José Ignacio Lapido: «A menudo me sorprendo tarareando “Sorry I’m a lady” de las Baccara»

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PISTAS

«Una vez soñé algo realmente terrible: todo el público estaba atendiendo al concierto a través del móvil en lugar de mirar directamente al escenario»

 

Tras la estocada que nos dio en marzo con su noveno disco en solitario, el certero A primera sangre, José Ignacio Lapido recorre la geografía española para presentar en directo sus nuevos dardos de poesía eléctrica. Es la primera oportunidad para verle con su banda desde los lejanos directos del disco anterior, El alma dormida (Pentatonia, 2017), a los que sucedieron un nuevo disco de 091, La otra vida (Warner, 2019), y unos cuantos acústicos. Con Raúl Bernal, teclista y productor de su nuevo disco, y con Víctor Sánchez a la guitarra, Popi Gonzalez a la batería y Jacinto Ríos al bajo, Lapido pasará los próximos días por Madrid (19 de mayo, sala Cool), Bilbao (20 de mayo, Kafé Antzokia), Valencia (26, Loco Club) y Zaragoza (27 de mayo, Casa del Loco). Mientras afina su vieja Gibson y calienta su garganta, le pedimos al «maestro» que responda a unas cuantas cuestiones ajenas a las canciones, pero conectadas en cierta manera con ellas. Y él, como siempre, echa mano de su ingenio y su peculiar sentido del humor.

 

Texto: EFE EME.

 

Último libro que has leído.
Uno que el amigo Eduardo Izquierdo ha escrito junto a Eloy Pérez, Autobiografía no autorizada de Dolly Parton.

 

Última película que has visto.
No es nueva. La balada de Buster Scruggs, de los hermanos Coen.

 

Última serie de televisión que has visto.
Hacks.

 

Último disco que has comprado o escuchado.
Un single de Mountain del año 70, For Yasgur’s farm.

 

Último descubrimiento musical.
Black Pistol Fire.

 

¿Cuál es el mejor concierto que has visto en tu vida?
Recuerdo dos que viví con especial intensidad, quizá por la juventud, quizá porque fueron realmente buenos: el de Dr. Feelgood en la Plaza de Toros de Antequera, en el 78, y el de Echo & The Bunnymen en la sala Morasol, creo que en el 84.

 

¿Qué música escuchas cuando estás de gira?
Ponemos piezas de guitarra clásica, del maestro Tárrega, de Dionisio Aguado o de Emilio Pujol, y luego, cuando paramos en una gasolinera a pillar cervezas, comentamos qué partes nos han parecido más emotivas.

 

¿Cuál ha sido tu peor experiencia como músico?
Lo peor son las pesadillas. Días antes de un concierto sueño con cosas inexplicables: que cada uno de los músicos hemos afinado las guitarras en tonos diferentes; que nos equivocamos de ciudad y aparecemos en otra donde no saben nada del concierto… pero una vez soñé algo realmente terrible: todo el público estaba atendiendo al concierto a través del móvil en lugar de mirar directamente al escenario.

 

¿Practicas algún deporte?
No.

 

¿Eres aficionado a algún deporte?
Ahora, no. En los setenta me gustaba ver por la tele los combates de boxeo. En blanco y negro.

 

Ciudad favorita.
Llevo sesenta años viviendo en Granada, puede ser una buena pista. Pero debo confesar que me encantaría pasar temporadas en Roma.

 

Bebida preferida.
A duras penas conservo mi querencia por el vino tinto y la cerveza.

 

Comida.
Potajes, arroces, gazpacho, pescado frito…

 

Tus mitos musicales.
Los bluesmen de antes y después de la Segunda Guerra Mundial, los rockers de primera generación y los grupos de los sesenta y los setenta.

 

Un vicio confesable.
¿Se puede llamar vicio al azar? Suelo jugar a la Primitiva.

 

Afición desconocida.
En la soledad de la noche escribo discursos de ingreso en la Academia de Jurisprudencia.

 

Un placer musical culpable.
A menudo me sorprendo a mí mismo tarareando “Sorry I’m a lady de las Baccara.

 

¿Con quién te gustaría compartir estudio o escenario?
Fantaseando un poco, en otro tiempo y en otro lugar, no habría estado nada mal haber sido invitado por The Band a tocar una copla en The last waltz.

 

¿Cuál es el disco que más has escuchado en tu vida?
Cosmo’s factory de C.C.R.

 

¿Qué canción te gustaría que sonase en tu funeral?
Cómo me gustan estos cuestionarios… Puedes poner “Albatross”, de Fleetwood Mac. Es una música ideal para acompañar ese momento cumbre de la separación definitiva del alma y el cuerpo. Además, tengo debilidad por los músicos que en un momento dado de sus vidas fueron enterradores; Peter Green lo fue. También Joe Strummer.

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