Estopa: «No quiero que nos usen como el símbolo del ascenso social»

Autor:

«Escuchábamos [a El Junco] componer en su casa, en un bajo. Nos quedábamos con la oreja puesta para escucharle, tocaba la guitarra que te cagas y cantaba como los ángeles»

 

Fuego, el nuevo disco de Estopa, ha llevado a los hermanos Muñoz al número uno de las listas de ventas y a una nueva gira que pasará por ocho ciudades. Carlos H. Vázquez habla con ellos sobre su disco recién publicado y sus veinte años en la música.

  

Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
Fotos: PATRICIA J. GARCINUÑO.

 

A los hermanos Muñoz se les caen las canciones si se ponen de lado para dormir. Sueñan en melodía comiendo techo con una Luna que en realidad es un globo de helio.

El primer disco de Estopa, titulado de manera homónima y publicado por Ariola en 1999, cumple veinte años. Cuando David y José celebraron una década en la música, lanzaron un álbum titulado X Aniversarivm (Sony, 2009). ¿Pudieron haber sacado otro pero llamándolo XX Aniversarivm? Pudieron, pero no; en su lugar han publicado Fuego (Sony, 2019), el décimo y más reciente disco de los de Cornellà con temas inéditos después de Rumba a lo desconocido (Sony, 2015), hace cuatro años. Estopa ha llegado hasta la veintena partiendo de una maqueta que fue de boca en boca, y de oído en oído, un poco antes de su debut. Les habían escuchado y estaban firmando su primer contrato (editorial) y un adelanto; cobraban por lo que hacían; se lo habían ganado. ¿Y qué músico no sueña con eso, aunque se le caigan las canciones si duerme de lado?

 

Se decía que Peret era un gitano que hizo carrera en el mundo de los payos. ¿Había triunfado la rumba o había triunfado Peret?
José:
La rumba hasta esa fecha no existía.
David: Buena pregunta. Fueron los dos a la vez, ¿no?
José: Peret dio a conocer la rumba al mundo y triunfó Peret gracias a la rumba. O triunfó la rumba gracias a Peret.
David: La rumba era un estilo de música que había en el barrio de Gràcia, del cual Peret y El Pescaílla eran los máximos exponentes. Ellos fueron los que popularizaron este género, del cual todos hemos…
José: …mamado.
David: Todos los artistas han bebido de ese género, de la rumba catalana y de la rumba en general. Pero bueno, en este caso, evidentemente está inventada por gitanos, pero no tiene género.

 

Bordón 4, Rumba Tres… eran también catalanes y fueron parte de la banda sonora del llamado «cine quinqui».
David: Haciendo la analogía, el flamenco es algo muy gitano. ¿Pero quién es el mejor guitarrista español?

 

Paco de Lucía.
David: Esto dicho por todos. Hay unanimidad.

 

 

«En una canción me dejo llevar por la letra, pero si no dice nada, a media canción me doy cuenta»

 

¿Cómo os encontrasteis la rumba hace veinte años?
José: Nosotros hemos mamado de todos estos: Peret, El Pescaílla, Bordón 4, Los Chichos, El Junco… Que por aquella época vivía en Cornellà también y era vecino nuestro. Fue un «boom» allí, pero no solo en nuestro barrio, sino también en toda España.
David: “Hola, mi amor” [de El Junco] nos pilló jóvenes. Le escuchábamos componer allí, en su casa, en un bajo. Nos quedábamos con la oreja puesta para escucharle tocar la guitarra, la tocaba que te cagas y cantaba como los ángeles. Era un poquito como Manzanita y tenía una voz que llegaba mucho. Hemos bebido mucho de eso, pero también hemos bebido del punk, que no tiene nada que ver con la rumba… y el rap. Todas esas cosas, las de la calle.
José: Siniestro Total, La Polla Records, Kortatu… Luego nos dio también por escuchar a [Joaquín] Sabina, [Joan Manuel] Serrat, [Luis Eduardo] Aute, Víctor Manuel… Nuestra madre, en los viajes, a parte de poner a Los Chichos, también nos ponía a Pimpinela, Julio Iglesias…
David: Rocío Jurado… ¡Y a mucha honra! Me sé todas las canciones de Pimpinela.

