“Hermanos de sangre” (2006), de Loquillo y Trogloditas

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ACÚSTICOS

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“Fue el último firmado por Loquillo y Trogloditas, una de las asociaciones más fructíferas y legendarias del rock and roll nacional”

 

Javier Escorzo retrocede doce años para detenerse en el disco acústico en el doble cedé “Hermanos de sangre”, el último que firmó Loquillo junto a Los Trogloditas.

 

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Loquillo y Los Trogloditas
“Hermanos de sangre”
DRO, 2006

 

Texto: JAVIER ESCORZO.

 

“Voy a trabajar sin descanso hasta volver a situar a Los Trogloditas en el lugar que les corresponde”. La frase, pronunciada por Loquillo en el año 2000 (durante la promoción de “Cuero español”), parecía una boutade, otra bravuconada de un cantante lenguaraz que no se resignaba a asumir su nuevo papel dentro de la industria musical española. Y es que tras el éxito de los ochenta, el rockero del Clot tuvo que pasar su propia travesía del desierto en los noventa (algo que también le sucedió, por cierto, a la mayoría de sus compañeros de generación). Mientras una nueva hornada de grupos esperaba para tomar el relevo, Loquillo tuvo que sobreponerse a su separación (artística y personal) de Sabino Méndez, principal compositor en los primeros años de Los Trogloditas.

Sin embargo, no puede decirse que fuese una década perdida para él. Pasó por el hard rock (“Hombres”, 1991), reivindicó a Johnny Cash bastante antes de que se pusiera de moda (“Mientras respiremos”, 1993), recuperó la tradición de musicar poetas en dos excelentes discos (“La vida por delante”, 1994, y “Con elegancia”, 1998), escupió punk rock (“Tiempos asesinos”, 1996), reunió a una generación gloriosa el injustamente olvidad del rock nacional (“Compañeros de viaje”, 1997) y cumplió su sueño de grabar un álbum con big band, a la manera de su admirado rat pack (“Nueve tragos”, 1999). Ni más ni menos que siete discos de un valor artístico incuestionable que, paradójicamente, fueron ignorados por buena parte de la crítica especializada y no lograron captar la atención del gran público. Muchos le dieron por muerto, pero como cantaba en una de sus canciones, aprendió a resucitar.

Así llegó el año 2000, reivindicando su trono en el rock nacional con “Cuero español”. Cada uno de los discos que vinieron después supuso la conquista de un nuevo escalón hacia la cima: “Feo, fuerte y formal” (2001), “Arte y ensayo” (2004) y “Mujeres en pie de guerra” (2004). Había recuperado repercusión mediática y apoyo popular, pero faltaba el último golpe, y este fue “Hermanos de sangre” (2006), una caja que incluía dos conciertos: uno eléctrico en un abarrotado BEC de Baracaldo y otro acústico, que es el que nos ocupa, en el club La Rulot de Barcelona, ambos en formato CD y DVD.  Este disco es histórico por otro motivo, y es que fue el último firmado por Loquillo y Trogloditas, una de las asociaciones más fructíferas y legendarias del rock and roll nacional.

El final de la banda se veía venir, ya que por esas fechas solo quedaba un miembro de la banda original, el bajista Josep Simón (alias “Simón Ramírez”); el resto había ido abandonado el proyecto (algunos lo hicieron por su propio pie, mientras que otros fueron “invitados” a marcharse) por diferentes motivos: discrepancias personales, desavenencias artísticas, problemas con las drogas… En esta última grabación del combo, al lado de Simón estuvieron Igor Paskual y Guillermo Martín, ambos tocando las guitarras y haciendo los coros. Estos eran los Trogloditas de pleno derecho, según los créditos. El guitarrista Jaime Stinus aparecía como “estrella invitada” (se encargó de la dirección musical y producción del disco), y el teclista J. R. Vericard “Cuti” y el batería Toni Jurado figuraban como “miembros de la banda”.

