Diez gemas de R.E.M. en los 80 que nunca fueron singles

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Como complemento a nuestro amplio artículo sobre la trayectoria de R.E.M. durante los años ochenta, publicado en Cuadernos Efe Eme 22, seleccionamos diez canciones suyas de aquella primera etapa que no fueron singles de éxito pero merecen figurar entre las grandes gemas semiocultas de su repertorio.

 

Selección y texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

1. “Carnival of sorts” (Chronic Town, 1982)

Guitarras fibrosas, estribillo impetuoso, percusión que traquetea de forma seca, en las antípodas del brillo sintético que acolchaba casi todas las producciones de los músicos que salían por televisión en 1982. Vagones que quieren salir de una ciudad cronificada. Caballeros que quieren escapar de ella. Hay un secreto, un estigma. La letra de esta canción, una de las grandes joyas del epé Chronic Town (1982), parece una metáfora de la propia situación de la banda cuando soñaba con darse a conocer más allá de su Athens natal.

2. “Perfect circle” (Murmur, 1983)

La primera cara de uno de los mejores álbumes de debut de los ochenta, Murmur (1983), se cerraba con el primer fogonazo de melancolía de R.E.M. Luego vendrían muchos más. Bajada de ritmo, piano honky tonk con mucho reverb, las reconocibles líneas de guitarra de papel de estraza de Peter Buck y Michael Stipe perfilando la indefinible saudade de esos textos que, de tan indescifrables, admiten múltiples lecturas. ¿Va dedicada al fin de una relación? ¿Al abatimiento por estar lejos de casa? ¿A la pérdida de alguna clase de inocencia?

3“Letter never sent” (Reckoning, 1984)

Si el continuismo debe ser un valor a reivindicar, mejor que sea con canciones como “Letter never sent”, includia en Reckoning (1984), su segundo elepé. Las guitarras que remiten a Roger McGuinn y sus Byrds, el puente que conduce hasta el estribillo con los coros de Mike Mills, el cielo tras la oscuridad… las cartas más sinceras suelen ser aquellas que nunca se envían.

4. “Green grow the rushes” (Fables of the reconstruction, 1985)

Dentro del álbum más esquivo y desconcertante en la carrera del grupo, aquel Fables of the reconstruction (1985) grabado con Joe Boyd en Londres, “Green grow the rushes” dejaba entrever por primera vez su conciencia sociopolítica aunque fuera de forma aún algo velada: la inmigración y el exterminio de los nativos norteamericanos puede empezar a leerse en clave de actualidad a partir de su letra, por mucho que la melodía fuera algo más luminosa que la del resto de canciones con las que compartía minutaje.

5. “Cuyahoga” (Life’s rich pageant, 1986)

En una época tan individualista como el segundo tramo de los ochenta, marcado por las políticas económicamente neoliberales de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, solo un milagro podía hacer que una canción de aliento tan colectivo y comunal como “Cuyahoga”, que se miraba en el espejo de un río de Ohio afectado por la contaminación de vertidos de empresas adyacentes y convertido en símbolo de resistencia medioambiental, pudiera romper la barrera del mainstream. No lo hizo, claro, pero pasó a la historia como una de las favoritas de su legión de fans. Estaba en Life’s rich pageant (1986). El bajo de Mike Mills, por cierto, aquí directamente se sale.

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6. “The flowers of Guatemala” (Life’s rich pageant, 1986)

La amanita es una seta propia de lugares húmedos. Su imagen, creciendo sobre la tierra de Guatemala y cubriéndolo todo, es empleada por Michael Stipe con la suficiente laxitud como para que se encajada como algo más que una referencia a un hongo alucinógeno: más bien, una crítica al intervencionismo norteamericano en América Latina durante los ochenta. Lo singular es que lo haga con una canción tan preciosa, tan elegiaca, sin necesidad de levantar demasiado la voz.

7. “Welcome to the occupation” (Document, 1987)

Esta canción podría formar perfectamente una tetralogía con las tres anteriores. Como ocurría con The Smiths al otro lado del charco, sobre la música de R.E.M. durante los años ochenta sobrevuela la evocación de paraísos perdidos, de un universo de referencias en vías de extinción, igual da que hablemos del viejo sur norteamericano que de la Inglaterra posvictoriana, que además tenía correlato en un discurso sonoro neoclásico, que reformulaba la tradición de las años sesenta hasta darle una apariencia peculiar, una belleza casi virginal si tenemos en cuenta el exceso de manufactura del pop y el rock comercial de su época. Aquí subliman esa fórmula, de nuevo sobre el mensaje de que no puede haber progreso sobre paisajes de tierra quemada. De lo mejor del fornido Document (1987).

8. “Ages of you” (Dead letter office, 1987)

Entre versiones de temas de sus paisanos Pylon, The Velvet Underground o Aerosmith, sobresalían en Dead letter office (1987) algunas deliciosas canciones propias que habían sido confinadas a caras B y que perfectamente podrían haber formado parte de cualquiera de sus álbumes. Una de ellas fue esta “Ages of you”, de su primerísima época.

9. “Romance” (Eponymous, 1988)

Fantástica canción que fue incluida en la banda sonora de la película Made in heaven (Alan Rudolph, 1987), que aquí fue estrenada como Gracias al cielo (con Timothy Hutton y Kelly McGillis), y a la que muchos no conocimos hasta que fue recuperada un año más tarde en Eponymous (1988), el primer recopilatorio de la banda, con el que IRS pudo hacer algo de caja y enjugar sus lágrimas tras el fichaje por Warner. Se rescató de las sesiones de Murmur (1983), y parece mentira que hubiera estado tanto tiempo —más de cuatro años— enterrada.

10. “World leader pretend” (Green, 1988)
El tránsito al ámbito multinacional se salda con Green (1988), un disco con tres facetas muy diferenciadas: la eléctrica, la pop y la acústica. Los teclados y la mandolina ganan presencia, anticipando algunas de las claves de lo que sería Out of time (1991), el álbum con el que conquistarían medio mundo, España incluida. “World leader pretend” es una de sus grandes gemas. Se la dedicaron a Donald Trump después de que este utilizara —sin su permiso, claro— “Everybody hurts” (1992) para tirarse el pisto en Twitter en 2016. “Es una canción perfecta para tiempos tan extraños como estos”, sentenciaron ellos.

 

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