La venganza del Samurái, de Cuti Vericad

Autor:

DISCOS

«Rock and roll de armazón americana que trota jubiloso por los medios tiempos, pero también por la chispa guitarrera»

 

Cuti Vericad
La venganza del Samurái
AUTOPRODUCIDO, 2023

 

Texto: SARA MORALES.

 

Cierra el aragonés su imponente trilogía Samurái, con esta entrega que ve la luz hoy mismo. Con el final de un camino, sobre el que después llegó el retorno y ahora, con estas siete canciones, se fragua la venganza. El idioma no ha dejado de ser el mismo en ningún momento, un rock and roll de armazón americana que trota jubiloso por los medios tiempos, pero también por la chispa guitarrera. Que igual que se suaviza con una balada con cuerdas sujetas a un órgano inicial, como es “Llévame contigo”, estalla inmisericorde en el rock californiano de espíritu surfero, como ocurre en la adherente y maestra “Big sur”.

Y los latidos del lenguaje del rock se inmiscuyen en cada rincón de unas composiciones que de sencillas son universales y de inteligentes son únicas. Con dejes reflexivos sobre asuntos vitales como el paso del tiempo (“Con dignidad”), pero con alma festiva y divertida; o con el punto sexy, y al tiempo ligero pese a la intensidad, de “Yo solo quiero tu amor”.

Los sonidos que manan de la inteligencia emocional de Cuti Vericad, que firma con La venganza del Samurái su undécimo disco en solitario, se mantienen en el hilo conductor del rock, de ese que lo mismo bebe de Tom Petty que de AC/DC, de Bob Dylan que de Andrés Calamaro o Manolo García. Y así consigue levantar pasajes de mil colores como “De vuelta a casa”, con una intro excepcional, o la directa y dimensional “Aunque pida perdón”.

Estremecedora es, sin embargo, en letra y musicalidad, “No siempre sale todo bien”, donde el pianista, guitarrista y compositor se adapta a la tesitura intimista, pero con la clarividencia y el arranque de quien sabe conquistar todas las estructuras de la pirámide. En definitiva, una obra completa que engancha por su honestidad y por obsequiarnos con momentos anímicos de todas las formas y engranajes.

Anterior crítica de discos: Quintessential, de Quint Starkie.

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