Las rutas desiertas, de Diego Vasallo

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DISCOS

«Siete discos con los que ha confeccionado un estilo reconocible y ha moldeado una carrera muy reivindicable»

 

Diego Vasallo
Las rutas desiertas
GALERNA, 2020

 

Texto: SERGIO ALMENDROS.

 

Diego Vasallo ha vivido toda su carrera discográfica en la segunda fila, en una segunda fila oscura, a veces cómoda, otras veces injusta, pero siempre lejos de los focos protagonistas, y no porque su talento desmerezca mayores cotas de luz. Aunque le acompañe la sempiterna coletilla de «componente de Duncan Dhu», Las rutas desiertas es ya su séptimo trabajo en solitario, siete discos con los que ha confeccionado un estilo reconocible y ha moldeado una carrera muy reivindicable.

Se ha tildado siempre la carrera de Diego Vasallo de oscura y triste, y puede que con razón, pero en esta ocasión las letras de Las rutas desiertas oscilan entre el acostumbrado pesimismo y una brizna de esperanza, entre la resignación y la aceptación con orgullo. Su voz sigue sonando rasgada, rota, profunda, a veces temblorosa, siempre doliente. Y estilísticamente el disco no supone ninguna ruptura, pero sí deja espacio para nuevos aires.

La apertura con “Mi historia” recupera las sonoridades a lo Tom Waits que tanto y tan bien ha recreado anteriormente, y lo hace realizando un inventario de su pasado, recreándose en los fantasmas, pero también quitando peso a algunas leyendas. “Cargamento” presenta las primeras líneas de optimismo y además muestra a un Vasallo más fronterizo que nunca, un tema que musicalmente podría caber perfectamente en la última época de Bob Dylan, recreándose en el rock, en el blues y en el folk de raíz. Con “Mecha en la tormenta” vuelve a un estilo más reconocible, con aires de jazz y de soul, para volver a retomar ese folk-rock americano en “Esta noche no se parece a ninguna”, de nuevo huyendo de las sombras.

“Entre el olvido y el perdón” y “Érase una vez” son a priori a los cortes más sencillos, tanto musical como estructuralmente, incluso quizás líricamente, empastando perfectamente con temas pretéritos de su discografía en solitario. Una de las joyas del disco es sin duda “Allí te esperaré”, una preciosa canción en la que descubrimos al Diego Vasallo más romántico. Los sonidos tex-mex regresan con “El río baja crecido”, y a continuación vuelve a mostrarse desnudo y dolorido en “Intemperie”, un tema de soul acústico perfecto ejemplo de un estilo y una personalidad que definitivamente deberían de tener un mayor reconocimiento. Hacia el final “No me niegues nada” es el tema más blusero, para terminar a ritmo de soul con “Las rutas desiertas”, la canción más esperanzadora.

Las rutas desiertas es uno de los mejores discos de Diego Vasallo, el disco que, si hubiera justicia poética, le sacaría de esa segunda fila para darle la pizca de prestigio que lleva años mereciendo.

Anterior crítica de discos: Ataque celeste, de El columpio asesino.

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