 

¿Qué discos os ponían de Pimpinela?
José: Un disco que tenían de grandes éxitos que siempre le comprábamos a mi madre por su cumpleaños.
David: Yo pensaba que era verdad: que estaban peleados, que eran pareja… Me daba pena el tío. ¡Perdona al chaval, joder! (risas).
José: Y “Niña, ¿por qué lloras?” de Los Chichos. ¡Qué pena! Y cuando la escuchas siendo un niño, llorando…

 

Eran canciones duras…
David: Es que los padres de antes nos ponían músicas duras.
José: Y cuando eres niño o adolescente, yo creo que la música te llega de otra manera; te flipa o la odias. En aquellos tiempos, a Los Chichos los sentíamos.
David: Escuchábamos mucho las letras, hasta la de “El chiringuito” de Georgie Dann. ¡O la de “Macumba”! Nunca pensaba en el ritmo, sino en la historia que me estaban contando. En una canción me dejo llevar por la letra, pero si no dice nada, a media canción me doy cuenta.

 

Vuestro primer elepé, Estopa, se publicó el 19 de octubre de 1999. Se vendieron, según los datos, un millón y medio de copias a los que habría que añadirle dos Premios Amigo como artista revelación y mejor grupo español. La pregunta es muy parecida a la del principio: ¿triunfó entonces Estopa o volvió a triunfar la rumba?
David: O las dos cosas.
José: Bueno, la rumba ya estaba. Lo que pasa es que, a lo mejor, la fusionamos un poquito con otros géneros y le dimos un «refresh».
David: Siempre hemos odiado el clasismo. La rumba, al mezclarla con ritmos más rock, más rap, más bossa nova, más nuestras movidas… de alguna manera la presentas en el mismo plato, pero de diferente manera. Y puede que a alguien le guste ese plato.

 

¿Cuándo empezasteis a ver que esa combinación funcionaba? ¿Fue cuando empezó a «rular» vuestra maqueta?
David: Cuando la hicimos, porque dijimos: «Mira qué cosa más curiosa nos ha salido».
José: Y era al principio de internet. ¡La prehistoria de internet!
David: Hicimos “La raja de tu falda” y “Tu calorro” más o menos al mismo tiempo. Nos dijeron que las habían subido a internet y nos pareció bien: «Súbela o bájala. Yo qué sé». No teníamos mucha cultura de internet.
José: Fue corriendo la maqueta de boca en boca, de oído a boca, y se extendió como la pólvora, cosa que nos ayudó a la hora de sacar nuestro primer disco; la gente podía conocer de nosotros treinta canciones con un primer disco.
David: Hicimos un primer disco con una selección de esas treinta y pico canciones y, claro, la gente se las sabía todas. Entonces, como hacíamos conciertos, podíamos permitirnos el lujo de hacerlos un poquito más largos de lo que se puede permitir un grupo novel.

 

«Siempre hemos odiado el clasismo»

 

Hay que tener en cuenta que a vosotros os pilló el cambio en la industria y la piratería. Sin embargo, habéis vendido en total como cuatro millones y pico discos en toda vuestra historia.
David: Al principio, cuando firmamos el primer contrato editorial, que ni siquiera era discográfico, ya pensábamos, inocentes de nosotros, que habíamos triunfado.
José: Y que lo demás venía rodado.
David: Sí, que ya te hacías famoso por firmar un contrato.
José: Como la película de La Bamba.
David: Bueno, pero nos pegamos una fiesta el día del contrato… Qué fiestón, ¿eh? Perdimos los contratos, además.
José: Y el adelanto…
David: A Rafa, el que nos contrató, le robaron el coche. Yo pensaba: «No podía ser todo tan bonito. Nos han tangado». Pero Rafa nos decía que era verdad, que le habían robado el coche y los contratos y los cheques, que estaban dentro. Y yo: «Claro, claro».
José: ¡Qué infelices!
David: Luego, efectivamente, le habían robado. Y nos vino con el contrato de nuevo y lo firmamos por segunda vez.