En septiembre de 2005, estos músicos se reunieron en Barcelona para ensayar los dos conciertos. Fueron días de mucho trabajo; eran dos repertorios diferentes y no todos estaban igualmente familiarizados con las canciones, además de haber tres temas nuevos. Los días 21 y 22 de octubre, todo sonó perfectamente ensamblado en el Club La Rulot de Barcelona. No podía faltar a la cita Gabriel Sopeña, personaje esencial para entender la carrera de Loquillo desde el año 1991 hasta hoy, como demuestra el hecho de que fuese coautor de ocho de los trece temas recogidos en este disco. Curiosamente, su primera colaboración fue ‘Brillar y brillar’, la que abre este álbum. Cuando el Loco estaba preparando “Hombres” (primer trabajo de los Troglos sin Sabino Méndez), recibió esta canción y sintió que debía cantarla, porque la letra hablaba de él. Posteriormente, también dejó muestras de su talento en piezas como ‘Por amor’ o ‘Soltando lastre’, además, claro está, de los discos de poetas (cuyas canciones no fueron utilizadas para este acústico), así como en ‘Salvador’ y ‘Antes de la lluvia’, los temas extraídos de “Mujeres en pie de guerra” (banda sonora del documental que dirigió Susana Koska sobre las mujeres de la Guerra Civil).

Otro de los pilares en los últimos años de Loquillo había sido, sin duda, Igor Paskual. Cuando todavía formaba parte de los glamurosos y excesivos Babylon Chat teloneó varios conciertos de la gira “Cuero español”. Su actitud provocadora e incendiaria cautivó al Loco, que le invitó a formar parte de los Trogloditas para sustituir a Ricard Puigdomenech. La entrada de Igor supuso un revulsivo para la banda, tanto sobre el escenario como en la composición (de las que aparecen en este disco, era coautor de ‘El manager’, ‘Rock’n’roll actitud’ y ‘Tatuados’, y único autor de ‘Canción del valor’ —las dos últimas, canciones nuevas—). El tercer estreno era ‘Hermanos de sangre’, que además de resumir los códigos de honor y conducta de Loquillo, daba título al proyecto. Estos tres temas fueron regrabados e incluidos en “Balmoral” (2008), su siguiente elepé. Solo había un himno de los ochenta, el mítico ‘Rompeolas’. El resto del repertorio pertenecía a la etapa posterior a Méndez, que era la que quería reivindicar.

“Hermanos de sangre” tiene también su punto luctuoso, ya que fue la última grabación registrada por el inolvidable Guille Martín, pocos meses antes de su fallecimiento. El guitarrista había formado parte de Desperados y giró con bandas como La Frontera, Los Rodríguez, Calamaro, Jaime Urrutia… Fue precisamente tocando con este último en el concierto del quinto aniversario de Efe Eme (noviembre de 2003) cuando Loquillo, que también formaba parte del cartel (junto a Bunbury y Ariel Rot) se dio cuenta de su potencial y acabó fichándole para su banda, cosa que inicialmente molestó al ex Gabinete.

Al margen de ese lunar de tristeza, “Hermanos de sangre” fue un disco importante para Loquillo. La parte acústica, de la que aquí hemos hablado, puso en valor su faceta más íntima y recogida. Dos semanas después de grabarlo, la banda viajó hasta el Bilbao Exhibition Centre de Baracaldo (Vizcaya), donde registró el otro concierto (eléctrico) delante de diez mil espectadores. Para hacernos una idea de la beligerancia con la que había defendido su trabajo en los años anteriores, cuando era ignorado por la mayoría de los medios, recuperamos las palabras que dirigió Loquillo a su banda justo antes de saltar al escenario del BEC: “Todos tenemos algo que nos trae aquí. En algún momento de nuestras vidas hemos sido ninguneados, nuestros nombres pisoteados, nuestro talento silenciado o sencillamente nos han dado por muertos, así que vamos a salir ahí fuera y demostrarles que estaban equivocados. Somos Loquillo y Trogloditas. Fuerza y honor”. Casi trece años después de aquello, podemos decir que recuperó su trono. El resto es historia: teloneó a los Who y a los Stones, prescindió de los que quedaba de los Trogloditas y entró de lleno en el tramo más dulce de su carrera, comercial y artísticamente hablando. Justo premio para un artista que nunca dejó de creer en sí mismo.


Anterior entrega de Acústicos: “MTV Unplugged” (1995), de Bob Dylan.

 

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