“Blues de la frontera”, de Marcos Gendre

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LIBROS

“Entiendes cómo ‘Blues de la frontera’ es la vanguardia y la pureza del flamenco al mismo tiempo”

 

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Marcos Gendre
“Blues de la frontera. Anarquía y libertad de los Amador”
EFE EME

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Que “Blues de la frontera” es uno de los discos clave de la andadura musical de nuestro país es algo obvio. Lo sabe cualquier aficionado con curiosidad y cualquier lista de mejores discos de cualquier revista. Así que una de las colecciones que trabaja con bisturí para desentrañar las tripas de discos esenciales, en algún momento tenía que ocuparse de él. Y lo hace aquí Marcos Gendre, gallego y más que prolífico periodista. En la profesión nos admiramos de que pueda escribir tanto y tan bien. Y deja el documento definitivo sobre un disco que es válido en sí mismo y en la apertura de nuevos caminos que, sin quererlo, propició.

Un libro que aborde el análisis al completo de una obra musical ha de contar, por lo menos, con dos cauces. Y no muchos más. El primero es el del contexto, el abono que hace que en un momento determinado alguien con talento pueda hacerlo florecer. El segundo es el análisis de las canciones, a poder ser desde que germinan como idea hasta que se resuelven como mezcla definitiva. De las dos cosas dispone el libro de Gendre sobradamente.

El contexto se inicia allá por los años sesenta, cubre la situación en nuestro país de la música de raíz y la pone en correspondencia con el proceso que sigue el blues. La convergencia la resuelven Ricardo Pachón —nos cuenta cómo entra en un estudio de grabación por casualidad, sin tener ni idea de producir— y Smash, que gozan de un capítulo casi en exclusiva. La información llega hasta esos detalles que dan color.

También se revela como esencial el disco que el guitarrista flamenco Sabicas grabó con el bluesman Joe Beck uniendo para siempre ambos géneros. Esencial, más por la jugada que por su repercusión inmediata entre el público. Y de aquí nos trasladamos a la Sevilla que había vivido un hipismo exaltado, por la que corría la droga que daba gusto y que estaba preparando los fastos de la Expo de 1992 al mismo tiempo que existía en los barrios marginales un poderoso latido de música popular, de la auténtica. De aquí habían salido los discos de Veneno y los primeros de Pata Negra, como “Guitarras callejeras”. Y ya posterior a esta explosión, un breve repaso a cómo surgió lo que después se llamó nuevo flamenco.

Esto es el contexto. Para el análisis de las canciones, Gendre acierta en entregar la voz a todos los que participaron de la grabación del disco o a gente cercana a los Amador. El productor, familiares o amigos como Cathy Claret, algunos periodistas, los miembros del grupo, el dueño del local de ensayo. Y, cómo no, Raimundo y Rafael. Ello hace que cada canción no goce de un análisis sesudo sino que asistamos a ella con comentarios de los protagonistas bien ordenados.

Hay una prueba para comprobar que el libro acierta al explicar el disco. Si ya es conocido este por el lector, se van pasando páginas, se vuelve a escuchar y se comprueba si las canciones te dicen más. En este caso te dicen mucho más, las notas más iluminadas y entiendes cómo “Blues de la frontera” es la vanguardia y la pureza del flamenco al mismo tiempo.

Anterior crítica de libros: “Antes del huracán”, de Kiko Amat.

 

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