 

¿De cuánto era el cheque?
David: Quinientas mil pelas, pero para los dos. Tampoco se habían estirado demasiado.
José: En principio, el contrato era con EMI Publishing, que fue la que se encargó de buscarnos discográfica.
David: EMI fue la primera empresa, más o menos dedicada a la música, que nos pagó un dinero por nuestras canciones. Parece que se reduce todo al dinero, pero al final, si no hay dinero, no ves el cariño de la discográfica. Te pueden decir «¡qué guay eres!», pero si no te dan anticipo… Y entonces era un anticipo de la nada; no había disco, solo canciones. Para mí, aunque ahora haya dicho la broma esta de que era poco, en realidad era muchísimo. La ilusión que nos hicieron esas quinientas mil pelas fue lo más. De repente cobrábamos de nuestras canciones, por primera vez.

 

Con el disco Fuego habéis sacado un cedé single con la versión de la canción “Fuego” en estudio y en maqueta. ¿Un objeto para nostálgicos?
David: Bueno, nos lo vienen pidiendo. La gente nos pregunta cuándo vamos a tocar con dos guitarras. Yo discrepo, porque me lo paso mejor tocando con la batería, y también con el guitarrista, evidentemente, pero me lo paso mejor así. Pero si la gente quiere eso, pues mira: dos guitarras. No hay nada más fácil para nosotros.

 

¿En qué momento un cedé pasó a ser algo nostálgico?
David: Cuando lo escuchas mucho y cuando te pasan cosas que te recuerden a una época, que te marque.
José: Igual que los olores, que te recuerdan a ciertas situaciones. ¡Flamencolía!

 

«El cerebro no discrimina; cuando te atrapa una canción estás muerto, y a esta canción también la has matado. Espero que nadie se atrape en ninguna de nuestras canciones»

 

Y los títulos, porque la palabra «fuego» ya aparecía en la portada de Rumba a lo desconocido, debajo de vuestra foto, arriba, en lo alto, pero en pequeño. ¿Una casualidad?
David: Siempre es casualidad.
José: En Estopa 2.0 ya había una llama en la caverna. Inconscientemente nos estábamos acercando.
David: Bueno, el primer disco se llamaba Estopa y veinte años después es Fuego, porque arde la estopa. Es un paso natural. Y puede ser que en el próximo disco pasemos de ser Estopa a llamarnos Los Fuego.
José: ¡Los Hermanos Fire!

 

Tengo una duda sobre el accidente de vuestro Ford Escort con un Seat Panda en “La raja de tu falda”. Trabajabais entonces en Seat, ¿no habría sido más lógico que vuestro coche hubiera sido uno de esa marca y no un Ford?
José: Era un Ford Escort de nuestros padres.
David: A ver si te crees tú que en la Seat regalan los coches… (risas).

 

Hombre, pero conoceríais la calidad de lo que se fabricaba allí…
David: No. Mi padre tenía un Ford Escort, luego se compró un Audi… Siempre de segunda mano. Yo heredé el Ford Escort y no me metí ese piñazo, me metí otros, pero en plan sin querer. Nunca me choqué contra ningún Seat Panda por la raja de una falda.
José: Pura ficción.

 

Un amigo, Oliver, me ha preguntado dónde consideráis que habéis tenido una mayor evolución en estos veinte años de carrera, desde que se publicó vuestro primer disco: ¿en el aspecto musical o en el aspecto compositivo?
José: Yo creo que en los dos algo habremos evolucionado, ¿no? (risas). Musicalmente, nos hemos rodeado de grandes músicos desde que empezó nuestra carrera musical. Esos maestros se notan a la hora de tocar a lo largo de los años. Y lo de componer, va cambiando, porque vas escuchando otras cosas, aprendiendo otros acordes, otras maneras…
David: Sonidos. Una discoteca tiene un sonido muy determinado. O como el infierno, que para mí es AC/DC. Te puedes poner en distintas situaciones, y la música es eso, también películas; podemos decir que hay una canción que es «muy Tarantino», que no es músico, pero eligió unas bandas sonoras que la hacen tener un sello. ¡O Morricone! Cuando decimos «Morricone» es como decir «Tarantino» o «Martini» [referencia al spot publicitario de 1995].
José: El de Martini con un poquito menos de trémolo.

