El Drogas se va a comer

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El Drogas: «El sudor me lo limpio yo solo, que es lo que me enseñó mi padre que había que hacer»

 

El legendario músico presentaba el pasado viernes ante la prensa la caja El Drogas (Barricada-40º), editada por El Dromedario. Un tesoro que recoge el concierto ofrecido el 10 de junio de 2023 en el Navarra Arena de Pamplona y que aguarda mucho más. Allí estuvo Carlos H. Vázquez.

 

Texto y fotos: CARLOS H. VÁZQUEZ.

 

No podía ser de otra manera. Enrique Villarreal, o lo que es lo mismo, El Drogas, recibe a la prensa sobre el escenario de El Palacio de la Prensa de Madrid tocando “Ya no anochece igual” y “Sin lámpara” a la hora del aperitivo.

                  –Quítame las botas y llévalas a casa… La chupa manchada si quieres la abrazas… Y escribe un deseo con ceniza gastada… Que nunca se escape de tus manos cerradas.

Pañuelo rojo en la cabeza, guitarra acústica de doce cuerdas y gafas de sol, El Drogas maneja la puesta en escena con espontaneidad. «Nos apetecía recibiros con lo que sabemos hacer… Un poco de ruido», saluda El Drogas con su voz de lija del ocho. Le acompaña su banda: Txus Maraví a la guitarra y Eugenio Aristu Flako con el contrabajo, además de Nahia Ojeta, el nuevo batería, «porque a Brigi [Brígido Duque Escalona] le dimos una paliza, lo hemos dejado en coma y hemos cogido a Nahia», bromea el músico provocando la risa de los presentes. Ha hilado fino El Drogas con el chiste, pues Brigi ahora está con Koma. La reciente incorporación, de hecho, es paisana del anterior batería, de Burlada. El Drogas aporta más datos: «Nahia viene de familia muy musical. Su tío (Juan José Ojeta) estuvo conmigo en el primer proyecto de Txarrena y en La Venganza de la Abuela. Su tía (Arantxa Ojeta) formó parte de las coristas que hizo la gira de teatros con Barricada en un formato más acústico». Y remata con otro chascarrillo, todavía señalando al joven batería, que está sentado a su derecha: «Quizá a alguien le suene, porque Nahia es el batería que más le ha durado a Boni (Francisco Javier Hernández Larrea)».

Esta introducción sirve para presentar la caja El Drogas (Barricada-40º), editada por El Dromedario, que recoge el concierto del pasado 10 de junio de 2023 en el Navarra Arena de Pamplona ante doce mil personas. Muy atrás han quedado los tiempos de actuar para unos pocos. «Mentalmente, han sido sesenta y cuatro años», responde El Drogas a EFE EME. Este «arrope de banda» es lo que le hace ser muy optimista al decirlo, con todas sus consecuencias. «Pero físicamente no soy aquel, solamente cuando voy de regreso a casa y el sol me da por detrás; la sombra mide dos metros y la veo finica. Luego, cuando me pongo de perfil en casa, veo que no soy el que era», pero no le importa en exceso. «El sudor me lo limpio yo solo, que es lo que me enseñó mi padre que había que hacer», cuenta. Aquella lección recibida –afirma– le ha resultado muy ventajosa con respecto a otra gente cuyo sudor les ha llevado a un desnivel intelectual que le resulta bastante preocupante.

 

Una de piratas

Contundente es el cofre de color blanco que se está promocionando. Es una edición cuidada, literalmente de peso, un jugoso «regalo» para los seguidores, empezando con el libro con las letras del concierto en el Navarra Arena manuscritas por El Drogas y las fotografías de Ángel Delgado, Dani Fernández y Pablo Martínez. El buen gramaje y la impresión de las fotos seguro que lo iban a agradecer muchos de los fotógrafos de este encuentro con la prensa.

Otro de los periodistas allí acreditado le pregunta a El Drogas si puede abrir la caja y enseñar lo que tiene dentro. No le va a hacer falta ni siquiera levantarse del taburete para esto: «La historia está relacionada con que yo, todos los 18 de abril que estoy en Iruña, voy al rastro de la Txantrea, a cincuenta metros de donde yo vivo, para recordar aquella primera fecha en la que nos presentamos Barricada tocando unas canciones». Esto fue una buena excusa para pensar en hacer ocho o diez fechas, aunque se fue ampliando el calendario; al final resultaron ser un «porrón» de salas y la mayoría de veces doblando.

 

«Una edición cuidada, literalmente de peso, un jugoso «regalo» para los seguidores»

 

Tal fue la demanda, que para cerrar la gira y elegir entre el Zentral y la Totem se tiraron a la piscina y decidieron hacerlo en el Navarra Arena. «Ahí es donde sale el txitxi (carne) de esta caja». Tres vinilos, dos cedés y luego el deuvedé del directo. Uno de los tres plásticos es un extra que homenajea a los discos piratas que Enrique compraba a últimos de los setenta y primeros de los ochenta cuando Barricada tocaba los sábados en Madrid. «El domingo por la mañana me despertaba rápido, desayunaba y me iba al Rastro. ¡Era la hostia! Iba a los puestos de cintas y pillaba todo lo que encontraba de Leño». Pone de ejemplo un directo en Carabanchel que a él le gustaba aunque sonara horrible. Las casetes recopilaban grabaciones de dos o tres canciones en diferentes lugares. En su caso, El Drogas no ha querido desvelar a qué sala pertenece cada canción para que todo aquel que acudió a alguno de los conciertos piense que estuvo allí. «Pero realmente todo el mundo ha estado presente porque nos hemos visto en volandas en todos los sitios que hemos acudido».

El Drogas, como se diría, tiene carrete. «Si queréis que corte en un cierto momento, me decís que me calle». Le pasa el micro a sus compañeros de grupo, con los que se despedirá tal y como empezaron: haciendo música en directo sobre un escenario. Suena “Azulejo frío”. Pero será un cierre en falso.

…de tejado en tejado, con algunos compadres… Cigarritos de la risa, que la vida va pa’lante.

«Como veo que no os vais… ¡Otra ahí!». Enrique Villarreal no se descuelga la guitarra. Se gira hacia Txus, Flako y Nahia y hace la cuenta atrás.

                  –Ando a sabiendas de que todo va despacio… Y me pilla la trampilla por los pies… Sueño cuando aprieto con los ojos muy cerrados… Y es tu aire quien me quita la sed.

Y con el eco de “Al salir la luz” El Drogas se va a comer.

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