“Egypt station”, de Paul McCartney

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DISCOS

Un compendio de todo lo que ya conocemos de Paul McCartney, tanto lo mejor como lo peor”

 

Paul-McCartney-Egypt-Station-20-09-18

Paul Mccartney
“Egypt station”
CAPITOL

 

Texto: JAVIER MÁRQUEZ.

 

Cinco años después de su último trabajo de estudio, “Egypt station” es un compendio de todo lo que ya conocemos de Paul McCartney, tanto lo mejor como lo peor. Tenemos por un lado un variado abanico estilístico a lo largo de los dieciséis cortes de este innecesariamente extenso trabajo: baladas a piano, rock, folk, algo de funky y el mejor pop de la casa. Hay también influencias o referencias geográficas diversas, y textos que van desde proclamas pacifistas (‘People want peace’) a reflexiones sobre el paso del tiempo (‘Do it now), apuntes sobre el bullying (‘Who cares?’), baladas intimistas (‘I don’t know’ o ‘Hand in hand’) e historias de amor para todos los gustos (‘Fush you’ o ‘Back in Brazil’).

Con este nuevo trabajo, producido junto a Greg Kurstin (Adele, Foo Fighters, Beck), McCartney ha conseguido alzarse a lo más alto de las listas de éxitos estadounidenses treinta y seis años después de lograr esa proeza con “Tug of war”, y no deja de ser curioso que lo haya conseguido precisamente con estas canciones. Aunque moviéndose siempre en su zona de confort musical, al exbeatle suele gustarle experimentar un poco, y a sus 76 años parece que no quería volver a ofrecer “lo de siempre”. El problema con “Egypt station” es que empieza, se desarrolla, termina… y no hay manera de encontrarle el hilo conductor a un álbum que huele a conceptual desde lejos; no le faltan ni interludios instrumentales. Solo falla en “eso”: el concepto, que no aparece. No es la primera vez que McCartney ofrece una compilación desigual de temas, que van desde lo brillante a lo intrascendente, porque la calidad mínima, como el valor en el soldado, se le presupone ya a alguien con su historial. En este caso, además, falta la argamasa que les de un sentido de común de álbum.

Quizás el mayor problema de este disco sea que, esperando esa obra conceptual, nos encontremos precisamente con lo contrario, una reunión de canciones sin más nexo común que ser nuevos intentos por parte de un compositor excelente por demostrar que aún tiene mucho que ofrecer. Y lo tiene, desde luego, y la prueba es que sigue siendo capaz de alumbrar éxitos como ‘Fush you’. Una pena que no se haya afinado más el tiro, descartado canciones y concretado el sentido para ofrecer un trabajo más depurado y coherente.

 

 

Anterior crítica de discos: “Raise vibration”, de Lenny Kravitz.

 

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