 

¿Cuántos genios habéis visto en una fábrica?
David: A mi lado había un tío que era químico. No sé si era un genio, pero sí era químico. Yo no había estudiado en la universidad, no había hecho la selectividad. Me quedó inglés, pero esa es otra historia. Y aquel pavo, que era licenciado en química, estaba ahí, poniendo tuercas. Yo pensaba: «No sé si será un genio, pero este tío es más listo que nosotros seguro. ¿Pero qué hace aquí, como yo? ¿Yo no he estudiado y éste está así? Qué injusto».

 

¿Nunca le preguntasteis por qué estaba allí?
David: No tenía trabajo de lo suyo, evidentemente. Le preguntamos. El tío estaba ahí con dos cojones. Una lección de vida. Yo se lo cuento a mi hijo, pero es una mierda de consejo; mi hijo puede decir que no hay futuro y que pasa de estudiar. Él puede elegir y no acabará en una fábrica, como nosotros. Y si no hubiéramos tenido esta suerte habríamos acabado en la fábrica, en el bar, en el mercado vendiendo pescado o en la construcción.

 

«La Luna es lo más próximo que tenemos a un país»

 

¿Se puede escapar de un entorno?
David: No. Escapar por la lotería, por un golpe de suerte, sí, pero es tan difícil… No quiero que nos usen como el símbolo del ascenso social. Es pura suerte. La rueda de la fortuna.

 

El primer tema de Fuego, “Atrapado”, habla de estar atrapado en el tiempo, en la Luna, en un ocho… ¿Pero se podría escapar de una canción?
David: A veces es imposible.
José: A veces, ni en silencio, sin escuchar música. La tienes ahí y no se te va.
David: Debe ser un poquito de esquizoides, algo que tienes en el cerebro, algo tóxico… Como cuando te despiertas por la mañana escuchando «dame más gasolina…».
José: Aunque no te guste. Y cuanto más llamativa sea, más te va a llamar la atención, por buena o por mala que sea.
David: Con cualquier mierda, ¿eh? [David canturrea] «Son las fabulosas Tortugas Ninja, son las fabulosas Tortugas Ninja…». Anoche ya nos acostamos con esto en la cabeza. Y esta mañana, al despertarnos, José me ha llamado para cantarme: «Son las fabulosas Tortugas Ninja, son las fabulosas Tortugas Ninja…». Nos habíamos levantado con esa mierda. Pero me puedo levantar con eso o con una canción de Mecano. El cerebro no discrimina; cuando te atrapa una canción estás muerto, y a esta canción también la has matado. Espero que nadie se atrape en ninguna de nuestras canciones.
José: Tienes que concentrarte en otra cosa o jugar a la consola.
David: Una ducha fría, que te den un masaje…

 

Hay bastantes referencias a los sueños en vuestras canciones: “Camiseta de rokanrol”, “Despertar”, “Atrapado”, “Como Camarón”, “Pesadilla”… ¿Os tiene atrapado el sueño?
David: Yo le presto mucha atención a los sueños.
José: Yo también. A veces a mi hermano, cuando me despierta por las mañanas, le dijo que me deje un rato más, «hasta que salgan las letras [créditos]».
David: Un día me dijiste que esperara a que terminaras el sueño (risas).

 

No es fácil retomar un sueño.
José: Pero se puede. Cuando ya eres un poquito consciente puedes controlar tu sueño.
David: Hemos acabado canciones que no podíamos terminar en vigilia. No nos salía una parte B o una parte C y en sueños salía la letra completa. “Vino tinto”, por ejemplo.

 

¿Qué utilizáis para que no se os esfume lo que habéis soñado? ¿Lo grabáis con el móvil?
David: Esa vez me levanté, cogí la guitarra… Incluso era una melodía nueva. Melodía y letra. Todo empaquetado.
José: Todo lo que podemos lo grabamos ahora. Pille donde pille.
David: Ya tengo un poco más de consideración con la familia y los vecinos, pero antes me levantaba y tocaba, aunque fueran las tres. Ahora lo que hago es susurrar (y grabarlo).

