Javi Fermín, un sagaz detective en busca de canciones

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«Me gustan mucho los metales, el swing da muchas posibilidades a la hora de cantar, el fraseo me funciona muy naturalmente»

Se refugia en el jazz, el soul y el swing, claves en su debut de canciones propias y armas que sujetan también su último epé, El caso de las joyas robadas, donde versiona a Alarma!!!, Los Ronaldos o Nacha Pop. Por Arancha Moreno.

 

Texto: ARANCHA MORENO.
Foto: JUAN CARLOS USAIN.

 

En esta era de rótulos luminosos, pantallas invasivas y purpurina a tutiplén, sorprende rastrear los confines de Youtube y encontrarse a un tipo que se presenta así: «Me llamo Javi Fermín y nunca estaré de moda». Un saludo honesto de alguien que, desde su atalaya y en pleno siglo XXI, se reconoce enamorado de la música de otro tiempo y otro lugar. Un tipo que bebe directamente del jazz, el swing o el soul de los 40, 50, 60 y 70, y cuya pasión por los sonidos le llevó a inventarse un personaje: un detective de canciones que recupera músicas perdidas.

A los 11 años, Javi Fermín (San Sebastián, 1975) se puso a revolver entre los vinilos de sus padres y cogió al azar un disco que le marcó profundamente: el Love songs de los Beatles. «No sabía ni quiénes eran los Beatles, pero lo puse, sonó “Michelle” y ese fue el principio de todo. Me hice adicto: investigué que era eso, quiénes eran, cómo se podía hacer canciones…». Poco después alguien le regaló una guitarra española «terrible», compró unos cuantos libros de canciones con partituras y consiguió aprenderse el “I need you” de los Rolling Stones. Inyectado ya el veneno, lo siguiente fue formar parte de bandas juveniles y coincidir con su primer cómplice, Dani Benegas, con quien empezó a tocar a los 15 años y que es, varias décadas después, el productor de su epé más reciente, El caso de las joyas robadas (2019).

 

Primera declaración de intenciones

La música que le ha traído hasta aquí, además de los Beatles o los Stones, pertenece a un abanico de clásicos muy ecléctico, desde Led Zeppelin a Police pasando por Barbra Streisand o Chicago, además de grandes crooners neoyorkinos del siglo pasado como Bobby Darin o Frank Sinatra. Con todo eso corriéndole por las venas tocó en bandas, grabó jingles publicitarios y en 2015 lanzó su primer elepé solista, Soy un antiguo (GP Records, 2015). Lo grabó con Paul Hoyle, un afamado productor musical premiado con un Grammy que decidió viajar a España para dirigir la grabación.

Soy un antiguo reúne una decena de canciones propias enmarcadas en el pop pero abordadas desde el soul, el jazz o el swing, estilos con los que se siente muy cómodo. «Me emociona la sencillez y la naturalidad de ese tipo de músicas, con la complejidad musical que tienen. El soul, el swing, el jazz, las bigband son complejísimas a nivel armónico, de arreglos y de instrumentación. Eso, y la propia sonoridad. Me gustan mucho los metales, el swing da muchas posibilidades a la hora de cantar, el fraseo me funciona muy naturalmente. Es la música que he escuchado siempre, me sale de forma natural», admite. Son su vehículo de expresión para transmitir lo que escribe: «Cuando compones una canción es porque necesitas contar eso. Cuando eliges una versión, lo mismo. Vas a contar algo, a cantarlo. No tendría demasiado sentido hacerlo de manera gratuita, solo funciona si te mueve».

La pieza homónima que abría el disco, “Soy un antiguo”, es el manifiesto que da origen a todo. Hay canciones actúan de espejo, de consejos o recordatorios que uno se hace a sí mismo, como “No dejes que el sol se te escape” o “Bailando con la luna”. Algunas son historias reales, como “Canciones para olvidar”, fruto de una ruptura amorosa personal, y otras son fabulaciones, como “El caso de la esposa infiel” o “Juan y Remedios”. Trabajando en ellas surgió un personaje que le acompaña en directo: el detective de canciones.

Lo que motiva a Javi Fermín no es pertenecer a una tendencia ni desmarcarse de ella, sino transitar el camino en el que cree: «Para mí es primordial creer en mi propuesta, con gente también creyente con la que esté cómodo. Eso es más importante que tratar de obsesionarme con una visibilidad o un pelotazo que no tenga demasiado sentido artístico personal. Además, el pelotazo, la fama, los talent shows… eso no existe, es un globo completamente artificial, una casualidad tremenda. Es mejor trabajar en lo que crees, lo otro es o pura casualidad o mentira».

