ese buen rollo. Pero “Sacromonte” tiene ese impacto: es Granada en esencia. Los Ángeles y el flamenco. En los 80, Morente no sacó tantos discos, ¡así que daba tiempo a estudiárselos!
Florent: Morente, como todos los genios, tuvo detractores y admiradores. Le sobraba personalidad, lo más importante en un verdadero artista. Nunca se acomodaba. Siempre quería más. A mí se me abrió el mundo del flamenco cuando lo descubrí en directo, con Enrique Morente y Carmen Linares en un Espárrago Rock mítico. Fue un flechazo para J y para mí. Luego empezamos a frecuentar el Eshavira en Granada.

Hablando de alegría, ahí están las icónicas ‘Alegrías de Enrique’.
J: Siempre me han fascinado las ‘Alegrías de Enrique’. Durante mucho tiempo, “Despegando” era el único disco que escuchaba de Enrique. Lo que más me gusta de este trabajo son las alegrías. En los últimos discos de Los Planetas he hecho unas cuantas alegrías. Es mi modesta aportación a la interpretación de las alegrías en el mundo. Se diferencian de las de Enrique, pero están muy inspiradas en las suyas.

Y ahora, ¿qué?
J: Seguiremos dándole vueltas a estas canciones. Veremos hasta dónde las podemos llevar. Este repertorio evolucionará. Estamos más cerca de “Una ópera egipcia” que del “Omega”. Somos músicos de rock.

Próximos conciertos de Los Evangelistas:
Palau de la Música (Barcelona) – 1 de marzo
San Juan Evangelista (Madrid) – 7 de marzo (* actuación privada con invitación)

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