 

«Hemos acabado canciones que no podíamos terminar en vigilia. No nos salía una parte B o una parte C y en sueños salía la letra completa»

 

“Yo no estoy loco” dice: «Yo no estoy loco, solo sigo un sueño». En el “El último renglón”, la letra dice así: «Sigo tratando de entonar un La menor que me rescate la mente fuera de mí». Finalmente, en “Escrita en la frente”, destaco esta parte: «Un amigo me ha contado: ‘No se te ve el pelo, tío’. Pero no es que esté encerrado, es que ya no salgo conmigo». ¿Hablan estas tres canciones de una lucha contra uno mismo?
David: Sí. Son tres canciones diferentes con temáticas que pertenecen a cánones de historias que tengo y siempre me salen: la del héroe, la del antiguo, la del dinero, el antihéroe, a lo mejor la del sueño, las flipadas de la Luna… Son como universos en los que nos apoyamos para construir una historia. Y puede ser que en distintas canciones seamos recurrentes con una palabra o con un concepto como el de los sueños, por supuesto: «Y una vez soñé que estaba en un casino, que gané un millón y que iba de camino», «el del medio de Los Chichos se me ha aparecido en sueños»…

 

¿Se puede cambiar la luna por un globo?
David: No.
José: Sí.
David: No, hombre, no se puede cambiar la luna por un globo.
José: Pero te la puedes imaginar.
David: Pero si rima con «una»…
José: Ya, pero yo no iba por la rima. Yo iba por poner un globo en lugar de la luna.
David: Pero la luna mola, hombre. Yo soy muy lunático, aunque no creo en ella.
José: Pero si le echas imaginación…
David: No. Me gusta verla.
José: Puedes ver OVNIS donde hay globos.
David: Ya, pero… A mí la luna me gusta. Un día vino a casa la «tita» Angelita. Era la primera vez que salía del pueblo e iba a Barcelona. Se sentaba en nuestra terraza y preguntaba: «¿Ésta es la misma luna que tenemos en el pueblo?». Eso me hizo reflexionar. Yo le decía: «Sí, tita, es la misma». Por eso estoy muy flipado con eso, porque todo el mundo la ve igual, desde todos los sitios, y no gira. Es como algo común, algo nuestro, lo más próximo que tenemos a un país. O el país de las nubes. Sería perfecto.

 

¿Por soledad hablamos con Siri?
José: Siri es también como un desahogo.
David: Empezó como una broma esta canción, pero luego se convirtió en algo serio.
José: Hay mucha gente que insulta a Siri y le dice de todo. Lo utilizan como su psicólogo para quitarse sus mierdas.

 

Al escuchar la canción me acordé de la película Her, de Spike Jonze.
José: No la he visto.
David: Yo la vi después de hacer la canción (“Pobre Siri”). Un colega al que se la puse me dijo que tenía que verla. Y… joder, cuando la vi comprendí muchas cosas. Pero yo no voy exactamente por ahí en la canción. Primero, porque es una canción de amor a una inteligencia artificial y pelis sobre eso hay muchas, pero creo que canciones no hay, que es la primera. Y segundo, porque me pongo de parte de la inteligencia artificial, en el sentido de que no tiene sentimientos, no sabe dónde está y encima la están criticando, la llaman «hija de puta»… ¿Por qué le dicen eso? No ya por ella, porque no los va a escuchar, sino por lo que tienen en la cabeza para hacer eso.
José: El día que gane poder y conciencia…
David: …y gane y domine la tierra…
José: …nos vamos a cagar.
David: Bueno, yo soy colega, soy de los suyos.

 

¿Qué le diría Siri a los hermanos Muñoz?
David: A mí siempre me dice que no me ha entendido bien.
José: Aunque hablamos con Siri sin querer, yo sé que ella nos escucha. Ahora mismo nos está escuchando.
David: Siri, a mi hermano, le dice «cariño». No sé cómo lo ha hecho.
José: Me llama «cariño» y lo hace con cariño. Yo no sé. Será porque yo soy «Cariño» en el teléfono de mi mujer y me llama así.
David: Pero no tiene nada que ver, José.
José: Yo no sé por qué cogió ese nombre, ese «input».
David: Le gustaste. A lo mejor tiene un poquito de sentimientos.

Artículos relacionados