El disco del día: The Sound of Arrows

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«Las canciones son agradables si las expectativas no son demasiado exigentes. Para entendernos, son el grupo de espectro indie que mejor sonaría en una radiofórmula»

The Sound of Arrows
“Voyage”
GEFFEN RECORDS

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

De entre todos los grupos que en estos años han adoptado maneras del synth pop de los 80 –Adventure, de los que hablábamos hace poco, o nuestros Souvenir–, The Sound of Arrows son los que han causado más polémica. Este dúo sueco ha tardado bastante más de dos años desde su epé de presentación –y alguna canción suelta– en ofrecernos el elepé que iba a marcarlos como la gran promesa electrónica del siglo XXI. Y a partir de aquí ha estallado la discusión entre los que todavía creen que hay margen para la promesa o los que creen que ya está bien de engaños.

¿Juicio? Pues cierto es que usan de trucos bien efectistas como coros de niños o un amaneramiento constante en las voces o en la imagen, pero las canciones son agradables si las expectativas no son demasiado exigentes. Para entendernos, son el grupo de espectro indie que mejor sonaría en una radiofórmula. Así que si por un lado recuerda a los Pet Shop Boys, por otro tiene como modelo a los Hurts, Ace of Base o hasta el mismísimo Vangelis, o a Jean Michel Jarre con su misticismo de sintetizador en la instrumental ‘Lost city’.

En realidad, y con alguna recuperación de canciones ya conocidas, “Voyage” es un proyecto conceptual, un álbum en el que las canciones juegan al escapismo, a la fantasía de la libertad. Pero, al fin y al cabo ¿Cómo son las canciones? Pues seamos claros y empecemos con ‘Into the clouds”, que podría sonar en un disco-pub de barrio en el 86. Es el disco de este género de las melodías más televisivas, el más pulcro, el de sonido más transparente, el de más agradables canciones. Ejercicios  de estilo de clase superior.

A partir de aquí, descargas de teclados totalmente bailables, en noches sin mucha locura, eso sí. ‘Nova’ o ‘Wonders’ son de ese calado. Algunas tienen más elegancia, ‘My shadow’ o ‘Magic’ son las más magnetizadas por los Pet Shop Boys, con esa mezcla de melancolía, electrónica y luces estroboscópicas. A todo ello ‘Ruins of Rome’ le añade un aliento épico descargado desde el riff de trompetas. Hasta aquí bien, pero llega ‘Conquest’ y se acercan peligrosamente a Modern Talking. No juzgo, pero resulta sumamente revelador que un grupo que en su época era infumable hasta para los degustadores del estilo, hoy resulta referencia cool. Dos bonus track completan el conjunto que, siendo un buen disco, gustará especialmente a los que tengan como referencia esta estética, y les guste que se acerque a criterios comerciales.



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