Ha fallecido el cantautor Joaquín Carbonell

Autor:

Texto: JUAN PUCHADES.

Joaquín Carbonell ha fallecido hoy, 12 de septiembre, en Zaragoza, a los 73 años, como consecuencia de la Covid-19, tras permanecer más de seis semanas en la UCI del Hospital Clínico de Zaragoza. Carbonell fue uno de los tres grandes cantautores aragoneses surgidos en los años setenta, junto a José Antonio Labordeta y La Bullonera. Pero, además de dedicarse a la canción, también fue periodista y escritor.

Joaquín Carbonell nació en Alloza (Teruel), en 1947. En Teruel, en el instituto, tuvo de profesor a José Antonio Labordeta, con el que luego le unirá una gran amistad. En 1969, en Zaragoza, comienza a cantar sus propias canciones, aunque no grabará su primer disco —con la multinacional RCA— hasta 1976, el revelador Con la ayuda de todos, que sorprende por la instrumentación (detrás estaba el grupo La Rondalla de la Costa), alejada del cantautor al uso, y obtiene con la canción “Doña peseta” un notable éxito. En este periodo, y hasta 1979, editará otros tres elepés más con RCA: Dejen pasar (1977), Semillas (1979) y Sin ir más lejos (1979). Son obras con Aragón y las reivindicaciones sociales de aquel tiempo bien presentes, pero siempre con el aliento de Georges Brassens, su mayor influencia musical, evidente en las composiciones más satíricas.

Pese a la proyección que le dio participar en nueve ocasiones en el espacio de TVE Si yo fuera presidente (donde coincidió con Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez en los tiempos de La Mandrágora), en 1982 Joaquín Carbonell decidió abandonar la canción («España exigía bulla, diversión, alegría, pop», explicó tiempo después) y se dedicó al periodismo, principalmente en El Periódico de Aragón, realizando entrevistas y manteniendo la sección televisiva diaria “Antena paranoica”. Volcado a la escritura, en 1987 publicó su primer poemario (Misas separadas), al que siguieron novelas y ensayos humorísticos (con Roberto Miranda), además de biografías de José Iranzo (El pastor de Andorra, 90 años de jota, 2007) y de sus amigos Joaquín Sabina (Pongamos que hablo de Joaquín, 2011) y José Antonio Labordeta (Querido Labordeta, 2012). Sus últimas novelas fueron las espléndidas El artista (2015) y Un tango para Federico (2017), en las que fabulaba con enorme ingenio y cuidado hacer literario sobre hechos reales.

Tras catorce años alejado de la música, en 1996 regresó con Carbonell canta a Brassens, disco en el que adaptaba al castellano temas de Georges Brassens y en el que contó con las colaboraciones de Sabina y Pi de la Serra. Ese álbum le sirvió para reencontrarse con los escenarios y con la composición, publicando dos años más tarde Tabaco y cariño (1998), de nuevo con temas propios y con el que inicia una nueva etapa en su obra, más urbana, más abierta a todo tipo de influencias musicales, más próxima al pop y al rock, y como siempre, cuidando las letras, más desinhibidas que en sus comienzos, muchas de ellas con ese punto irónico que tanto le gustaba. En este periodo destacan discos como Sin móvil ni coartada (2003), La tos del trompetista (2005) o Clásica y moderna, en homenaje a la librería bonaerense del mismo nombre, pues Carbonell había iniciado un romance con Argentina. País en el que actuó varias veces en aquel tiempo: quien esto escribe fue testigo de uno de sus conciertos en la sala La Trastienda, en Buenos Aires, con una buena entrada y un público muy receptivo.

A partir de 2007 se une a Labordeta y La Bullonera en un trío de directo que dejó el álbum (grabado en estudio) Vayatrés (2009). En 2015 da forma al trío Los 3 Norteamericanos, en el que interpreta con entera libertad, falta de prejuicios y algo de humor canciones de los años sesenta que marcaron su adolescencia y juventud. Este proyecto dejó dos álbumes en directo: Live in San Martín (2016) y Live in Cariñena (2018).

En 2017 publicó El carbón y la rosa (2017), disco que debe incluirse entre sus grandes obras, y en el que se mostraba como el gran compositor e intérprete que siempre fue, destacando canciones como el canto en country a su tierra “De Teruel no es cualquiera” o la exquisita “La maceta de arroz”. Su último álbum fue 50 años, que vio la luz en enero de 2020. Un soberbio directo con el que celebraba sus cinco décadas en la canción y que no llegó a presentar en directo por la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus.

En las primeras semanas del confinamiento, Joaquín Carbonell nos enviaba todas las tardes a amigos y conocidos una versión de algún tema ajeno con el que hacernos más llevaderos esos días. Versiones desnudas grabadas a guitarra y voz en su casa de Los Secretos, Sabina, Aute, Violeta Parra, Pablo Guerrero, Serrat, Cecilia, Joan Baptista Humet o Paco Ibáñez (pueden escucharse en este enlace). A comienzos de mayo compartió en YouTube su más reciente creación: la emotiva, también compuesta y grabada durante el confinamiento, “Benditas y benditos”, escrita, decía, «para pagar tanta generosidad».

El 11 de julio se subió por última vez a un escenario, en Grisel (Zaragoza), en el que sería su último concierto. El 27 de julio fue ingresado por coronavirus y neumonía en el Hospital Clínico de Zaragoza. Pese al optimismo que traslucían en los primeros días sus mensajes de Whatsapp, su estado empeoró y no logro superar las complicaciones de la enfermedad.

Joaquín Carbonell ha sido uno de los cantautores más completos e inspirados de nuestra escena, aunque el habitual silencio mediático que gira alrededor de la canción de autor lo mantuviera prácticamente como un desconocido fuera de Aragón, donde sí tenía la merecida consideración de leyenda. En 2019 el Gobierno de Aragón le concedió la Medalla al Mérito Cultural. En lo personal era un hombre extraordinariamente cercano, amable y vitalista, siempre cargado de ideas y proyectos.

En :

Artículos relacionados