Lo que hay que tener: The Temptations

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«En 1971 The Temptations se tomaron un respiro para grabar el que sería el último álbum con Paul Williams y Eddie Kendrick, un clásico de su discografía, a caballo entre la ilusión melódica y el ensueño psicodélico»

 

 

The Temptations
«Sky’s the limit»
MOTOWN, 1971

 

Una sección de LUIS LAPUENTE.

 

The Temptations desarrollaron una frenética actividad entre 1968 y 1970, haciendo gala de su extraordinaria versatilidad estilística y vocal con discos vanguardias como «Cloud nine» y «Puzzle people» (1969) o «Psychedelic shack» (1970), deliciosas colecciones uptown soul como «Wish it would rain» (1968), impecables directos como «The Temptations show» y «Live at The Copa» (1968) o «Live at London’s talk of the town» (1970), regalos navideños como «Christmas card» (1970) y duetos históricos con Diana Ross & The Supremes como «Diana Ross & The Supremes join The Temptations» y «T.C.B.» (1968) o «Together» y «On Broadway» (1969). En total, doce elepés en dos años, una marca difícil de batir.

En 1971 The Temptations se tomaron un respiro para grabar el que sería el último álbum con Paul Williams y Eddie Kendricks, «Sky’s the limit», un clásico de su discografía y del periodo tutelado por Norman Whitfield, a caballo entre la ilusión melódica y el ensueño psicodélico.

«Sky’s the limit» es un buen ejemplo de lo que aquellos años supusieron para la carrera del quinteto: músicas de Norman Whitfield y textos de Barrett Strong –salvo el tema ‘Throw a farewell kiss’, escrito por Whitfield y Eddie Holland– y tres cortes colocados en el Top Ten de las listas de rhythm & blues: ‘Ball of confusion (That’s what the world is today)’, nº 2, ‘Ungene za ulimwengu (United the world)’, nº 8, y ‘Just my imagination (Running away with me)’, nº 1 también en las listas de pop, igual que la mítica ‘My girl’.

Aquí están representados los dos polos de la oferta de The Temptations, la psicodelia concienciada en la estela de «Dance to the music» y «There’s a riot goin’ on», de Sly & The Family Stone, y el gusto por los cálidos desarrollos melódicos, marca de la casa desde los tiempos de Smokey Robinson. De lo primero, dos espléndidas muestras: ‘Ungena za ulimwengu (United the world)’, con Dennis en la voz solista, y ‘Ball of confusion (That’s the world is today)’, alternando a Eddie y Paul con Dennis en un memorable «tour de force» vocal. De lo segundo, una de las mejores canciones de la historia, ‘Just my imagination (Running away with me)’, la delicadeza elevada a categoría de arte en la garganta sublime de Eddie Kendricks, además, la desgarradora despedida de un hombre vencido por las circunstancias, Paul Williams intercalando esas líneas desesperadas y proféticas: «Every night on my kness I’d pray» («Todas las noches rezo de rodillas»). Después de este último regalo, Kendricks se negó a continuar bajo la disciplina de Whitfield: «Tengo que admitir que no me interesaban aquellos sonidos extraños e imprevisibles, no encajaban en mi estilo. La dirección que estaba tomando el grupo no iba conmigo. A mí me gustaban nuestros viejos discos, aquellas canciones con buenas melodías que ojalá podamos volver a cantar algún día».

En «Sky’s the limit» está una de las mejores –y otras, como la que abre el elepé, ‘Gonna keep on tryin’ till I win your love’–, compartiendo sitio con el fabuloso prólogo de la era soul/funk. Oro en barras, cortesía de la mejor banda de soul de la historia.

 

 



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