Epoch, de DeYarmond Edison

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DISCOS

«Una caja que tiene valor como entidad propia y, también, como vía para descubrir los antecedentes de Bon Iver y Megafaun»

 

DeYarmond Edison
Epoch
JAGJAGUWAR/POPSTOCK, 2023

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Aunque puede que se conozca algo del pasado de Bon Iver (Justin Vernon) antes de editar su primer disco, For Emma, forever ago (2017), y de los que antes fueron sus compañeros, bautizados luego como Megafaun (Joe Westerlund y los hermanos Phillip y Bradley Cook), muy pocos han tenido la ocasión de escucharlos. Pues bien, esta caja de cinco elepés, cuatro cedés y un libreto de ciento catorce páginas viene a suplir esa laguna, con ochenta y tres cortes que repasan todo lo que editaron y numerosos inéditos.

Los cuatro coincidieron en el instituto de Eau Claire, en el valle Chippewa de Wisconsin. Pronto dejaron atrás el nombre previo de Mount Vernon para rebautizarse como el DeYarmond Edison Quartet, con un álbum debut que grabaron desnudos en una iglesia presbiteriana local. Luego llegaría Silent signs en 2005, antes de separarse. Aquí aparecen un par de canciones de Mount Vernon, dos de Justin Vernon antes de formar la banda, los dos álbumes del grupo y lo que produjeron en el último año de experimentación colectiva que cambió sus vidas cuando se mudaron a Raleigh, Carolina del Norte. Por eso, se incluyen también grabaciones en directo recogidas durante su residencia en la Galería Bickett de Raleigh, su momento más creativo, y el concierto de 2006 en el teatro Mabel Tainter de Wisconsin, dejando para el final el primer ensayo de Megafaun y canciones de Justin Vernon agrupadas como Hazeltons previas a su primer álbum en solitario, más tomas de su reunión en 2014.

Quien descubriera a Bon Iver posteriormente, no se va a sentir defraudado. Bien se podría entender este recopilatorio como los apuntes de lo que vendría después, si acaso más cercano entonces al folk y la americana, y menos electrónico. Hay rendiciones a capela más intensas (“Handwriting on the wall”) o calmadas (“Look down that long, lonesome road”), blues góspel percusivo con solo sus voces en “Baby done got your number”, delicadas piezas de orfebrería como “Silent signs”, “Easy” o “Time to know”, acercamientos al bluegrass (“Love long gone”), momentos pop que adelantan colaboraciones como las de Vernon con Taylor Swift (“Dead anchor”) y primeras versiones de otros temas posteriores (“Hazelton” se convertiría en “Helocene”). En resumen, aquí está la historia de cómo los cuatro iban encontrando su voz y el dominio de sus propias influencias, en una caja que tiene valor como entidad propia y, también, como vía para descubrir los antecedentes de Bon Iver y Megafaun.

Anterior crítica de discos: Relentless, de Pretenders.

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