El disco del día: David Bowie

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«Al camaleón aún le queda munición, con tres cuartos del álbum alcanzando el notable»

David Bowie
“The next day”
SONY

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

No es complicado desmenuzar el nuevo disco de David Bowie, realmente se trata de un cruce entre “Heroes” y “Lodger” por una parte, y “Heathen” y “Reality” por otra. Es decir, una mezcolanza entre los últimos capítulos de su época europea de finales de los setenta y el pop de las dos últimas obras que firmó antes de esa retirada de diez años a la que ahora pone fin. Y siguiendo esa línea, “The next day” no alcanza la brillantez de su época experimental europeísta pero supera de largo sus antecesores inmediatos. Lejos de una producción brillante, la nueva de obra de Bowie no precisa de lujos para hacer lucir unas canciones bien construidas, en las que los sonidos se colocan en un primer plano, llevándolo todo al frente y sin sutilezas, con mucho más grosor que en los citados “Heathen” y “Reality”. Bowie vuelve a remangarse y ensuciarse las manos, lo mismo hace apreciaciones irónicas sobre la relación entre público y estrellato, que se da un paseo por los bajos fondos o cede ante su lado más romántico, pero siempre con la sensación de que el álbum y sus canciones deben colocarse en la misma dimensión que el oyente, cogiéndole de la mano y dándose un paseo con él.

Y no se trata de un disco perfecto. El rock sin contemplaciones de ‘(You will) Set the world on fire’ y ‘The next day’ y la excitante experimentación de ‘Love is lost’ (con un teclado como guía y un sonido de batería que recordará a “Low”) se encuentran con momentos insípidos como ‘Where are we now?’ (canción corriente aupada por la expectación de un primer single), aunque las bondades del álbum ganen el pulso. ‘If you can see me’ hace añorar al Bowie más osado, pero las fantásticas ‘Valentine’s day’ y ‘I’ll take you there’ (increíblemente relegada a bonus track) hacen ver que al camaleón aún le queda munición, con tres cuartos del álbum alcanzando el notable.

Ahora se habla de giras, conciertos, pero lo realmente interesante sería que David Bowie se quedara en casa y continuara moviéndose en esta dirección, porque la inspiración sigue de su lado y aún puede seguir apurando. En su día, “Heathen” y “Reality” fueron celebrados por aquellos que no entendieron la experimentación de Bowie en la primera mitad de los noventa, pero al margen de ello, “The next day” consigue crear un entramado sonoro e intelectual mucho más rico, partiendo del formato sencillo de los citados discos.

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