 

El caso de las joyas robadas

El año pasado, el detective Javi Fermín se encontró con una encrucijada: apostar por una nueva colección de canciones que tenía ya escritas o decantarse por versionar grandes gemas del pop español. Optó por la segunda opción, y se atrevió con cinco clásicos de los 80: “Frío” de Alarma!!!, “Adiós papá” de Los Ronaldos, “Déjame” de Los Secretos, “Salta!!!” de Tequila y “Una décima de segundo” de Nacha Pop. A todas les dio una vuelta para llevarlas a su terreno: «Las cinco funcionan estupendamente, por mucho que hayamos cambiado en algunos casos toda la estructura, la forma y la armonía, la melodía sigue siendo exactamente igual y funciona muy bien. Una buena canción se puede tocar con un solo instrumento o con veinticinco, y en cualquier estilo». Las eligió por su grandeza y porque defienden su visión de la música: «En este espejismo mediático se potencia mucho la gran voz que hace falta para emocionar, pero ninguno de estos cantantes tenían grandes voces, emocionaban porque tenían una historia que cantar, y porque lo hacían de manera extremadamente sensible, en el caso de Manolo Tena, Antonio Vega o Enrique Urquijo. Es un homenaje a la música que emociona de por sí, que busca la emoción, no el colorín, el espectáculo ni la luz de neón. Son canciones eternas que han perdurado».

Fermín insufla más luz al “Frío” que escribió Manolo Tena. «La original era muy oscura, muy desgarrada”, explica, y añade que su visión está más próxima a la Motown, al soul y a las Supremes, «pero la esencia y la emoción sigue estando». La ronalda “Adiós papá”, menos juvenil en sus manos, se tiñe de jazz, cool y sofisticación. En cuanto al “Déjame”, su visión se aleja de la urgencia primeriza de Los Secretos y suena «endiabladamente swing», con un guiño al “Fever” de Elvis Presley. Para el “Salta!!!” de Tequila apostó por un enfoque latino «muy sorprendente, se te van las piernas, tiene una trompeta a lo Sandoval». La única que mantiene un poco el espíritu nostálgico de la original es “Una décima de segundo”: «El principio es muy detectivesco, casi se ve el neón rebotando en la ventana mientras el trompetista toca a contraluz», describe. Si no se desmarca tanto es por una razón: «Hay cosas que no se pueden tocar mucho, por respeto, porque son tótems, iconos, y Antonio Vega es uno de ellos. Por eso queríamos preservar la emoción que le puso a la original aportando nuestras humildes pinceladas, nada más. Que siguiera Antonio Vega ahí».

 

Los robos, a escena

Siguiendo con la estética vintage, pero sin descuidar los nuevos tiempos, El caso de las joyas robadas ha visto la luz en vinilo y en casete y usb digital. «Son canciones de una época en la que no existía el cedé, así que no vamos a inventar lo que no existía», explica su autor, que decidió hacer dos mastering distintos, uno para el vinilo y otro para el digital. El 23 de enero presenta estas canciones en el Cotton Club de Bilbao en lo que él llama «formato club»: un quinteto con guitarra, bajo, batería, piano y voz, además de una corista. Sonarán estas joyas robadas y otras de su joyero particular, como “Qué hace una chica como tú en un sitio como este”, de Burning; “A quién le importa de Alaska y Dinarama” o “Al calor del amor en un bar”, de Gabinete Caligari.

Este formato cambiará a su paso por San Sebastián, donde actúa el 24 de enero en la sala Kutxka Kultur Klub, en Tabakalera. El show allí será benéfico, a favor de la asociación El futuro es la memoria, para recaudar fondos a las personas cuidadoras de los afectados por Alzhéimer. Esa noche sonará “No puedo olvidar recordar”, una canción que escribió para esta asociación en la que contó con grandes voces de nuestra escena, como Miguel Ríos, Víctor Manuel, El Drogas, Sole Giménez y Kutxi Romero de Marea.

A Madrid llegará el próximo 26 de marzo, al Costello Club, donde piensa ir con toda la artillería, metales incluidos: «Madrid es una plaza a la que hay que ir a triunfar, es difícil, hay muchísima oferta y hay que darlo todo», dice. En ello está.

 

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